Revista Religión

Las distintas escuelas del budismo (4). El Tantra

Por Tiburciosamsa

La última etapa del budismo en la India estuvo marcada por el Tantra. Posiblemente sea la parte del budismo indio que peor se conoce y que se ha estudiado menos. Tal vez sea que los estudiosos hayan querido evitar los chistes fáciles: “Así que estás estudiando el budismo tántrico, ¿eh, pillín? No será más bien el sexo tántrico lo que estás estudiando”. También influye que no es como otras partes del budismo, que uno siente que con que controle unos cuantos textos básicos y un puñado de pensadores, ya lo domina. 
Los inicios del Tantra en la India datan aproximadamente del siglo III d.C. Fue un fenómeno que afectó a todo el subcontinente y a las religiones que existían en él. Así, junto a un budismo tántrico, también tenemos un hinduismo tántrico. El Tantra más que aportar nuevos sistemas filosóficos al budismo al estilo de madhyamaka o el yogacara, lo que hizo fue introducir nuevas prácticas para alcanzar la iluminación. Se trata de un fenómeno tan variado, que más que intentar definirlo, es mejor enumerar los rasgos que lo caracterizan:
+ Importancia del guru: El maestro adquiere una importancia esencial. Es la encarnación de Buda para el discípulo. Las técnicas tántricas han de ser necesariamente recibidas del maestro tanto para que sean eficaces como para quedar protegido de sus posibles efectos colaterales. 
+ Iluminación acelerada: El hinayana había dicho que alcanzar la budidad llevaba eones. El mahayana no tenía las cosas tan claras. Por un lado parecía estar de acuerdo con el hinayana en que la iluminación toma muchíiiiisimo tiempo, pero por otro tenía la doctrina de la naturaleza búdica que subyace en cada uno de nosotros y que permitía pensar que alcanzar la iluminación no tenía que resultar tan difícil; a fin de cuentas sólo se trataba de sacar a la luz algo que ya poseemos. El budismo tántrico da una vuelta de tuerca a esta idea y afirma que sus técnicas permiten alcanzar la iluminación en una sola vida.
+ Esoterismo: El Buda histórico dijo que no había escondido ninguna enseñanza a sus discípulos; lo que había descubierto era lo que había enseñado, ni más, ni menos. El tantrismo introduce en el budismo la idea de que hay unas enseñanzas y unas prácticas esotéricas que hay que recibir de un maestro autorizado y conforme a un ritual y que no están al acceso de cualquiera. 
+ Actitud abierta hacia la realidad: El hinayana distinguía claramente entre nirvana, al que se aspiraba, y samsara, del que se quería escapar. El mahayana identificó nirvana y samsara. Ambos son lo mismo, para el iluminado, para el que sabe discernir. El tantrismo da un paso más allá: toda la realidad es válida para alcanzar iluminación. No cabe distinguir entre cosas a evitar y cosas a aceptar. Eso llevado al extremo, condujo a algunos maestros a la antinomia: comer carne, tener relaciones sexuales, emborracharse… todo eso pueden ser también acciones iluminadas. 
+ En el tantrismo las técnicas espirituales cuentan casi más que los sistemas filosóficos subyacentes. Entre las técnicas hay tres elementos que cobran gran importancia: los mantras, los mudras y los mandalas. A diferencia de los dos primeros, los mandalas son un elemento novedoso dentro del budismo. Se trata de representaciones de un espacio sagrado que sirven de apoyaturas a la meditación. 
+ El recurso a deidades. El hinayana es completamente ateo. En el mahayana se aprecia la cuasi-divinización de Buda y la aparición de bodhisattvas como Mañjusri o Bhaysajyaguru que funcionan casi como deidades. En el tantrismo podemos quitar el “como”; el tantrismo recurre en sus técnicas a deidades tanto positivas como negativas. Aunque hable de deidades, no hay que ver el tantrismo como un politeísmo. Las deidades en un primer momento se conciben como exteriores; luego se percibe que están dentro, que son manifestaciones de las cualidades del sujeto. En la última y definitiva fase, el practicante advierte que están vacías de existencia inherente, como él mismo. 
+ El simbolismo y la analogía juegan un papel clave en el tantrismo. Por ejemplo,  cuando Samvara y su consorte Vajravarahi aparecen echando un kiki no es lo que parece (vieja fórmula que un amigo mío muy golfo practicaba con notable éxito hasta la noche que aquello se pareció demasiado a lo que realmente era), sino que es la representación de la unión de la gran bienaventuranza y la vacuidad. 
La Historia del budismo tántrico es poco conocida. El nombre del vehículo, vajrayana o “vehículo del diamante”, apareció en el siglo VIII. ¿Cuán importante y organizado estaba antes de esa fecha? Resulta difícil de decir. Xuanzang, que visitó la India en la primera mitad del siglo VII no lo menciona, aunque al hablar del budismo en el noroeste del Subcontinente, dice que allí se practica la brujería y que hay diez templos de dioses en los que se mezclan creyentes y no-creyentes. Es posible que esté describiendo una región en la que ya se realizaban algunas prácticas tántricas, pero que al no estar generalizadas en la India y por su falta de familiaridad con ellas, no supo reconocer como lo que eran. Aunque antes del siglo VIII ya se había difundido un budismo esotérico fuera de la India, es en el siglo VIII cuando se tradujeron al chino y al tibetano importantes tantras como el “Guhyasamaja” y el “Durgatiparisodhana”. La impresión es que es en ese siglo cuando el vajrayana realmente eclosiona en el norte de la India y en Bengala, convirtiéndose en la forma de budismo prevalente hasta la extinción del budismo en la India hacia el 1.200.
Tal vez porque el budismo tántrico no buscó crear grandes sistemas filosóficos a la manera del madhyamaka y el yogacara y porque la importancia en él la tienen los textos y no las escuelas, lo habitual es centrarse en la clasificación de sus textos, lo que además permite seguir su desarrollo cronológico. Los tantras se clasifican tradicionalmente en:
+ Kriya tantras: Se compusieron aproximadamente entre los siglos II y VI. Consisten básicamente en una recopilación de textos de carácter mágico destinados a conseguir objetivos mundanos. 
+ Carya tantras: Son muy escasos en número. Se caracterizan por la importancia que tiene en ellos el Buda Vairocana, que es el símbolo de la realidad última, del cual el Buda Sakyamuni no fue más que una emanación mágica para auxiliar a los seres vivos. 
+ Yoga tantras: Fueron compuestos entre los siglos VII y VIII. Con ellos, el eje ya no está en conseguir fines mundanos, sino en alcanzar la iluminación. Estos tantras son los que organizan todo el sistema de las familias búdicas.
Para la última categoría de tantras, hay dos sistemas clasificatorios: el tibetano que habla de los anuttarayoga tantras, subdivididos en tantras padre y madre y el que propugna, entre otros, Anthony Tribe que cree más adecuado eliminar la categoría de los anuttarayoga tantra y la subdivisión padre clasificarla como mahayoga tantras y a la madre como yogini tantras. 
+ Mahayoga tantras: Aparecieron a finales del siglo VIII e inicialmente apenas se diferenciaban de los yoga tantras. En ellos Aksobhya es la deidad principal, que va desplazando progresivamente a Vairocana. Los mahayoga tantras recurren a elementos sexuales y a sustancias impuras como el alcohol, la carne o la orina. 
+ Yogini tantras: Datarían de los siglos IX y X. Continúan mucho de los rasgos de los mahayoga tantras. Incluyen deidades y simbolismo relacionados con los lugares de cremación. En ellos el elemento femenino y las deidades airadas cobran especial importancia (resulta irónica la combinación de lo femenino con el cabreo; será que sus divinidades femeninas están con el síndrome premenstrual). 
Con el budismo vajrayana se extingue el budismo en la India. En la próxima entrada: ¿y qué ocurrió fuera de la India?

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