Revista Cultura y Ocio

La secta de los asesinos

Por Eltiramilla

Después de haber leído la novela, propondría un cambio de título: La historia de Dubhe. Sería más acertado, si tenemos en cuenta que la guerra queda relegada a un tercer plano. De hecho se cuenta más sobre ella en la sinopsis de contraportada que en el interior del libro. La guerra, no obstante, está presente. Licia Troisi nos sitúa en un momento de posguerra, en un mundo de corte medieval donde la vida es dura y peligrosa, una tierra en la que Dubhe se las ha apañado muy bien desde pequeña. Tuvo suerte de cruzarse en el camino de un prófugo de la Gilda, el Maestro, que la entrenó y la preparó para enfrentarse a las dificultades de la vida. Dubhe es una joven dura y hosca, una protagonista hermética, solitaria y parca en palabras cuyo rol principal es el de sufridora, pues se enfrenta constantemente al dilema de matar o ser fiel a sus principios. Tanto es así que a partir de la página 300 me empezó a cansar tanta repetición. Eso sí, el estilo está muy cuidado; se toma su tiempo para avanzar, ya que la tendencia es detenerse en los detalles sin caer en descripciones largas.

Por su parte, la historia se vuelve un poco floja y resulta demasiado larga para lo poco que cuenta. Está narrada en dos tiempos, ya que el pasado de Dubhe se intercala con la historia principal: cuenta desde el fatídico accidente hasta que decide convertirse en ladrona. Curiosamente, estos capítulos están escritos en presente. Lo cierto es que esa historia pasada me gustó mucho más que la trama principal, que a mi modo de ver cae en la repetición y explota demasiado el victimismo de la protagonista. Es casi al final de la novela donde da un giro: cuando aparece el mago Lonerin se añade un nuevo elemento ajeno a Dubhe que enriquece bastante la acción. Digamos que es quien dará pie a la siguiente entrega de la saga, que espero tome los derroteros hacia los que apunta el desenlace del libro.

Las Guerras del Mundo Emergido puede presumir de tener un personaje principal muy bien perfilado que sin duda es lo más destacable de la novela. El papel de Dubhe es creíble y tiene la suficiente fuerza como para soportar el peso de la narración, pero al mismo tiempo es el defecto de la obra, porque la chica pocas veces va más allá de su propio conflicto interior.

Realmente esperaba más de este libro, quizás porque pensaba que iba a ser más épico. Se queda en una aventura entretenida con promesa de algo más. Habrá que esperar a la siguiente entrega para ver qué camino toman los acontecimientos.


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