La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó hace unos días su último Informe Global sobre Tuberculosis, enfermedad que se puede prevenir y si se diagnostica y se trata con los medicamentos adecuados, es curable. Pese a ello en 2014, según esta Organización, la tuberculosis causó el doble de muertes en hombres (890 mil) que en mujeres (480 mil), y unas 140 mil en niños. En total el año pasado murieron 1,5 millones de personas, mientras que el VIH SIDA causó la muerte de 1,2 millones.
Pese a las alarmantes cifras, la tasa de mortalidad de la tuberculosis se ha reducido a casi la mitad desde 1990. Para disminuir la carga mundial de esta enfermedad es necesario corregir las deficiencias en materia de detección y tratamiento, cubrir los déficits de financiación y desarrollar nuevos productos, diagnósticos, fármacos y vacunas.
En este sentido, Margaret Chan (Directora General de la OMS) aseguró en la presentación del Informe que “los avances son alentadores pero si el mundo quiere acabar con esta epidemia es necesario ampliar los recursos e invertir más en investigación”.
La tuberculosis es además una de las llamadas “enfermedades de la pobreza” ya que suele presentarse con mayor frecuencia en las poblaciones con una situación socio económica precaria. Según los últimos datos facilitados por OMS, más del 95% de las muertes por tuberculosis ocurrieron en países con ingresos bajos y medios.
En Bolivia desarrollamos un proyecto para mejorar el diagnóstico de la tuberculosis y poner el tratamiento al alcance de la población más afectada. En zonas rurales de este país, la pobreza, la desnutrición y la falta de saneamiento básico son factores que hacen más vulnerable a la población frente a esta enfermedad. Allí, casi el 77% de la población está excluido de los servicios de salud, con elevados índices de mortalidad infantil, principalmente provocadas por enfermedades inmuno prevenibles o por enfermedades infecciosas como las dolencias respiratorias o diarreicas agudas. A pesar de la existencia del Programa Nacional de Control de Tuberculosis (PNCT) y que el gobierno boliviano garantiza la gratuidad de la medicación, muchas zonas del país no tienen acceso a los centros de salud donde se suministran los tratamientos.
Mario Raviglione (Director del Programa Global de la Tuberculosis de la OMS) ha señalado que “pese a los logros conseguidos, los avances no son suficientes y es inaceptable que cada día sigan muriendo unas 4.400 personas cuando ahora se pueden diagnosticar y curar casi todos los casos”.