Nadie nunca me había contado cómo era. Nunca. Nadie. Como esos grandes secretos, que todos callan, pero todos hacen.
Y entonces, sin quererlo, llegó el momento. Ya no podía más. Me moría de ganas. Me dolía de tantas ganas que tenía. Pero, ¿cómo hacer? Hacía rato que no me encontraba en una encrucijada, la super-mujer-que-puede-todo, y resulta que no sé cómo resolver esto.
Se me ocurre una idea, pero no sé si es lo "socialmente correcto". Nunca nadie me había contado algo así, nunca, y "a mí se me ocurrió", pero no sé si estará mal...
Pero dadas las circunstancias, no tengo alternativa. Miro a mi bebé recién nacido, que llora si lo dejo en su cuna o en el cochecito, y miro la puerta del baño, que está a tres metros, y parece que estuviera a mil kilómetros!
Siento que no puedo ir al baño dejando a mi bebé chiquito llorando en la cuna o en el cochecito, pero yo no puedo más de las ganas de ir al baño. Así que "se me ocurre" la genial idea de hacerle upa e ir así al baño!
Sssssíííííííííí!!!!!!! Así puedo ir, llego a tiempo, y mi bebé tranquilo a upa! No sé qué opinarán los demás si llegan a saberlo, pero yo pude calmar mi necesidad fisiológica y mi bebé tranquilo a upa! dos misiones cumplidas al precio de una!
Tanto lío, tanta historia, tanta "culpa" por anticipado... y después te enterás que la mayoría de las madres de niños pequeños van al baño y hasta se bañan con la puerta abierta!
Quise ponerle un poco de humor a la situación. Pasa que ayer, Louma de Amor Maternal hizo una pregunta en su página de Facebook, algo así como "¿hace cuánto que van al baño con la puerta abierta?" y yo me empecé a reír a las carcajadas. Mi respuesta fue "dos años y ocho meses, desde que nació mi hijo, por supuesto :)"
En serio, me acuerdo que los primeros días luego del parto, estuve en la casa de mis padres, porque había tenido cesárea y el papá de mi hijo trabajaba de noche, entonces no estaba en la hora "más crítica" (y menos mal, porque si hubiera estado sola las dos primeras noches, no sé qué hacía! Después no me quedó otra que acostumbrarme, siempre estuve sola)
Cuando volví a mi casa con mi bebé, pequeñito, de días, realmente me pasó algo así como la historia de arriba... no daba más de las ganas de ir al baño, estaba sola, y él lloraba si lo dejaba solito... y pensaba, y pensaba, y dije "bueno, otra no hay", así que con el niño a upa me fui al baño.
Después, siempre estaba sola, así que con él (que por más chiquitos que sean hay cosas que empiezan a entender), para ser más "prolija" ("correcta"), lo ponía en el cochecito y entrábamos los dos al baño, entonces él me veía y estaba tranquilo... luego termina siendo un hábito a tal punto, que ir al baño con la puerta abierta ya pasa a ser lo normal :)
Desde que él empezó a caminar, dejo la puerta abierta y él me acompaña, trae sus juguetes, o me abraza, o se sienta en su "pelela" que hasta ahora sigue siendo un adorno más del baño.
Cuánto cambia la vida, verdad? Y cuántas cosas que una antes ni se imaginaba empiezan a ser una nueva costumbre!
Vida de madre, "caóticamente" hermosa, como dice una publicidad en mi país!
PD: últimamente estoy medio desaparecida del blog, pasa que ando muy ocupada con varias cosas, porque, además de todo, también soy "mamá-estudiante" y estoy rindiendo finales. Ya volveré a seguir escribiendo! tengo algunas ideas pero poco tiempo!