Cuando la URSS entró en la fase de la NEP el país todavía seguía con una mayoría de campesinos. No había una corte, ni había aristocracia terrateniente pero si la economía agraria y millones de mujiks. Se esperaba que el sector urbano se convirtiese en una lanzadera para conseguir nuevos avances, éste todavía estaba arraigado en la sociedad rural. La mayoría de las ciudades eran pequeñas e íntimamente relacionadas con el campo. Muchos de los ciudadanos de las ciudades mostraban una estrecha similitud con los modelos del campesinado: pequeños negocios familiares, fiestas y costumbres tradicionales, un alto índice de analfabetismo. la mayoría de las casas construidas en las ciudades eran de madera; sólo la tercera parte tenían tejados de hierro, otra tercera parte tenían tejados de madera, y una cuarta parte de paja. La mitad de las ciudades no tenían ninguna biblioteca y el 95% no tenía universidades.
A partir de 1928 surgió un nuevo modelo de Estado. El estalinismo logró lo que cualquier gobierno de esta clase se plantearía, pero se apoyó en el terror a una escala sin precedentes. Un amplio complejo de policias y campos de concentración estuvo presidido por una especie de absolutismo personal ejercido por el secretario general del partido comunista. No hay una lógica detrás de las purgas de los años treinta. Como ya hemos empezado a tantear, los efectos del retraso del país se habían complicado con la atrofia del sistema debido a los sucesos acaecidos entre 1914 y 1921. Este retroceso enturbió las perspectivas del nuevo régimen, pero al mismo tiempo dejó al estado como único actor poderoso capaz de movilizar los escasos recursos económicos, culturales y sociales al servicio de un programa de cambio. Una combinación de burocracia estatal y un sujeto específico que recibió el nombre de “el partido” se convirtieron en los líderes, empresarios, educadores y proapandistas del gran salto que se produjo en los años treinta. Una serie de proyectos económicos, educativos y militares sacudieron a la sociedad y la reestructuraron afectando a todas las clases sociales y por tanto, haciendo estragos en el sistema. Crearon una sociedad caracterizada por el cambio, la incertidumbre, la movilidad, y la rotación del personal. Todo ello provocó un cierto caos. Teóricamente el sistema era un sistema planificado y dirigido, y de hecho fue controlado. Ahora bien, la inmigración de aproximadamente 27 millones de personas a las ciudades y de una forma espontánea produjo diversos problemas.
El otro fenómeno relevante fue la burocratización. Crecía a pasos agigantados, y todo ello acompañado con la autocracia policial estalinista.
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