Qué decir sobre “The Wire” que no se haya dicho ya. No es cine, ni siquiera es ficción independiente. Es, ficción televisiva de gran formato, con gran presupuesto. Es, con todos los honores del mundo, la serie de las series. Términos como “obra maestra”, “acontecimiento cinematográfico”, “lo mejor de la década”…etc son comúnmente utilizados, y todos ellos, siempre, bien empleados. Efectivamente, la de David Simon y Ed Burns se trata (con permiso de los Soprano, de los Fisher, de Swarengen y de Donald Draper) de la mejor ficción televisiva de la historia. Razón más que suficiente para conmemorar el décimo aniversario de su creación haciéndonos eco del hilarante homenaje musical que le han dedicado en Funny or Die. Así es, Omar, Bubbles, Snoop o Jim McNulty vuelven a primera plana aunque no partiendo desde Baltimore, si no más bien, ¿desde Broadway?.
La serie de David Simon y Ed Burns es una concisa radiografía de la sociedad estadounidense cuya problemática es plasmada bajo el prisma de una trama policial ubicada en la localidad de Baltimore. Partiendo desde la calle (primera temporada), alcanza la contexto laboral-sindical (segunda temporada), la esfera política (tercera temporada) y la educación (cuarta temporada) para, finalmente, desembocar en la influencia que los medios de comunicación ejercen sobre la sociedad (quinta temporada), dando forma así a una obra crítica, pero ante todo, real, que, es capaz de mezclar con indiscutible brío y sobriedad, el género policiaco con el formato documental. En definitiva, una obra maestra que, sin duda alguna, está llamada a perdurar eternamente como el más fiel reflejo de la sociedad y la política americana jamás realizado. Su gran mérito radica, precisamente, en la capacidad que su discurso tiene de abarcar toda una sociedad partiendo desde un contexto completamente “local”. Y es que, en este caso, no hablamos ni de New York ni de Los Ángeles, sino de Baltimore...o mejor dicho, ¿Broadway?.