Las buenas excusas no deben ser desperdiciadas

ffffound.com Y la mentira que hubo en mí que era intensa desaparece, sólo muere Alejandro Sanz
No me interesan los juicios de valor, porque no creo en la justicia, está politizada. Corrupta. Si existiera la justicia, estaría más moreno, es verano y el color negro de la piel debe comenzar a aflorar, pero estamos escondidos. No hemos corrido tanto para detenernos ahora con excusas respiratorias, acusando al tabaco, al cigarro de después, de todos los males endémicos de nuestro organismo. No convertirme en fiscal, ni en juez ni siquiera en parte, era cuanto deseaba. A veces, he dado la sensación de violar los tres preceptos, por descordinación, por pretender hablar demasiado, por querer saber demasiado. Quien tiene la información tiene el poder. De eso, precisamente, habla mi próxima novela. La siguiente hablará de ti, no tengo ninguna duda. Ahora soy parte del todo, un fragmento de la totalidad, una línea torcida en el guión, un 1 o un 0 mal colocado que impide la edición del archivo html, una cuerda mal afinada que chirría el acorde más hermoso, un acento olvidado que modifica el significado de la frase. Ahora que ya no hay vuelta a atrás quisiera respirar despacio, casi en silencio, bajo la luz naranja de las lámparas, sobre el efecto ilusorio de las sábanas recién cambiadas. Sobre los cadáveres del speed y el ron. Las terrazas de los barrios bajos donde todo comienza. Donde todo se alimentó. Es mi castigo y lo asumo. Heróicamente. A ver si Pérez Reverte conoce nuestro caso y nos escribe un artículo glorioso, predemocrático y patriótico, ensalzando el valor. Y no la muerte.