Los equipos de trabajo deben contar con un liderazgo especial en épocas de contracción económica. Las características de los directivos que saben adaptarse al nuevo escenario, logrando que su plantilla no se resienta debido al malestar y la inseguridad que puede reinar en el ambiente, son las siguientes:
- El jefe deja que la comunicación fluya. Un líder debe ser siempre un buen comunicador, pero en tiempos de crisis debe poner especialmente el énfasis en una comunicación positiva con su plantilla, con realismo pero con optimismo, evitando rumores nocivos para el ambiente laboral de de su empresa.
- El jefe es el primero en transformarse en el nuevo modelo que se debe seguir. Un buen líder debe crecerse en la adversidad. Si para salir de una situación delicada o de tensión hay que aumentar el nivel de exigencia, el primero que debe ser exigente consigo mismo es el líder.
- El jefe está a las duras y a las maduras. Cuando las cosas no van bien es cuando se ve si el compromiso del líder con su equipo es real. Debe estar ahí para recibir los elogios, pero también para reconocer los errores y asumir la responsabilidad por ellos
- El jefe sabe organizar el trabajo. Coordinar las actividades debe ser una de las principales preocupaciones del líder empresarial, que debe saber delegar y supervisar su desarrollo.
- El jefe tiene ‘olfato’. Estar atento a los cambios que producen en el mercado le permitirá ofrecer respuestas para aprovechar las oportunidades de negocio y las alianzas que se presentan para fortalecer la posición de su empresa.
- El jefe debe aguantar la presión. Liderar equipos en entornos de crisis supone tener una amplia capacidad para trabajar bajo presión y para tomar decisiones de forma rápida, sin transmitir angustia al resto de su equipo
- El jefe siempre centrará sus esfuerzos en el cliente. Los clientes son hoy más proclives que nunca a buscar nuevos proveedores y ofertas. El jefe es consciente de ello y por ello sabe que debe diferenciarse y entregarle valor para retenerle y fidelizarle
- El jefe tiene un plan… y un segundo y un tercero. Invierte su tiempo y el talento de su equipo en desarrollar varios planes de acción para distintos escenarios que contemplen distintas posibilidades de éxito o fracaso.
En definitiva, el “jefe anti-crisis” reevalúa permanentemente sus proyectos y sus parcelas de actuación para garantizar la supervivencia de su empresa y tratar de mejorar su productividad y su posicionamiento en el mercado. De esta manera, sabrá qué proyectos debe dejar para más adelante y cuáles cuentan con las características necesarias para darles un mayor impulso porque son los que mejor se adecúan a las circunstancias actuales del mercado.