Una chorrada hecha a propósito con el peor gusto posible, sin ningún sentido del ridículo, con la única intención de ser cutre ya que al no contar con dinero la cutrez era la única salida. Moby Dick, Wes Anderson o Bob Esponja, algunas referencias que los creadores del desatino no dudan en apropiarse, que para la cara dura no tienen límites. La cosa costó tres mil dólares y muchas horas ante el ordenador para efectos y montaje, cualquier ocurrencia viable se metía y el blanco y negro ayudó a camuflar un poco, muy poco, la verdad, la pobreza. Queda claro, al menos, que la peña se lo pasó de miedo y eso se transmite al patio de butacas, y es que el público si no apela a la benevolencia y la complicidad no podría soportar tanta bobada. Como obra cinematográfica merece un dos siendo generosos, pero por tanto descaro también un notable alto, que para penas ya tenemos la realidad diaria
Puntuación @tomgut65: 2/10 - 8/10