Phileas Fogg siempre ha sido un hombre puntual cuya vida se ejecuta como un reloj. Cada minuto del día está planeado de antemano y todos los días hace exactamente lo mismo. Así que cuando Jean Passepartout, su nuevo mayordomo francés, lo encuentra en casa más temprano que de costumbre, sabe que algo está pasando. Fogg se ha apostado veinte mil libras con sus amigos del Club Reformista de Londres a que sí es posible dar la vuelta al mundo en ochenta días, y no sólo eso, sino que será él mismo quien lo demuestre. La mitad de su fortuna está en juego. Así, cuando regresa a casa e informa de todo a Passepartout, empiezan a hacer las maletas. Lo que en principio iba a ser un viaje normal se convierte en la aventura de sus vidas.
Publicado por primera vez íntegro en 1873, éste es un libro brillante, estimulante y aventurero. Julio Verne fue un escritor prolífico e imaginativo, considerado uno de los fundadores de la ciencia ficción, y con su escritura directa, concisa y minimalista ha creado grandes historias fantásticas. Dar la vuelta al mundo en ochenta días puede sonar muy fácil ahora, pero tratar de hacerlo en pleno siglo XIX sin aviones y con las líneas de ferrocarril sin terminar era prácticamente impensable. En la mayor parte de la historia Phileas Fogg permanece imperturbable. De él admiro su determinación, su creatividad y, sobre todo, su inteligencia a la hora de superar cualquier obstáculo imprevisto. Passepartout, por su parte, es el alivio cómico: simpático, ingenioso y curioso, compensa lo torpe de su conducta con una lealtad inquebrantable. La historia da la impresión de estar dividida en dos partes: durante la primera, cuando las cosas van bien, el protagonista parece ser Passepartout, puesto que Fogg se centra en las siguientes etapas del viaje y ni siquiera disfruta de los lugares por donde pasan. Más tarde, a medida que avanza la trama y las cosas empiezan a ir mal, Phineas se hace cargo y muestra unas cualidades que no sabíamos que tenía y que le redimen. A su regreso a Inglaterra parece una persona diferente, y su vida, como os podéis imaginar, cambia para siempre. El itinerario de este viaje en ochenta días nos lleva a través de Inglaterra, París, India, Hong Kong, Estados Unidos, etc., y lo hace en multitud de medios de transporte, desde trenes a barcos e incluso elefantes. Aparte del viaje, en el libro hay una subtrama que implica un robo al Banco de Inglaterra, donde han sido robadas cincuenta y cinco mil libras; Fogg es el principal sospechoso, lo que espoleará la historia a base de bien. A lo largo del camino los protagonistas se encontrarán con muchos otros contratiempos, y un error de cálculo importante puede ser la diferencia entre la victoria o la derrota. Pero las cosas buenas también suceden, como el rescate de una hermosa princesa que tenían cautiva unos sacerdotes brahmanes de la India con no muy buenas intenciones…
Hay millones de personas que se han convertido en lectores gracias a las magníficas novelas de Julio Verne. La vuelta al mundo en ochenta días es perfecta para cualquiera al que le encante leer historias llenas de viajes y aventuras. Este clásico escrito hace más de 130 años sigue hoy estando tan fresco como siempre, así que adelante, abrid este libro, porque una gran aventura os espera.