Revista Cocina

La verdad sobre los viajeros

Por Bertusvicus

Esta entrada la he leído en un blog en inglés y me ha parecido muy interesante, así que la he traducido al español. 

Hemos sido llamado muchas cosas. Viajeros es el termino medio más usado. Pero nos gusta ser llamados nómadas. Exploradores. Vagabundos. Aventureros. Caminantes. Gitanos modernos. Personas errantes. Hemos adoptado todos estos términos. Una raza humana que crece con pies inquietos y la incapacidad de estar inmóvil, la incapacidad de estar en un lugar.

Eso es lo que somos. Y eso es sólo la esencia.

Venimos de diferentes caminos de la vida, desde ciudades bulliciosas de color gris, tranquilas ciudades costeras, metrópolis cubiertas de nieve, pequeños pueblos asentados entre exuberantes montañas verdes, venimos de todos lados. Pero nuestra gravedad interior siempre nos lleva a converger al mismo lugar… la carretera.

A la hora de hablar de viajes consideramos que el coraje pesa mas que el dinero. No somos ricos, ni tenemos una situación económica acomodada y no viajamos por lujo. Nuestro dinero no viene de padres ricos, de fondos fiduciarios, o cualquier otro privilegio que puedes pensar que tenemos para mantener una vida de viaje. Trabajamos duro, o trabajamos mientras viajamos y ahorramos cualquier ganancia que hagamos. Viajamos al coste de nuestros sacrificios. Somos felices viviendo con poco mientras esto nos mantenga en la carretera. Esto significa que hemos abandonado muchas comodidades por el bien de viajar. Preferimos elegir una cama en un dormitorio de un hostal barato, un sofa, una hamaca, una tienda o un suelo de cemento. Hemos dormido en barcos, cabañas centenarias, estaciones de tren, en cabañas de bambú con tribus indígenas, en una casa construida sobre pilares en favelas y Dios sabe donde más.

Hemos aprendido a vivir profundamente sin comodidades. Lo incomodo se convierte en confortable para nosotros. La mayoría de nosotros no posee una casa, o si lo hace, lo más seguro es que la estén alquilando para usar ese dinero para viajar y explorar. No gastamos nuestro dinero en cosas que no necesitamos. No compramos muchas cosas, no dejamos que las cosas nos posean. Hemos aprendido que cuantas menos cosas tengamos, mejor viviremos.

Nos sentimos más vivos cuando estamos por ahí. Viviendo de forma nómada con nada más que nuestras posesiones en una mochila y el movimiento como nuestra única constante. Todo es posible cuando tenemos ante nosotros un nuevo día en un lugar en el que nunca antes hemos estado dejándonos rodear por las corrientes del universo.

Estamos hipnotizados por cada cultura. Actuamos como esponjas cuando vamos a un nuevo país donde nunca antes habíamos estado, nos involucramos en cada experiencia, la cual nuestra alma va absorbiendo en toda su profundidad. Creemos que las sonrisas son universales y que no importa que idioma nos llegue a nuestras orejas, podemos ver las historias de las personas a través de sus sonrisas.

Hemos aprendido a no dejar que las pequeñas molestias, adversidades y contratiempos nos quite lo mejor y no les dejamos que arruinen nuestro día. Creemos que llegado el momento tenemos la opción de sufrir con cualquier problema que nos encontremos en nuestro camino, o simplemente aceptarlo. Hemos crecido eligiendo este último. No estamos preocupados porque los problemas puedan surgir en nuestro viaje, incluso si estamos viajando solos la mayor parte del tiempo. Hemos aprendido a confrontar nuestros miedos y olvidarnos de ellos para poder vivir los días con coraje. No importa los miedos que la gente proyecte en nosotros, sonreímos y los miramos cuando pasamos a su lado. Hemos aprendido  que si mantenemos una actitud positiva y nos mantenemos relucientes nunca veremos las tinieblas.

Continuamos hasta donde el próximo amanecer o atardecer nos lleve. Nos guiamos por los ciclos lunares y las estrellas fugaces. Miramos al cielo nocturno, contemplando el firmamento, y sabemos que donde quiera que estemos y a pesar de que esa “persona” no esté con nosotros, nunca estamos realmente solos, y nos consuela saber esto.

Hemos dedicado nuestros corazones a viajar. Incluso cuando no estamos viajando estamos ahorrando para nuestro próximo viaje, cada vez que oímos un avión, lo miramos, sonreímos y nos imaginamos a nosotros mismos en él. Sabemos que el día vendrá pronto y nos motivamos por ese pensamiento. Vamos a librerías para navegar a través de la sección de viajes, cogemos guías de viajes y nos sentamos ojeando a través de sus páginas y soñamos despiertos sobre nuestros futuros viajes. Nuestras mentes se mueven hacía el próximo destino en nuestra lista. Nuestra pasión por los viajes es insaciable, incluso cuando pensamos que está saciada, no tarda mucho tiempo en estar hambrienta de nuevo. Y estamos hambrientos todo el tiempo.

No viajamos sólo para ir, viajamos para evolucionar. Abrazando nuevas experiencias, cambiando sin cesar horizontes y cada nuevo día, como una forma de vida. Vivimos para los aeropuertos, aviones, autobuses, barcos, trenes, viajes por carretera. Encontramos claridad en los difuminados lugares que pasan alrededor nuestra mientras miramos a través de la ventana. Este es nuestro hogar. Este será siempre nuestro hogar.

Estas son las historias que les contaremos a la gente, a los seres queridos, a los que nos acabamos de encontrar, a aquellos que van y vienen, a los perfectos desconocidos. Seguiremos enseñando a los demás que hemos nacido nómadas, que la pasión por viajar se encuentra en cada uno de nosotros y que no importa quienes somos, donde estamos, que hacemos y que lo que tenemos siempre podemos optar por seguirlo

No estamos diciendo que tengas que dejar todo en esta vida ahora e irte a comprar un billete y preparar tu mochila. Aunque puedes, si realmente es lo quieres, si todo dentro de ti te está diciendo hazlo, entonces deberías escuchar. Pero estamos diciendo que cuando escoges despojarte de todo encontrarás la libertad. No estamos diciendo que si te arriesgas y decides dar el paso, entonces siempre será todo perfecto y de color rosa. Nunca va a ser así. Pero lo que estamos diciendo es que deberías permitirte ser libre. Deberías permitirte llegar a los límites de tu zona de confort y sumérgete dentro de su ambigüedad seductora. Incluso si tienes que enfrentarte a tus miedos. Incluso si tienes que hacer sacrificios. Incluso si significa que tienes que dejar irse las cosas a las cuales te has aferrado durante tanto tiempo. Incluso si significa dejar la gente que quieres. Incluso si todo te asusta. Estamos diciendo ábrete al mundo. Abraza toda su valía. Deja que sus enseñanzas sean absorbidas por tu ser. Cuando hagas todo esto, todas tus capas se caerán y descubrirás a tu verdadero ser.

Y finalmente aquí está la verdad. Nosotros no viajamos sólo por viajar y maravillarse con las personas lugares y cosas. Esa no es la cuestión. Eso nunca fue suficiente para nosotros. Viajamos para aprender, para experimentar y sentir todos los aspectos del ser humano en este mundo.

Un día cuando seamos viejos con el pelo canoso, arrugas, arrugas de reírse y marcas en la piel de todos estos años caminando bajo el sol. Los hijos de nuestros hijos se sentarán con nosotros bajo las estrellas al lado de una hoguera en una playa iluminada por la luna. Les contaremos historias de aventuras salvajes, de sueños vividos, de lugares encantados, de miedos conquistados, de lecciones que se han convertido en valiosas, lecciones que hemos aprendido en la carretera y una vida vivida plenamente. Nuestros viajes inspirarán los suyos propios.

Nuestro viaje es nuestra verdad. Es la verdad que nos ilumina, a medida que continuamos en donde prosperamos y vagamos en la carretera que llamamos nuestro hogar.

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