Bueno, yo creo que es como una práctica para tener un hombre en casa, si nunca lo tuvieron, o para no olvidarse de cómo se era la cosa, si ya lo experimentamos.
Sé que las comparaciones muchas veces son odiosas, pero... déjenme elaborar :)
Los gatos, al igual que los hombres, son distantes; quieren nuestro cariño, pero sólo cuando ellos quieren. De lo contrario, son más felices estando solos con sus juguetes, u otros gatos.
Los gatos, y los hombres, maúllan (reclaman) cuando no hacemos lo que desean, o cuando tienen hambre, o quieren salir de la casa. Como ellos, huyen asustados si empezamos a llorar y desaparecen a la primera señal de discusión.
Los gatos, como los hombres, nos despiertan en medio de la noche si quieren mimos; no les importa si estamos cansadas, hay que madrugar al otro día, o simplemente no tenemos ganas (y la mayor parte del tiempo se salen con la suya).
Pero lo más importante: los gatos, al igual que los hombres, son bichos que dan muchas satisfacciones (aunque también mucho menos trabajo).
EDICIÓN:
Nuevamente, disculpen mi ataque de misandria. Como le dije a Montevideano en los comentarios: siéntanse en libertad de enumerar en qué una gata se parece, o diferencia, de una mujer ;)
EriSada