Se alimentan de las sustancias más insospechadas: hidrocarburos, electricidad, hierro ...
Bien es sabido que las bacterias, los seres vivos más antiguos sobre la Tierra y de los más abundantes, pueden hallarse prácticamente en cualquier medio...
Se alimentan de las sustancias más insospechadas: hidrocarburos, electricidad, hierro ...
Bien es sabido que las bacterias, los seres vivos más antiguos sobre la Tierra y de los más abundantes, pueden hallarse prácticamente en cualquier medio, ya que son capaces de adaptarse a las condiciones ambientales más diversas... y extremas. Por eso, las hay de diferentes tipos y especies, y algunas, aparentemente incompatibles con la vida. Veamos algunas de las más raras ...
Una dieta a base de hidrocarburos
La Methylocella silvestris es una bacteria metanotrofa, esto es, que se desarrolla y se alimenta del metano y propano del gas natural. Aunque la turba de los suelos de la tundra y los bosques del norte de Europa son su hábitat natural, se la encontró también en el derrame de petróleo del Deepwater Horizon en 2010. Ha sido objeto de investigación por científicos de la Universidad de East Anglia, en el este de Inglaterra, y podría ser de gran utilidad para contrarrestar la emisión de gases de efecto invernadero.
A la Methylokorus infernorum, también metanotrofa, se la conoce con esta denominación porque fue descubierta por biólogos de la Universidad de Calgary (Canadá) en Las Puertas del Infierno (Hell's Gate), un campo geotérmico plagado de sustancias químicas -en su mayoría tóxicas-, cercano a la ciudad de Rotorua (Nueva Zelanda).
La electricidad y sus electrones como nutrientes
La bacteria Rhodopseudomonas palustris, descubierta por un grupo de científicos de la Universidad de Harvard, se alimenta de electricidad. Logra extraer electrones a través de la conductividad natural de minerales del subsuelo y además absorbe la luz del sol para obtener energía a modo de reserva.
La Geobacter y la Shewanella se nutren asimismo de electrones que captan de la superficie de minerales del suelo o del fondo del mar por medio de unos filamentos especiales.
Alimentación de hierro
Existe un tipo de bacterias, las Magnetospirillummagneticum, que se alimentan de partículas ferrosas o de hierro y que transforman en minúsculos imanes -pequeños cristales de magnetita- en su interior. Viven en lugares húmedos y donde escasea el oxígeno. Fueron descubiertas por investigadores de la Universidad de Leeds y de la Universidad de Agricultura y Tecnología de Tokyo, quienes pretenden utilizarlas para la creación de mini discos duros de ordenadores.
Consumidores de hidrógeno, de radiación, de plástico
Pero la lista de insólitos comensales, podría ser mucho más larga. Cada vez se siguen encontrando nuevas especies microbianas a cual más asombrosa.
Es el caso de bacterias que aprovechan el hidrógeno como fuente de energía para generar materia orgánica. Fueron halladas a más de 3.000 m. de profundidad en el fondo marino, en la dorsal medio-atlántica -entre el Caribe y el archipiélago de Cabo Verde-, en una zona conocida como campo de Logatchev. En este hábitat, caracterizado por su energía hidrotermal, y en simbiosis con bancos de mejillones, este tipo de microorganismo consume parte del hidrógeno que se libera.
Por otra parte, a varios miles de metros de profundidad en una mina sudafricana se descubrieron las bacterias firmicutes, que prescinden de la luz solar y sobreviven gracias a la radiación del uranio subyacente.
Y por último, aunque no se trata de una bacteria, el hongo de la especie Pestalotiopsis microspora, presente en la selva amazónica ecuatoriana e investigado por estudiantes de bioquímica de la Universidad de Yale, es capaz de digerir plástico, concretamente el poliuretano.
Fuentes: El Confidencial - Universidad de Calgary - Nature - El Economista - Diario de Navarra - Batanga - Capitán Planeta