La redondez de los huevos

Yo no sé si han advertido que así como se manipulan las estadísticas para utilizar unicamente la información que avala un prejuicio, también se inventan frases cuya ambigüedad sirve para defender ideas disímiles. Como la reestructuración que hiciera Macri en las avenidas , van en doble mano. Por ejemplo, además del "a lo Boca", el "poner huevos".
La frase se oye ambigua en la actividad culinaria, "poner huevos" en boca de un chef, ahogaría al chef de ambigüedad. En cambio, en el fútbol, "poner huevos" carece de ambigüedades y de todo, aunque los manipuladores tironean de la frase para hacerle caber sus antojos. Entonces, lo que para algunos significa correr, ir al suelo, rasparse, trabar con la cabeza, para otros significa aguantarse las patadas, no amedrentar, no fingir faltas. Lo que nadie se atreve a decir directamente es que el significado de "poner huevos" varía conforme a la limitación del jugador.
Redondo expresaba su enjundia ofreciéndose para recibir un pase, aguantando la pelota sin tirarse ante el primer pisotón rival, gambeteando y aguantando la pelota en zonas poco convenientes para no comprometer a un compañero, atreviéndose a la abstención, atreviéndose a ser Redondo. Insuflando en los compañeros la rebeldía que todo deportista necesita ante las adversidades.

Sin embargo, estos modos de expresar coraje son confundidos, a veces por error y a veces por propósito, con la actitud tribunera según la que el jugador hace aquello que a la hinchada supuestamente le satisface aún cuando fuese absolutamente contraproducente para el equipo. Entonces aparecen los futbolistas que traban con la cabeza a riesgo de dejar al equipo con un elemento menos para el resto del campeonato. En la portada de los periódicos se leerá: "Valiente futbolista dejó la vida en la cancha." Y no: "Confundido futbolista se suicidó dentro del área."
Afortunadamente, todavía existen muchos futbolistas a quienes les gusta el fútbol más que la demagogia.