La tolerancia

Tratar de hablar de la Tolerancia es complicado, porque creo tod@s conocemos su significado, basada en el respeto de las ideas y creencias diferentes de los demás, parece tarea fácil pero justo en este punto empiezan los problemas.

Aceptar las disimilitudes de los demás se inicia con la aceptación de las nuestras propias, sólo así podemos iniciar el complicado camino del respeto hacia las creencias y/o prácticas de las personas que nos rodean ¿No crees?

Respetar el color, la religión, la ideología, la etnia de dónde procedemos ,la clase social a la que pertenecemos u otros valores de quienes nos rodean cada vez es más complicado, porque partimos de una educación en la que desde pequeños nos enseñan e inculcan desigualdades o empujan a unirnos a uno u otro grupo cuando nuestra inocencia es manipulable y frágil.

La Tolerancia en si misma es una actitud fundamental, un compromiso que tenemos que adquirir para vivir en sociedad.

La lacra xenófoba, racista y machista enquistada en nuestra sociedad me hace sonrojar, sentir vergüenza del país en el que vivo. Me preocupa el futuro que dejo a mi hija, me asusta la frialdad y despreocupación de nuestros dirigentes ante la pasividad e inoperancia en sus gestiones ante este grave problema. Me indigna la despreocupación y la doble moralidad que aplicamos ante los casos de acoso a mujeres, o a  niños en las escuelas, a mendigos que malviven por nuestras calles, o a miles de familias que sufren  y sobreviven con sueldos paupérrimos e insuficientes para la dignidad de un ser humano…

El 16 de noviembre es el día internacional por  la Tolerancia, pero obviamente  tolerante se es cada día del año, pero  encuentro bien  otorguen un día al año para divulgar y destacar los valores esenciales de esta noble actitud.

http://www.un.org/es/events/toleranceday/

Pero de todas formas, hay dos evidencias claras: que hay que ejercer la tolerancia en nuestros Caminos de Vida, y que no todo se puede tolerar. Compaginar ambas es un complicado  problema.

“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”

(Art. 1° de la declaración Universal de los Derechos Humanos)