Por Bernardo Villar
Me parece que en los pasados artículos ya hablamos mucho del enrolamiento como dinámica insustituible en una jornada de liderazgo, así que dejemos el tema de los talleres por un rato.
Por ahí escuchamos que "La vida es un juego de enrolar" y que "o enrolas o te enrolan" y así es, pero no exactamente como suena.
Que la vida es un juego de enrolar me parece que es indiscutible. El ser humano como ser que es en compañía, es un ser que se relaciona con otros como él. En esta interacción algunas veces la iniciativa es suya y en otras la iniciativa es de otros. Algunas veces enrolas a tu visión y otras te enrolas a la visión de alguien más porque la consideramos alineada con la visión propia.
Eso es parte del liderazgo, algunas veces enrolas y otras te enrolas.
Cuando escucho: "o enrolas o te enrolan" lo que yo entiendo es una pugna, una lucha, como dos puntos antagónicos entre los que me encuentro, como una elección entre hacerle algo a alguien y algo que me quieren hacer, y pareciera que la elección clara es: pues enrolo `para que no me enrolen. Esto implica dominio, competencia, un juego de ganar perder que tiene que ver con la manipulación. Nada transformacional.
Sin embargo, si lo entendemos como "O enrolas o te enrolas" pierde ese carácter de pugna, de lucha, y se convierte en nada más que una afirmación de algo que es: O enrolo en mi visión o me enrolo a la visión de otros, y ambas posturas son igualmente válidas. El líder no es superior a nadie. Un líder es una persona común que está consciente de que lo es (un líder).
Un líder cuando enrola no está ganando, cuando se enrola no está perdiendo, solamente está entrando en la dinámica de lo que nuestra distinción de liderazgo es, y dentro de la cual el líder promueve el liderazgo de todas las personas a su alrededor.
Un líder enrola pasivamente. Solamente encarna su visión y es esa visión la que hace que otros se enrolen en ella. (no con el líder). El mérito del enrolamiento no es del líder sino del que se enrola, que ha sido quien ha tomado una acción decidida ante la visión poderosa del líder.
Entonces, Ahora que como líder tienes clara una visión de tu vida, lo que requieres es ponerla en acción, dejar que te utilice y salir al mundo a permitir que la gente se enrole con ella y se una a ti para crearla.