Yo preferiría ser guapo a ser listo. Todo el mundo me dice que soy muy listo…pero eso no me sirve para nada.
Cuando el otro día pasé al lado de Olivia, yo creo que ni me miró, y eso que caminé despacito para que tuviera tiempo de fijarse en mí.
Dicen que la gente cambia a medida que crece; eso si que es verdad. Pero hay un problema. La gente cambia para peor. Yo no reconozco a mis padres en las fotos en blanco y negro que hay en casa. Y eso que ellos se sienten muy orgullosos de ellas.
A ver…cuando ya son mayores…¡mayores!, no están tan mal…..pero durante unos cuantos años de su vida, la gente es bastante fea. Incluidos mis padres.
Ahora creo que no soy guapo, dentro de unos años lo seré menos. No empezaré a mejorar hasta que sea como mamá y papá…que ya son bastante normales, de guapos, digo.
¿Podrá Olivia esperarme tanto tiempo?
Pero…¿y si Olivia cambia también? ¿y si de repente se vuelve fea y tiene que esperar a ser guapa otra vez un montón de años?
Entonces, en algún momento los dos seremos igual de feos….. ¡Bien! ¡Seguro que en esa época será más fácil que se fije en mí!
Cuando llegue a casa, voy a preguntar a mamá, como eran papá y ella cuando se conocieron, aunque me temo por las fotos, que estaban…….en plena edad fea.
Está claro….ese es el momento de enamorase, cuando los dos son más horribles…..Debe ser una prueba de amor.
Y ya luego, todo mejora.
Pobre Olivia, aún no sabe por lo que tiene que pasar.
Conducir es fácil … ¿raro título de literatura infantil, no?
Para este adulto diminuto…no.