Revista Viajes
Fotografía | Axel Riedinger
La región mexicana de la Sierra Madre es de difícil acceso y no tan conocida por los turistas como otras zonas del país, pero eso si, alberga uno de los conjuntos de cañones mas grandes del planeta, siendo además habitado por una de las comunidades indígenas mas aisladas: elpueblo Tarahumara.
Fotografía | Hotel Mansion Tarahumara
Las Barrancas del Cobre la forman una red de gargantas profundas, ríos solitarios, seis cañones principales y 200 secundarios que en conjunto son aún mas grandes y profundos que el Gran Cañón de Arizona. Se trata de un lugar remoto y apenas explorado, pero que puede ser conocido sin mayores complicaciones gracias al Chepe, un tren que recorre el tramo entre Chihuahua y Los Mochis, en Sinaloa. En el tramo Divisadero-Los Mochis, el tren se interna en la montaña para atravesar la agreste geografía, pasa junto a precipitosos acantilados, cruza túneles cortos y largos y puentes que libran caudalosos ríos.
Es quizá el viaje en tren más panorámico de América del Norte, pues durante 13 horas recorre mas de 600 km serpenteando tierras altas cubiertas de pinos y barrancos vírgenes. Y la aventura es aún mayor si el visitante hace parada en algunas estaciones a medio camino y observa mas de cerca la belleza del abrupto y vertiginoso paisaje. Desde la estación de Creel ( el municipio que concentra el turismo en la zona ), a 2225 metros de altura, podréis sumergiros en el corazón de la región, ya sea en un viaje de senderismo o alojándose en el refugio Copper Canyon Sierra, donde podréis contratar guías nativos.
La interminable y magnífica red de senderos que recorren las tierras altas y bajas de Las Barrancas, y la posibilidad de relacionarse con los indios Tarahumara pueden hacer de esta experiencia algo único.
Otro punto que seguramente podrá resultar muy atractivo para quien se anime a visitar Las Barrancas del Cobre es Batopilas, un pueblo minero que en su día fue una de las ciudades más ricas de México, pero que en la actualidad ha caído en el olvido en el fondo de Las Barrancas, entre el exuberante follaje y las flores tropicales. Ahora bien, a pesar de contar actualmente con poco mas de 1000 habitantes, gracias al turismo ha podido conservar en su plenitud la belleza de su arquitectura colonial, un gran atractivo para un pequeño pueblo perdido en mitad de la nada.
Se puede encontrar alojamiento en el pueblo a través del refugio Copper Canyon Sierra, y recorrer la demencial carretera que lleva al poblado minero, una peculiar aventura que incluye un descenso de 1800 metros al borde de un precipicio que ríete tú de los de Indiana Jones. Se tarda entre seis y ocho horas en llegar, pero merece la pena, aunque sea por conocer un poco mas a fondo la zona y no limitarse únicamente al recorrido en tren.
Un dato para quienes queráis algo más lujoso, que también hay: existe un hotel, el Hotel Posada Barrancas Mirador, que cuenta con una de las mejores vistas a Las Barrancas, y en general una de las mejores vistas del mundo. Se trata de un cinco estrellas levantado en la ladera de un barranco, una opción interesante. Ver mas.