Revista Expatriados

La radicalización del Islam indonesio (5)

Por Tiburciosamsa

Precisamente, lo más interesante en el Islam indonesio en los años setenta y ochenta ocurrió fuera de la arena política. Acaso por el alejamiento de la vida política que se les impuso, los musulmanes indonesios entraron en un período de introspección y reflexión que les hizo muy receptivos para nuevas influencias procedentes de Oriente Medio. Hasta entonces las grandes influencias reformistas sobre el Islam indonesio habían sido los clásicos Muhammad ‘Abduh y Rishad Rida. A partir de los setenta, los musulmanes indonesios empezaron a interesarse por las ideas de los Hermanos Musulmanes, Hassan Al-Banna y el pakistaní Abu’l-A’la Mawdudi. Al final de la década, la revolución iraní tendría su impacto y dos pensadores iraníes encontrarían especial eco entre los estudiantes y los jóvenes intelectuales: Ali Shari’ati y Murtaza Mutahlari. La idea de un Islam revolucionario capaz de imponer un régimen justo sedujo a muchos estudiantes e incluso hubo conversiones al shiísmo.

Simultáneamente, algunos pesantren (escuelas coránicas) derivaron hacia el Islam más radical. El caso mas notable fue el de la red Ngruki. La red la establecieron dos indonesios de origen yemení, Abu Bakar Ba’asyir y Abdullah Sungkar. A finales de los setenta, trabaron contacto con elementos de Darul Islam y radicalizaron sus posturas, que no es que hasta entonces se hubieran caracterizado por la moderación. Sungkar llamaba a oponerse a la Constitución indonesia, porque provenía de los hombres y no de Dios, y a rebelarse contra quienes se resisten a la aplicación de la ley islámica. Los miembros de Ngruki debían fidelidad absoluta a sus líderes. Otras redes que abogaban por la misma radicalidad contra el orden establecido y se veían purificando la sociedad impía eran Hidayatullah y el Forum Komunikasi Ahlu Sunna wal-Jama’ah. El problema con todas estas redes es que los pesantren están muy integrados en la sociedad indonesia y su multiplicidad y su tendencia a convertirse en cenáculos radicalizados, hacía que fuesen de difícil detección para las fuerzas del orden. Aunque durante los años finales de Suharto, cuando la islamización se convirtió en el orden del día, las fuerzas del orden perdieron todo incentivo en meterse con estas redes. En este período también el DDII, bien subvencionado por Arabia Saudí y Kuwait, fue volviéndose más intransigente y cerrado: cristianos, judíos, musulmanes abangan, shíies, todos eran enemigos. En los ochenta se dieron también los primeros ataques terroristas islámicos a cargo de un grupo denominado Komando Jihad, que estaba animado y entrenado por antiguos veteranos de Darul Islam que habían atraído a algunos jóvenes entusiastas. Komando Jihad era rabiosamente anticomunista y aspiraba al establecimiento de un Estado Islámico. Influido por el salafismo renegaba del Islam abangan. Su modus operandi consistía en la colocación de bombas en clubes nocturnos, iglesias y cines y se financiaba mediante robos de bancos y de gasolineras.Hacia finales de los ochenta Suharto empezó a dar alas a la islamización del país. En general se aducen dos motivos principales. Por un lado, a medida que envejecía, se iba volviendo más religioso y es que hasta los dictadores le tienen miedo a la muerte. Por otro lado, constataba que su régimen era cada vez más contestado y pensó que el Islam podría proporcionarle esa legitimación que empezaba a faltarle. También pudo influir la percepción de que las FFAA ya no le apoyaban con la solidez de antaño con lo que desempolvar la otra gran fuerza superviviente, el Islam, resultaba un expediente atractivo.La reorientación islámica de Suharto se vio acompañada por el movimiento de la sociedad en la misma dirección. La reislamización fue un movimiento que afectó tanto al Islam tradicionalista como al reformista. Hubo muchos factores coadyuvantes. Con la despolitización del Islam, muchos islamistas habían ingresado en el gobernante Golkar y habían introducido la islamización social en sus políticas. De rebote esto había provocado que para los trepas el Islam se convirtiese en una opción atraciva, ya que podía ayudar a hacer carrera en la Administración. La red de Institutos Estatales de Estudios Islámicos (Institute Agama Islam Negeri- IAIN), que eran centros de educación superior dependientes del Ministerio de Religión, contribuyeron a crear generaciones de intelectuales musulmanes comprometidos con su religión. Un símbolo de la reislamización del país fue la creación de la Asociación de Intelectuales Musulmanes Indonesios, que se convirtió en el instrumento para que los intelectuales musulmanes influyeran en las políticas del régimen. Sus inspiradores fueron Imaduddin Abdurrahim y B.J. Habibie. Imaduddin había sido un proselitista muy activo en los medios estudiantiles y buscaba que el Islam jugase nuevamente un papel político preponderante en Indonesia. La gran suerte de Imaduddin fue que B.J. Habibie le comprase la idea. Habibie era a la sazón Ministro de Investigación y Tecnología y muchos veían en él al posible delfín de Suharto. Habibie aspiraba a conjugar Islam y modernidad, en la línea de lo que Mahathir había empezado a hacer en Malasia en la década de los ochenta. El ICMI podría ser el vehículo del Islam moderno con el que soñaba Habibie. Y además ICMI tenía una ventaja adicional: podria proporcionarle una base de poder propia, algo que le había faltado hasta entonces. Mientras que ICMI concitó inmediatamente el entusiasmo de los musulmanes reformistas, bastantes de los tradicionalistas no lo vieron con buenos ojos y se mantuvieron al margen. Muy pronto aparecieron en ICMI tres corrientes contrapuestas: los tecnócratas, que veían el ICMI en los términos de los equilibrios de poder dentro del régimen; los denominados neo-modernistas, de talante moderado y que querían un Islam social; y los radicales, encabezados por  Imaduddin y otros personajes como Amien Rais o Lukman Harun, que querían un Islam militante que asegurase el ascendiente de los musulmanes sobre los cristianos en el país y que fueron derivando hacia el fundamentalismo. Aunque los radicales ejercieron cierto ascendiente sobre la organización, en lo esencial estuvo controlada por los tecnócratas y los burócratas. ICMI se convirtió en un vehículo para trepar muy bueno.El ICMI fue el símbolo oficialista de la reislamización de la sociedad. Pero hubo otros símbolos que no transcurrieron por los canales oficiales. Uno de ellos fue KISDI, el Comité de Solidaridad con el Mundo Musulmán, formado por gente procedente del ala más radical del DDII, cuyo líder fue Ahmad Sumargono. Sus miembros estaban convencidos de que existia una conspiración judeo-cristiana-occidental para debilitar y sojuzgar a los musulmanes y se solidarizaban con todas aquellas situaciones en las que percibían que los musulmanes estaban siendo atacados, ya fuera Palestina, Mindanao o Afghanistán. Puestos a encontrar enemigos, encontraron un buen puñado de ellos: los chino-indonesios, los cristianos, los comunistas. Es lo que tiene ser un pelín paranoico. El KISDI, en su radicalidad, encontró que los últimos estertores del régimen de un Suharto tambaleante que cada vez buscaba más la legitimidad del Islam a falta de otras, era el caldo de cultivo perfecto para sus actividades. De hecho KISDI apoyaría a Suharto hasta el final.  



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