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La sociedad de las cucarachas

Publicado el 31 julio 2016 por Revista Pluma Roja @R_PlumaRoja

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“El hombre es una especie narcisista por naturaleza, hemos colonizado hasta el último rincón de nuestro planeta, no somos la cúspide de la llamada evolución. Ese honor le corresponde a la cucaracha, capaz de vivir durante meses sin alimento y durante semanas si le arrancas la cabeza. Resiste la radiación. Si dios se ha creado a sí mismo a su imagen y semejanza, entonces yo declaro que Dios es una cucaracha.” Mohinder Suresh

La estructura social y hábitos de las cucarachas son muy diferentes de lo que conocemos. La verdadera naturaleza de las cucarachas no la conoce nadie, salvo yo, que las observo desde el principio de los tiempos. Las cucarachas, gracias a su maravilloso cuerpo, han logrado evolucionar a pasos agigantados. Hace ya millones de años que desarrollaron su conciencia y su inteligencia. Han observado silenciosamente a la raza humana, llegando incluso a aprender su lenguaje escrito en cientos de idiomas. Sin embargo, no han logrado desarrollar su tecnología a un nivel comparable al de ellos. Debido, más que nada, a su tamaño.

Sin embargo, usted que me lee, se preguntará: ¿cómo es posible que eso sea verdad, si las cucarachas parecen ser seres torpes y relativamente indefensos ante nosotros? Pues bien, resulta que las cucarachas que deambulan en la superficie son las exiliadas de la sociedad de las cucarachas.

Las cucarachas viven organizadas debajo de la tierra. Tienen una sociedad compleja y desarrollada. Las cucarachas que cometen crímenes atroces, o aquellas reincidentes, son condenadas a una degradación genética que atrofia sus capacidades mentales y las de sus descendientes. Luego son enviadas a la superficie, a la penosa condena de convivir con los humanos y comer de sus desechos.

Las cucarachas de debajo de la tierra llegaron a percatarse del daño que la raza humana causa al planeta. Las sociedad de las cucarachas pasó mucho tiempo pensando y planeando que hacer ante tal amenaza. Sus líderes convocaron a sus mentes más brillantes para buscar una solución. Sin embargo, debido al retraso tecnológico de su sociedad, era poco lo que podían hacer. Fue entonces que se organizó una búsqueda incesante de conocimiento por parte de las cucarachas. Enviaron infinidad de soldados a infiltrarse en bibliotecas humanas para robar libros que pudieran darles una pista de cómo cambiar el destino del planeta con ellos.

Eventualmente aprendieron a controlar las mentes de las cucarachas exiliadas. De esta forma aceleraron su trabajo de recolección de datos. Leyeron y leyeron. Pensaron y pensaron. Debatieron y debatieron. Hasta que llegaron a una conclusión: la única manera de salvar al planeta de los seres humanos, es deshaciéndose de ellos.

El plan de las cucarachas consiste básicamente en una intoxicación programada, sistemática y rápida de todos los seres humanos. Tienen planeado asaltar poco a poco los cuarteles militares que posean ojivas nucleares, usando la mano de obra de las cucarachas exiliadas. Luego de reunir cierta cantidad de material radiactivo, planean procesarlo y convertirlo en un potente veneno. El veneno será almacenado en los cuerpos de las exiliadas, para luego enviar a una cucaracha por cada ser humano existente, más refuerzos (la población mundial de cucarachas da para eso y más). Las cucarachas tienen previsto que será casi imposible sincronizar el ataque para que todos los humanos mueran al mismo tiempo, o que puedan realmente inocular el veneno con éxito a todos. Así que planean dividir la intoxicación masiva en etapas: primero los médicos, para que su ausencia impida el tratamiento del resto de la población; luego militares y policía, para que su ausencia provoque caos y los humanos empiecen a destruirse a sí mismos. Finalmente, con la población general vulnerable, podrán eliminar fácilmente a aquellos que no pudieron ser inoculados, dispersando el veneno por el aire.

Los líderes de la sociedad de las cucarachas consideran que este es el mejor plan de acción, puesto que si liberaran el veneno por el aire sin antes eliminar a los médicos, militares y policía, los humanos tal vez podrían organizar un contraataque o protegerse. Tampoco desean hacer explotar las bombas, puesto que su objetivo secundario es apoderarse de lo que consideran lo único notable de la humanidad: su tecnología.

Así, las cucarachas planean, organizan y ejecutan su plan poco a poco. Esperando el momento oportuno para deshacerse de los seres humanos.

Por Donovan Rocester

donovanrocester.com


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