Revista Bares y Restaurantes
Quizás al hablar de este establecimiento, no soy del todo objetivo, ya que aún padezco el síndrome de Estocolmo. Después de pasar un fin de semana en el cortijo, bodega y restaurante La Zorrera estoy a rebosar de endorfinas y es muy difícil encontrar las sombras que supongo que las hubo.
Llegamos el último día al restaurante después de una breve pero satisfactoria visita a la bodega donde José Alberto nos ilustró sobre sus vinos, su proyecto y la enología en general. En la parte superior de la bodega, está este atípico restaurante. Un espacio diáfano con unas ocho grandes mesas, presidido por una gran chimenea que caldeaba de manera muy agradable el ambiente. Grandes ventanales a la Sierra de Segura y al pueblo de Férez y una armónica decoración con especial protagonismo de los motivos enológicos, botellas y corchos sobre todo.
Como decía antes es un restaurante atípico, o sería mejor decir que es un hobby complemento de la bodega y esta a su vez, una prolongación del terruño. Esto hace que para poder ir a comer a La Zorrera o incluso visitar la bodega, sea imprescindible reservar previamente. De lo contrario, nos podemos encontrar con la cancela echada.
Nosotros fuimos y nos dejamos sorprender por ellos. Decisión a posteriori acertada. Nos prepararon un menú que maridaba a la perfección con sus vinos, o lo contrario, que sería lo mismo. Empezamos con un ajeno, un verdejo Erre de Herrero de 2011 para acompañar los aperitivos de la casa y una ensalada de tomate, con queso tierno y anchoas, todo bien regado con un aceite de la zona. El vino era de Rueda pues ellos solo hacen tintos. Con el primer vino de la casa, su Cabeza del Hierro, trajeron un carpaccio de champiñones, cubierto de queso rallado y foie laminado. Una combinación muy sencilla a la vez que original que nunca había probado. Luego unas tostas de algo parecido a unos soldados de Pavía: un trozo de bacalao rebozado sobre una tosta con tomate y coronado por un pimiento. Siguieron con unas deliciosas berenjenas rebozadas y cubiertas de miel y hierbas. Y para terminar los entrantes, quizás abusando un poco del queso, unas cuñas de queso frito con mermelada. Aunque para mí nunca es suficiente queso, hay gente a la que no le gusta. Y de esos llevábamos varios.
Con el segundo de los vinos de la bodega, Fianza 2010 syrah, nos hicieron un gazpacho manchego muy sabroso. Tanto la carne como la torta se deshacían en la boca. Aunque más que torta, era pasta lo allí cocido. Pero bien está lo que bien sabe siempre que no seamos puristas. Para terminar, carne: un solomillo de cerdo donde la salsa de moscatel y pasas hegemonizaba el plato con el permiso de las patatas. La comida estaba terminando, pero no podíamos dejar de probar la estrella de la bodega. Aunque fue casi terminando la carne, pudimos degustar su Fianza Selección de 2010 que nos acompañó también en los postres y el café y una provechosa sobremesa. Por cierto, los postres, caseros todos estaban deliciosos, sobre todo el flan de Ferrero Rocher y el bizcocho de chocolate con extra de chocolate. Para cerrar, cafés y para que pedir un chupito si aún nos queda vino, aunque también los hubo y no les hicimos ascos. Ahora bien, de todo lo dicho, o de buena parte podéis olvidaos pues tengo la sensación que en esto también son atípicos. Y lo que ha sido nuestro menú, si habéis decidido probar La Zorrera, no probareis mucho puesto que cambian total o parcialmente de menú. A nosotros nos prometieron unas carrilleras para el próximo día que vayamos que será más pronto que tarde. Como el viaje era familiar, los más pequeños del grupo también disfrutaron de su menú infantil a muy buen precio y de amplios espacios donde poder desgastar sus fuerzas mientras los mayores creíamos solucionar los problemas del mundo o al menos de la comarca.
Con relación al precio, creo que esto es lo de menos pues aunque no fue caro, no creo que nadie se haga los kilómetros que nos hicimos para regatear dos euros arriba, dos euros abajo. Aunque también debo decir que me pareció un poco elevado el precio del descorche de sus botellas pues solamente tenían que subirlas desde la bodega.
Independientemente de esto último, que cada cual lleva su negocio como cree conveniente, nosotros pasamos un fin de semana gastrocultural maravilloso. Degustamos productos de El Cantero de Letur, visitamos la almazara de Rafael López y finalizamos con la guinda de La Zorrera de donde nos trajimos algunas botellas de Fianza Selección.
Para ir a La Zorrera, tanto a las casas, a comer en el restaurante o para visitar la bodega lo mejor es llamar al número de teléfono 636 420 153 porque si buscamos Finca "La Zorrera" 02436 Férez (Albacete), en nuestro GPS, y a pesar de estar a penas a un kilómetros de Férez, seguramente no encontremos mucho. Ni siquiera en google maps.