Imposible hablar de pueblos indígenas y no hablar de la tierra. La codiciada tierra que habitan y les pertenece por derecho, se ha convertido en muchos casos en un campo de batalla “Nos amenazan, vilipendian y asesinan por enfrentarnos a las empresas mineras que operan en nuestra tierra y a los paramilitares que las protegen. Mi padre, mi abuelo y mi maestro fueron solo tres de un número incontable de víctimas”. (Michelle Campos)
Según recoge el informe En terreno peligroso, de la ong Global Witness, en septiembre de 2015, el padre y el abuelo de Michelle Campos fueron ejecutados por defender su tierra frente a la minería, en un ataque que empujó a 3.000 indígenas del pueblo lumad a abandonar sus hogares. Sucedió en Mindanao, una región rica en carbón, níquel y oro.
La defensa del medio ambiente es una actividad peligrosa que pone en riesgo la vida de quienes intentan proteger la tierra que habitamos y sus recursos. El año pasado murieron asesinadas 185 personas en 16 países por esa causa, el doble que en 2014 : 50 en Brasil, 33 en Filipinas, 26 en Colombia, 12 en Perú Estos asesinatos se asocian a la minería (en 42 casos), la agroindustria (20), la tala (15) y los proyectos hidroeléctricos (15).
La propiedad de la tierra
El elevado número de defensores de la tierra asesinados revela una tendencia a debilitar los derechos humanos fundamentales y reprimir a la sociedad civil. Un campo abonado a la corrupción y las actividades ilegales de la explotación de recursos.¿O quizás sea al revés?
En Perú, de mas de 10 mil comunidades solo están reconocidas y tituladas 6.506, aún faltan por titular alrededor de 4 mil (40% del total). La mayoría de los planos que acompañan los expedientes de titulación están desfasados, lo que dificulta su localización geográfica exacta.
Los gobiernos otorgan concesiones a empresas para explotar los recursos en tierras donde las comunidades apenas pueden defenderse, sin tener en cuenta sus derechos ni el enorme daño ambiental que causan.
Inequidad y salud
Las comunidades indígenas viven en peores condiciones y tienen una salud que presenta ratios mayores de morbilidad y mortalidad.
En Latinoamérica más del 40% de la población es indígena y de estos , no menos del 80% depende principalmente de la medicina tradicional para obtener asistencia médica, debido a la falta de servicios de salud institucionales accesibles : la mortalidad infantil entre indígenas es un 60% mayor que entre los no indígenas.
En este caso , la alternativa que algunos países trabajan es promover procesos participativos e incorporar una aproximación intercultural de las leyes, políticas , organización y modelos de salud.
Pero si la salud y la educación siguen siendo un reto para alcanzar la equidad, resulta prioritario reclamar el reconocimiento de los derechos comunales sobre la tierra. Y por encima de todo, eso no debería costarle la vida a nadie.
Imagen: Territorio de la comunidad asháninka próximo a Río Ene, en la amazonía peruana. de Joaquin Sancho