‘la piedra de la paciencia’: verdades que no quieren ser oídas

En un mundo donde la guerra se asume como un estado de vida natural; en un mundo donde no sentir, no expresar y no hablar es lo correcto; y en un mundo donde las mujeres no tienen elección se desarrolla este intenso cuento de Atiq Rahimi (Tierra y cenizas). La piedra de la paciencia se vertebra sobre el monólogo de una mujer afgana: un discurso lleno de desasosiego, dolor, reproches y rabia, pero también un discurso lleno de ilusión, esperanza y anhelos.

Su protagonista, una renegada/convencida esposa y madre, se ve condenada a cuidar de su marido en estado vegetativo. Lentamente su condena se convierte en liberación cuando decide confesar a su esposo todo aquello que nunca pensó que podría confesarle. De esta manera, el marido se convierte en su piedra de la paciencia particular, una roca de la mitología persa a la que puedes confiarle tus penas y aliviarte así de ellas.

Basada en la novela del propio director, La piedra de la paciencia nos escupe a la cara una serie de verdades que nadie quiere oír, al mismo tiempo que su protagonista se va despojando de sus tabúes, secretos y mentiras. Pese a desarrollar prácticamente toda la historia en una misma habitación, la cinta resulta de todo menos asfixiante gracias a la mirada, la voz y la luz de Golshifteh Farahani, inmersa en un personaje que llena cada plano. Los únicos momentos en los que nos falta el aire son aquellos en los que la protagonista roza la locura, culpable por disfrutar de algo que nunca había experimentado: la libertad.