Dos kilómetros y medio, es la distancia aproximada que separa Potes del Monasterio de San Toribio de Liebana , donde pude volver a escuchar a uno de mis oráculos particulares, Jean Michel Jarre ; cada paso que dí subiendo por esas rampas imaginaba a los griegos clásicos camino de los oráculos , buscando guía y sentido a sus circunstancias, o a los mas modernos peregrinos, atraídos hasta esta colina entre bosques, buscando la cercanía de su Dios, en forma de sagrado madero . Cuando ya el escenario se mostraba ante mi, vi que toda la espera había merecido la pena, y que Cantabria es un lugar en el que, hasta los sueños mas imposibles , parecen estar al alcance de la mano, tan cerca como un servidor de uno de sus grandes ídolos de juventud . Era mi tercer concierto de Jarre, cada uno especial por alguna razón, pero pronto ese extraño ambiente entre místico y salvaje nos hacía sobrecogernos, y esperar lo mejor del músico francés . No es este lugar para una sesuda crítica del concierto, sería absurdo cuando aún la emoción me recorre, pero solo citaré unos pequeños momentos ; el arranque del concierto con Ethnicolor del disco Zoolook (1984) es un regalo a los fans de toda la vida, aquellos que pensamos que nunca Jarre mejorará ese trabajo , y su final nos puso la piel de gallina. Otro momento increíble vino con la interpretación de Jarre de Exit , el tema en el que participa Snowden ; es el tema mas hardcore de Jarre en su carrera, pero los que estábamos en las primeras filas nos estremecimos al ver a Jarre tan concentrado y tenso durante un tema casi imposible de tocar en directo, con docenas de cambios , arpegios y efectos sonoros ; sin duda Jarre lo estaba dando todo en directo. Y por añadir un tercero, ese momento con el arpa laser tocando The Time Machine donde se nos encogió el alma, ya que cualquier fan de Jarre espera ese mágico momento.



