Hay entradas que se atascan, o simplemente no fluyen adecuadamente. Hay veces que el vino, y la bodega , son suficientemente evocadores como para escribir, y a veces la playa donde uno fondea, se asemeja a la que pisó Odiseo en la región de los lotófagos, de donde hay que salir por piernas . No ha sido el caso hasta que he vuelto a pisar la barra del Lagar de Isilla , un templo gastronómico , en la calle del mismo nombre en Aranda de Duero, y esos espectros han salido de mi cabeza, para ayudarme a terminar esta entrada . Visité la bodega en mayo, pero no acabé muy convencido de la visita , y tampoco los vinos me ayudaron especialmente, como si todo se hubiese confabulado en mi contra. He de decir que tuve el pálpito claro de haberme equivocado en la elección de los vinos que compré , ya que la bodega ofrece otras variantes a los típicos riberas que sin duda eran mas interesantes. Hoy os traigo uno de estos dos vinos, el que mas me gustó.
El Lagar de Isilla Gestación 2015 está elaborado por la Bodega Lagar de Isilla en La Vid, cerca de Aranda de Duero; cuentan con 40 hectareas de viñedo propio, de las cuales un 25% son viñedos viejos, siendo la casta predominante la tempranillo, aunque también tienen una pequeña parte de cabernet sauvignon y merlot. La bodega está al lado del complejo hotelero y a la sombra del Monasterio de la Vid, del S.XII y con monjes aún habitándolo – alguno ví en mi visita a la bodega – . Es un tempranillo procedente de la cercana localidad de San Juan del Monte, efectuando su maloláctica en barrica francesa, con una posterior crianza de 9 meses en barrica de roble francesa nueva . El vino presenta un color rojo cereza de capa media alta , ribete grana, lagrima densa y persistente, con un poderoso volumen del 15% ; en nariz marcada fruta roja fresca, notas cremosas, vainillas, no marcándose aquí mucho el alcohol; entrada ligera, no demasiado cuerpo, en boca algo descompensado me salió, con un punto astringente y discreta persistencia. Tiene notas mas cercanas a un vino joven que a un media crianza, puede ser que cometiese un infanticidio, aunque no estoy nada seguro esta vez.
Tendré que volver sin duda a estos vinos en el futuro, y sacarme la espina de un mal día, sobre todo porque siempre es un placer perderse en la barra del Lagar de Isilla y visitar su bodega subterránea, abierta al público.
R.
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