Zalduendo en el recreo. Sevilla Taurina
Como los amigos son como las loterías o esos abuelos que arriman la cebolleta, que te tocan y no puedes elegirlos ni esquivarlos, llevo casi veinte años apencando con uno que se pirra por loquenosepuéaguantá. En realidad creo que nació ya pirrado por esta deformación de la tauromaquia encargada de resaltar lo chabacano y lo fingido y enterrar lo auténtico y natural. Siempre le digo que su madre lo trajo al mundo sin pan, pero con una camisa partía y un reloj parado debajo del brazo, y que en vez de papá y mamá lo primero que aprendió a decir es bieeeeeeeennnn. También me encargo de recordarle que, desde entonces, no es capaz de discernir entre lo que es una cabra payoya y un Toro de lidia. Mucho menos aún entre aquello que es torear con gracia y finura y eso que es dar pases retorciéndose como una vieja con reúma.
Este amigo X, -no reirse, que ustedes también tenéis por ahí algún amigo equis o zeta- me preguntaba el otro día, entre extrañado y enfurruñado, sobre la ganadería de Zalduendo, que -según él- es de las güenas para hacer el toreo de quilates. Esos toros con los que se puede empacar, quintaesenciar, templar, cuidar, indultar, desorejar, triunfar o/y estar importante, que es de lo que se trata hoy. Considera una injustica el olvido al que están siendo sometidos los toros de la zeta, que tánto y bien han servido a la causa del empresario o productor taurino y de las figuras o creadores de arte efímero. Está, mi amigo, que se tira de los pelos, que los lleva como el Villasuso por cierto, porque este año no va a poder ver en grandes ferias sus toros del alma. Y como ha leído en Mundotoro esa frase que vale para todo, que lo mismo es usada por un criador de podencos que por un arriero con una recua de pollinos, y que reza eso de "este año tenemos una camada con buenas hechuras, armónica y en el tipo de la casa", tiene un disgusto de mil pares de demonios, porque la del guarismo 7 va a embestir, que la del 6 en la paletilla tuvo mala suerte con los sorteos, las lluvias no la ayudaron, la reconocieron los veterinarios que más horas pasaron en la cafetería de la Facultad, los parásitos y los bichos de la sangre no la respetaron y la gente fue muy injusta con ella. En fin...
Y harto de discutir con él, y a colación del año de nacimiento, sólo voy a transcribirle aquello que en 2007, mientras nacían las bestias que van a ser lidiadas este año, sostuvo Don Fernando Domecq, propietario de Zalduendo, en Santander, durante su intervención en las jornadas llamadas "Cumbres del Toreo":
"...se tendría que indultar un toro por feria..."
"...el toro para ser bueno, para embestir metiendo la cara por abajo, se tiene que divertir. El toro que sigue los engaños, que embiste con fijeza, está divirtiéndose..."
"...es muy bueno que un toro se gane la suerte de vivir y que, además, sea el público quien se la otorgue. El espectador es soberano y el presidente sólo está para certificar lo que dice el público..."
Esto, que lo dijo alegremente hace cuatro años, aclara muchas cosas hoy. Dará gusto ver ese tentadero, con el ganadero poniendo notas según se diviertan las vacas. El día que les ponga la cassette con el chiste del niño de los garbanzos de Paco Gandía, se monta en dos mil vacas la ganadería. Viva los criterios de selección buenos.