Para F., que hoy cumple 105 años
El budismo tibetano tiene dos características curiosas. La primera es que hubo que introducirlo dos veces para que arraigase. La segunda es que nos permite inferir cómo era el budismo en la India antes de que desapareciese, ya que de alguna manera es su continuación.
La introducción del budismo en Tibet tuvo muchos paralelos con su introducción en Corea y Japón: una sociedad atrasada y con una religión basada en el chamanismo, que quiere introducirse en el círculo de las naciones civilizadas. En este caso el papel clave lo jugó el rey Songtsen Gampo, quien en el siglo VII continuó y culminó la centralización y unificación del Tibet que había iniciado su padre. Songtsen Gampo consideró que para ponerse a la par que sus vecinos tenía que adoptar su religión y ésta era el budismo. El rey tenía dos esposas, una china y otra nepalí, y es posible que influyeran en su decisión. Songtsen Gampo inició una tendencia que se instauraría en el budismo tibetano que fue la de mirar hacia la India y no hacia China en busca de enseñanzas.
Durante el siglo VIII al tiempo que el budismo se propagaba también lo hacía la oposición al mismo por parte de los chamanes que practicaban el bön, la religión tradicional del Tibet que al paso de los siglos terminaría ella misma teñida de budismo. En la segunda mitad del siglo VIII, el rey Trisong Detsen hizo del budismo la religión del Estado. Trisong Detsen invitó al Tibet al gran sabio indio Shantarakshita. Las enseñanzas de Shantarakshita combinaban el madhyamaka de Nagarjuna, el yogacara de Asanga y la epistemología de Dharmakirti. La tradición cuenta que mientras estaba en Tibet estalló una epidemia y los bönpos le acusaron de haberla causado con su presencia. No sabiendo cómo defenderse de los ataques, se retiró derrotado. Posiblemente lo que haya detrás de esta tradición sea que el estilo eminentemente erudito e intelectual de Shantarakshita era demasiado para los tibetanos, que seguían pensando en términos chamánicos.
Trisong Detsen no cejó en sus intentos de propagar el budismo en el país y llamó al sabio y practicante tántrico Padmasambhava. En la actualidad Padmasambhava es visto por el budismo tibetano como un segundo Buda y ha sido tan mitificado, que resulta difícil imaginarse cómo fue el personaje histórico. Dada la impronta y el recuerdo que dejó, debió de ser todo un personaje. Aparte de sus conocimientos filosóficos, debía estar versado en los tantras, en la meditación y en la magia. Fue esta última la que, según la leyenda, le ayudó a derrotar a los bönpos y a establecer la superioridad del budismo.
Otra tradición cuenta que Trisong Detsen organizó un debate en Lhasa entre Kamalasila, un discípulo de Shantarakshita, y un monje ch’an. El objeto principal del debate era si la iluminación se alcanza gradualmente o es instantánea, un debate que ya se había producido en el seno del ch’an chino, donde había vencido la segunda tesis. Aquí como quien manda, manda, se impuso el criterio de Trisong Detsen, que dijo que Kamalasila había sido el vencedor en el debate. Con esta decisión, vinculó fuertemente el budismo tibetano al indio y determinó que el ch’an no tuviera ninguna influencia en la Historia ulterior del budismo tibetano. Trisong Detsen marcó también la evolución que tomaría el budismo tibetano, al establecer que había que seguir la escuela sarvastivada por su respeto a la disciplina religiosa, el madhyamaka y el yogacara por su pensamiento filosófico y el vajrayana por sus prácticas.
En la cuarta década del siglo IX accedió al trono el rey Langdarma que lanzó una campaña de persecución del budismo y de restauración de la religión bön. Mientras que las fuentes tradicionales presentan a Langdarma como el mal personificado y hablan de persecución antibudista, es posible que sus acciones fueran menos tremendas. Posiblemente se limitase a retirar el patronazgo regio al budismo y a expulsar a los monjes de la capital, porque se lo estaban empezando a creer. La pérdida del favor real seguramente comportaría una disminución del contacto con los centros de saber en la India y una pérdida de calidad filosófica. Es probable que en este período el budismo tibetano absorbiera elementos del bön, el cual por su parte, también había sido influido por el budismo.
En el siglo XI se produjo una reintroducción del budismo en Tibet, cuyo primer impulsor fue el rey Yeshe Ö. Los dos principales protagonistas intelectuales de este proceso fueron el sabio indio Atisha, que vivió en Tibet los doce últimos años de su vida, durante los cuales reformó la disciplina monástica, purificó las prácticas tántricas y compuso varias obras de doctrina, y Rinchen Zangpo, discípulo de Atisha y gran traductor de obras budistas del sánscrito al tibetano. Su trabajo daría lugar al período de la nueva transmisión, en el que se tradujeron o volvieron a traducir al tibetano muchos tratados budistas.
Las tradiciones que surgieron en este momento fueron:
+ La escuela kagyu: Se remonta al traductor Marpa, que fue discípulo de Naropa, el cual le hizo muchas perrerías antes de otorgarle sus enseñanzas. Marpa, a su vez, fue el maestro del gran yogui Milarepa, y también le hizo novatadas de las finas. Milarepa fue el maestro de estudió Gampopa. No me consta que le hiciera putadas, pero dado como estaba el linaje, seguro que alguna caería. Estas cuestiones del linaje son importantísimas en el budismo y muy especialmente en el tibetano. Las prácticas kagyu se basan en lo esencial en los seis yogas de Naropa. La práctica más elevada de la escuela es el mahamudra.
+ La escuela sakya: Su iniciador fue el maestro Drokmi, aunque fue su discípulo Könchok Gyelpo el que puso las bases de la escuela. Los sakyapas destacaban por su erudición y llegaron a tener gran importancia en el Tibet medieval. Entre la segunda mitad del siglo XIII y la primera mitad del XIV fue su abad el gobernante real del país. En la actualidad es la escuela con menos seguidores y la que ha tenido menor difusión en Occidente.
+ La escuela jonang: Sus enseñanzas se basaban en el Kalachakra Tantra, que fue traducido al tibetano por Dro Lotsawa y Somanatha. Un discípulo de Somanatha, Yumo Mikyo Dorje, fue uno de los primeros introductores del shentong, la comprensión de la naturaleza absoluta radiante de la realidad. La escuela como tal se inició con Kunpang Thukje Tsondru en la segunda mitad del siglo XIII. El gran sistematizador de sus enseñanzas fue Dolpopa en el siglo XIV. En el siglo XVI la escuela dio otro gran sabio, Jetsun Taranatha. El quinto Dalai Lama la proscribió en la segunda mitad del siglo XVII. La excusa fue que defendía opiniones heterodoxas, ya que afirmaba que la budidad tiene existencia real desde el punto de vista absoluto, negando su naturaleza de puro vacío. Sí, llegados a cierto punto, los filósofos se tiran los trastos a la cabeza por cualquier tontería. En todo caso, las razones reales de su proscripción fueron más prosaicas: luchas por el poder, que son lo más real que hay desde un punto de vista relativo y absoluto.
La emergencia de estas escuelas provocó al mismo tiempo que cristalizase la escuela ñigma, que es la de quienes habían mantenido las tradiciones de Padmasambhava y de la primera difusión del budismo en el Tibet. Los ñigmapas además se habían visto influidos por las prácticas del bön. Una novedad importante de los ñigmapas es el uso de los “termas”, escrituras escondidas por maestros del pasado y que son encontrados por practicantes especiales, los “tertöns”, cuando el momento de su revelación pública llega.
Las diferencias principales de los ñigmapas con respecto a las nuevas escuelas son: 1) La posesión de una serie de enseñanzas especiales, el dzogchen; 2) El uso de tantras especiales que están fuera del canon utilizado por las otras escuelas; 3) El desarrollo tardío del monacato, que además, una vez se desarrolló, rechazó el celibato, que es una opción mucho más cachonda.
La última de las escuelas nuevas en surgir, fue la de los guelugpas, que es precisamente la del Dalai Lama. Fue fundada en la segunda mitad del siglo XIV por Tsongkhapa. Tsongkhapa fue un gran erudito y a él se debe que los guelugpas sean la escuela más escolástica del budismo tibetano. Tsongkhapa también se interesó por el vinaya, las reglas monásticas, y exigió a sus discípulos su cumplimiento estricto. Nada de mujeres como los cachondones de los ñigmapas y nada de alcohol como el 99% de los tibetanos.
En una sociedad en la que religión y poder político estaban tan unidos, las relaciones entre las distintas escuelas a menudo distaban de ser apacibles, que es la manera fina de decir que a veces se daban de leches. En el siglo XIX surgió el movimiento Rimé, cuyos principales impulsores fueron Jamgon Kongtrul y Jamyang Khyentse Wangpo. El objetivo del movimiento era resaltar lo que unía a las distintas escuelas, mostrar lo que todas tenían de válido en la búsqueda del objetivo último de la iluminación. El movimiento Rimé hizo mucho para aproximar entre sí a las distintas tradiciones, pero lo que más ayudó fue la invasión China. Después de ella ya no hubo poder político por el que pelearse.