Revista Política
Hace años que conozco a Miquel Iceta, y sé por tanto qué se puede esperar de alguien como él. Lo que jamás hubiera imaginado -soy así de ingenuo, todavía- es que pueda haber en el mundo alguien con la frialdad suficiente como para encarar los medios como él hizo ayer y deponer -en todos los sentidos- una declaración tan estrafalariamente fuera de la realidad como la que hizo. Aquí no pasa nada, vino a decir, el Congreso del PSC tendrá lugar cuando toque -o sea, cuando nos convenga a quienes lo manejamos-, y en definitiva, ni Dios nos va a mover la silla a los que vivimos de esto. Todo con palabras muy neutras y educadas, eso sí.
No es que los dirigentes del PSC no se hayan enterado del descalabro del domingo, es que actúan como si la realidad no fuera con ellos. Lo mismo en el PSOE, a pesar de que el batacazo sufrido es aún más brutal que el del PSC. Y lo mismo en Izquierda Unida e Iniciativa por Catalunya, felices ellos porque se les ha aparecido la Virgencita de Lourdes y se han quedado más o menos como estaban.
Hace unas semanas comenté aquí la lista del PSC por Barcelona, y como una vez leídos los nombres que la componían daban ganas de meterla en cualquier sitio menos en una urna. El resultado, ahí está.
El porcentaje de participación promedio a nivel español ha sido del 66%. En Catalunya, el 55%; En Barcelona ciudad, el 52%; en Nou Barris, el distrito obrero por excelencia, el 45%. (en algunos de sus barrios apenas ha superado el 40%). El diferencial de participación entre la parte alta de la Diagonal y los barrios del noreste es de más de 20 puntos a favor de la Barcelona rica. En resumen, uno de cada dos barceloneses no ha ido a la urna, y de los que lo han hecho, dos de cada tres viven en los barrios ricos de la ciudad.
Sumen pues ambas variables, -unos partidos manejados por burócratas desideologizados e impertérritos ante los cambios sociológicos y los terremotos electorales- y una abstención galopante entre unas masas trabajadoras y populares que huyen de la política y de los políticos como de la peste, y tienen la explicación troncal del terremoto sucedido el domingo en Barcelona y en Catalunya.
Continuará.
En la fotografía que ilustra el post, Miquel Iceta, máximo responsable del aparato del PSC, verdadero Gran Hermano orwelliano del partido desde hace dos décadas.