Revista En Femenino

La primera abogada, Victoria Kent (1889-1987)

Por Sandra @sandraferrerv
La primera abogada, Victoria Kent (1889-1987) Victoria Kent fue una de las figuras femeninas más destacadas de la historia siglo XX. Fue pionera en muchas de las cosas a las que se dedicó con profunda entrega y determinación. Primera mujer en ser colegiada como abogada, primera mujer en participar como tal en un consejo de guerra y primera mujer en ocupar un cargo político al asumir la Dirección General de Prisiones. En su exilio forzado por la Guerra Civil, cuidó del bienestar de los más indefensos, los niños. Curiosamente, a pesar de ser una mujer defensora de su género, se negó a defender el sufragio femenino. 

De un hogar liberal a un consejo de guerra Victoria Kent Siano nació en Málaga el 3 de marzo de 1889 en el seno de una familia liberal. Su padre, José O'Kent Román, era un comerciante de ascendencia inglesa, y su madre, María Siano González, era ama de casa. Era la tercera de cinco hermanos, todo varones menos ella, quienes cuidaron de su única hermana con gran cariño. La infancia de Victoria transcurrió tranquila en el barrio malagueño de la Victoria. Victoria recibió su primera formación de manos de su madre, quien le enseñó a leer y escribir, hasta que la familia contrató a profesores particulares y posteriormente se matriculó en la Escuela Normal donde se sacó el título de maestra. En 1916 se trasladó a vivir a Madrid para empezar sus estudios universitarios en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid. En 1924, tras haber obtenido la licenciatura en derecho, conseguía también el doctorado y se convertía en la primera mujer en ingresar en el Colegio de Abogados. En los años que vivió en la capital, Victoria se instaló en la Residencia de Señoritas que dirigía María de Maetzu, otra gran mujer de su tiempo y de quien aprendió mucho y con quien colaboró estrechamente. Primero ocupándose de la biblioteca de la residencia y posteriormente participando con María en la fundación del Lyceum Club Femenino, una institución de la que nacería la Casa del Niño, una de las primeras guarderías de nuestro país.  La primera abogada, Victoria Kent (1889-1987) Victoria Kent continuó ejerciendo como abogada durante los años siguientes. Pero fue su intervención en el Consejo Supremo de Guerra lo que le dio un mayor prestigio. Fue en el año 1931 cuando dicho consejo juzgaba al Comité Revolucionario Republicano. Victoria asumió la defensa de Álvaro de Albornoz convirtiéndose en la primera mujer que participaba en un consejo de guerra.  Revolucionando las prisiones Aquel mismo año, meses después, Victoria Kent fue elegida por el presidente de la república, Alcalá-Zamora, como Directora General de Prisiones, cargo ocupado por primera vez por una mujer.  Durante los tres años que ocupó el cargo, Victoria tuvo un objetivo principal, dignificar y humanizar las prisiones así como priorizar la inserción por encima del castigo. Entre las distintas medidas que tomó para conseguir sus fines, se encuentran la mejora de las instalaciones, de la comida, la libertad de culto y la sustitución de las religiosas por funcionarias civiles formadas para ejercer su tarea en las prisiones. Quizás el gesto más significativo fue la eliminación de grilletes y cadenas que recogió para fundirlos y erigir una estatua en honor a otra gran mujer, Concepción Arenal.  En contra del sufragio femenino La primera abogada, Victoria Kent (1889-1987) La proclamación de la República en 1931 trajo consigo muchos avances liberales en lo que a leyes en favor de las mujeres se refiere. Una de ellas fue el sufragio femenino, defendido fervientemente por la diputada Clara Campoamor pero rebatida, curiosamente, por Victoria Kent. Ambas mujeres protagonizaron encendidos debates en el parlamento. Clara, como representante del Partido Radical, creía que el sufragio femenino era un paso necesario para avanzar en el camino de la emancipación de la mujer. Victoria, del Partido Radical-Socialista, por su parte, creía que la mayoría de mujeres aún no estaban preparadas para ejercer el voto. Primero había que formarlas y alejarlas de la influencia de la iglesia y de las clases conservadoras. En este sentido, Victoria estaba convencida de que si se aprobaba el sufragio femenino, el triunfo de la derecha estaba asegurado. No se equivocaba, la derecha ganó en las primeras elecciones en las que participaron las mujeres en 1933, aunque puede que la razón no fuera tanto la inclusión del voto femenino como la profunda división de la izquierda. Sea como fuere, ninguna de las dos mujeres salió elegida como diputada. Madame Duval Con el estallido de la Guerra Civil española, como muchos otros republicanos, Victoria marchó al exilio. Su primer destino fue París. Antes de marchar hizo distintos llamamientos a la población para que no abandonaran a los niños de los soldados que debían luchar en el frente. A muchos de ellos los acompañó en su evacuación hacia las provincias del norte para poder pasar la frontera. Debido a su dedicación, Victoria fue nombrada Primera Secretaria de la embajada española en París para que pudiera hacerse cargo de los niños refugiados.  Victoria dedicó todos sus esfuerzos a los exiliados en la capital francesa hasta que empezó la Segunda Guerra Mundial y se instaló el Gobierno colaboracionista de Vichy. Victoria se refugió en la embajada mexicana donde permaneció un año hasta que la Cruz Roja le proporcionó un piso en el barrio del Bosque de Bolonia. Allí permaneció hasta 1944 con una identidad falsa. Aquellos años, convertida en "Madame Duval", Victoria escribió Cuatro años en París, un libro de marcados tintes autobiográficos.  El largo exilio En 1948 Victoria marchó a su nuevo destino en el exilio. Esta vez a México donde permaneció dos años trabajando en la creación de la Escuela de Capacitación para el personal de prisiones. En 1950 marchaba a Nueva York a petición de Naciones Unidas, institución que reclamó su presencia y su experiencia en temas de prisiones. Fue en Estados Unidos donde vivió su más largo exilio. Allí fundó la revista Ibérica por la Libertad dirigida a todos los exiliados que como ella permanecían lejos de su patria. En 1977, casi cuarenta años después de marchar a Francia, Victoria Kent volvía a España donde fue recibida con cariño por todos aquellos que admiraron su labor. Pero Victoria terminaría sus días en su patria de adopción, los EEUU, donde moriría con 90 años, el 26 de septiembre de 1987. Atrás dejaba una larga vida de lucha por sus ideales.

 Si quieres leer sobre ella 

La primera abogada, Victoria Kent (1889-1987)
Mujeres para la historia: La España silenciada del siglo XX
Antonina Rodrigo 


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