Christian Poveda fue a El Salvador a rodar un documental sobre las maras y acabó con cuatro tiros en la cabeza. Convivió con una de las dos bandas rivales. Con el permiso de la otra. Aún no se sabe quién dio la orden de asesinarle.
La vida loca es el documental que este cineasta nos ha dejado como legado. Por el que murió. En la pantalla se ven jóvenes, algunos casi niños, que muestran sus tatuajes como enseña de la pertenencia a la banda, a la mara. Un grupo que les hace sentir que pertenecen a algo. Una salida donde no hay salida. Un 18 tatuado en la cara, en los brazos, en el pecho, porque ése el nombre de la mara, la Dieciocho, rival de otra, la Salvatrucha.
Una ONG trata de sacar a estos jóvenes de su sitio, de la calle, de las drogas, de las pistolas, montando una panadería. Ése fue el resquicio por donde se coló Christian Poveda para meter una cámara en todo el meollo. La panadería es la excusa. Para el documental y para estar allí trabajando, o haciendo que se trabaja, pero fuera de las calles. Pero, al final, siempre llegan dos tiros, ¡pum, pum!, y todo vuelve a empezar. Es un eterno retorno. Cuando parece que hay una salida... ¡pum, pum!
Hay funcionarios de justicia que no hablan el mismo lenguaje que los integrantes de las maras, así que están condenados a no entenderse. Hay sacerdotes que les aconsejan que sigan el camino de Dios y no el de la violencia, pero ¡pum, pum!, el poder de Dios no es suficiente para detener esas balas. Hay partos de críos que crecerán y vivirán como sus padres. Porque no hay salida. La última secuencia del documental es un grupo de niños pegando patadas a otro que se encuentra en el suelo. Falsa alarma, sólo era una prueba. La prueba para entrar en el camino que les llevará a la muerte. No hay otro. Lo único real es la certeza de que falta poco tiempo para celebrar otro funeral.
En los funerales, se oye una letanía que parece un rezo, pero es una suerte de himno de la mara, un himno que es un símbolo de pertenencia, como los tatuajes, como la paliza que reciben para ser aceptados en el grupo, como la forma de hablar, como el gesto de la mano, símbolos que significan "la unión hace la fuerza". Sólo que ¡pum, pum!, la vida acaba pronto. Ya.
No se ve una sola pistola en todo el documental (excepto las que porta la policía).
FRANK
Web del documental
Artículos sobre el asesinato:
http://www.elpais.com/articulo/internacional/Christian/Poveda/fue/asesinado/maras/le/tomaron/confidente/elpepuint/20090910elpepuint_16/Tes
http://cronicasperiodisticas.wordpress.com/2009/12/21/%C2%BFquien-mato-a-christian-poveda/
http://www.soitu.es/soitu/2009/09/28/actualidad/1254132613_210313.html