Con la que está cayendo y no precisamente en forma de lluvia, durante este invierno atípico que en Europa se empeña en disfrazarse de primavera y en América del Sur ha tomado la forma de un fenómeno de El Niño de una magnitud no recordada, recién salidos de una COP21 en París que se suponía que marcaba el inicio de políticas realmente ambiciosas en materia de reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero y de mitigación y adaptación al cambio climático, hoy la bofetada de realidad que ha dado el Parlamento Europeo ha sido brutal.
Y es que finalmente han tomado posicionamiento en torno al escándalo Volkswagen y el fraude en la medición de emisiones en sus vehículos precisamente avalando dicho fraude y permitiendo que se siga dando, aunque ahora si, cumpliendo con la legislación. Por tanto de facto se ha aprobado el permiso para poder contaminar mas que tanto han solicitado, y por lo que tanto han presionado, los fabricantes de coches. Un ejemplo de libro de free-riders o gorrones ambientales el que está ofreciendo la industria automovilística, que amparada por la falta de sanciones concretas, se desentiende de los compromisos de reducción de GEI y se sientan a esperar que pasa, beneficiándose o perjudicándose por igual que otras industrias, pero sin el coste de haber tenido que tomar medidas. Y luego presumen de sostenibilidad y alardean de figurar en determinados índices, aunque de eso hablaremos otro día, pero en este vídeo, ampliamos esa idea de los gorrones ambientales:
Si en otras cuestiones siempre la Unión Europea ha sido pionera y ha liderado la adopción de políticas en materia ambiental, en este caso de nuevo muestra su debilidad institucional y su falta de rumbo y proyecto para abandonarse en manos de los intereses económicos dejando de lado los sociales y ambientales. Muy pocos lo entienden.
Lo peor es que si hasta ahora en la UE reinaba cierto conformismo por haber cumplido con los objetivos en materia de reducción de emisiones GEI, luego de una permanente reducción en los últimos años en los que la excepción ha sido España, puede que haya que re-evaluar tales logros. Y es que como muchas veces hemos señalado desde Te Hago Eco, el sistema de medición de las emisiones de GEI en un territorio se basa principalmente en estadísticas, no hay mediciones exactas, sino cálculos a partir de indicadores, donde el número de vehículos, su uso medio por parte de un ciudadano europeo y las emisiones medias por vehículo son algunas variables usadas. Conocido todo el asunto de Volkswagen y la polémica por los métodos de cálculo de las emisiones y el fraude descubierto, puede que en los últimos años la señalada reducción de las emisiones de GEI derivadas de la actividad de transporte haya sido menor de lo apuntado y por tanto, ese conformismo no tenga sentido y sigamos aún lejos de cumplir con los compromisos en materia de cambio climático. Ahora bien, con esta actitud por parte de las instituciones europeas de esconder estos temas bajo la alfombra, tampoco nos vamos a enterar.
En resumen, una mala noticia que no hace sino apuntalar la idea de que las cuestiones relativas a la sostenibilidad de nuestro modelo productivo y las emisiones de Gases de Efecto Invernadero asociadas cada vez tienen menos peso en la agenda política a pesar de los discursos y cumbres que se celebran. ¿Habrá aún tiempo de revertirlo?
@tehagoeco
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