La quercetina es uno de los miembros de la familia de los flavonoides con mayor actividad biológica y se encuentra en altas concentraciones en las frutas y las verduras.
En la quercetina radica quizá una de las principales razones del enorme poder terapéutico de la cebolla.
Algunas cebollas tienen tanta quercetina que el compuesto representa cerca del 10 % de su peso seco, de acuerdo con las pruebas de Terrance Leighton, Ph.D., profesor de bioquímica y biología molecular de la Universidad de California, en Berkeley.
La quercetina posee un variado potencial contra las enfermedades.
“La quercetina es uno de los agentes más poderosos contra el cáncer que se haya descubierto hasta ahora”, dice el doctor Leighton. Anula varios agentes cancerígenos, previniendo el daño del ADN celular, e inhibe las enzimas que fomentan el crecimiento tumoral. Recomiendo leer el articulo (alimentos que sirven como anticoagulantes)
La quercetina tiene también propiedades antiinflamatorias, antibacterianas, antimicóticas y antivirales. Trabaja a través del sistema inmunitario para amortiguar las respuestas alérgicas (inhibiendo la liberación de histamina de las células) y, por tanto, parece ser útil para combatir alergias, como la fiebre del heno.
En efecto, la quercetina tiene semejanza química con la cromolina, una droga antialérgica cuya acción consiste en inhibir la histamina. Este poder, unido a la actividad antiinflamatoria, podría explicar el efecto terapéutico reconocido de la cebolla contra el asma y las alergias.
La quercetina es antitrombótica y, como tal, contribuye a evitar la formación de coágulos en la sangre.