Hoy, justo hoy, se cumplen 4 meses del terremoto que sacudió Nepal. En los primeros días y semanas, todos los medios de comunicación se hacían eco de la situación por la que atravesaba el país y se solicitaba ayuda internacional. Además, desde ese 25 de abril, el Centro Sismológico Nacional ha registrado 376 terremotos por debajo de 4 en la escala Richter. Pero pasados estos meses, ¿cómo es la vida tras el terremoto? ¿Ha llegado la ayuda? ¿Cómo es la atención a las víctimas?
De acuerdo con datos oficiales, el terremoto del 25 abril y las réplicas posteriores, dos de ellas por encima de los 7 grados en la escala Richter, dejaron casi 9.000 muertos y más de 22.000 heridos. Además, 602.257 viviendas e inmuebles resultaron completamente destruidas y otras 285.099 sufrieron algún tipo de daños.
De los 5.000 millones de dólares (4.570 millones de euros) que calculó la comunidad internacional que se necesitarían para reconstruir Nepal, tan solo se han comprometido 423 y han llegado a destino 92 millones. A mediados de julio el Gobierno nepalí aprobó los presupuestos para los próximos 12 meses, por un total de 8.190 millones de dólares, de los que 1.000 millones estarán destinados a la reconstrucción de un país devastado. Es difícil creerse estas cifras: ya antes de los terremotos de abril y mayo, más de un tercio de la población de Nepal vivía por debajo del umbral de pobreza.
Un informe presentado el pasado julio de Plan Internacional, Save the Children, UNICEF y World Vision International para el que se entrevistaron con más de 1.800 niños, denuncia que hay familias expuestas a beber agua contaminada y muchos no tienen retretes. Además es necesario y urgente mejorar los sistemas sanitarios del país y prestar ayuda psicológica.
Además en pleno monzón, muchos nepalíes se han visto obligados a dejar atrás sus hogares ante el riesgo de que se produzcan deslizamientos de tierra.
Según el Centro Internacional para el Desarrollo Integral de las Montañas (ICIMOD), desde el primer seísmo del 25 de abril se han producido más de 3.000 deslizamientos de tierra en el centro de Nepal. “Salvar a la gente de los deslizamientos en este monzón es un enorme desafío”, afirmó Basudev Ghimire, jefe del distrito de Dhading. La radio, dicen las autoridades, es el mejor canal para informar a la población sobre posibles peligros.
Pero no todos quieren abandonar su hogar. “Hemos identificado algunos lugares seguros donde la gente puede ser reubicada, pero muchos no quieren salir de sus viviendas”, señaló el subjefe de Gorkha, Dipendra Poudel.
Mientras tanto, el país intenta volver a la “normalidad”. Tan solo hace dos días, el domingo 23 de agosto, se abrió el acceso al monte Everest a los montañistas.
Sin embargo, la realidad es que hoy en Nepal, más de dos millones y medio de personas siguen necesitando ayuda humanitaria.
Imagen: Mercado en Katmandú antes del terremoto. Juan Díaz/Global Humanitaria