«Sobre esta piedra edificaré mi iglesia y el poder del infierno no te derrotará. Te daré las llaves del Reino de los Cielos», con esta frase Jesucristo nombraba a San Pedro Apóstol primer Papa de su Iglesia.
Las llaves tienen una clara encomienda, abrir y cerrar puertas, eso sí, siempre que sean introducidas en la cerradura adecuada. La mejor llave, se convierte en el objeto mas inútil, si no fue creada para esa cerradura, y la llave más débil puede permitirnos pasar a otro nivel, si se trata de una llave maestra capaz de abrir cualquier paso.
Tener la llave maestra otorga el poder del avance hacia nuevos escenarios, permite cerrar capítulos y comenzar otros nuevos, y confiere un gran poder a su poseedor.
Las llaves han acompañado al ser humano a lo largo de la historia, no solo como un útil necesario para poner a salvaguardar cualquier preciado tesoro, sino como parte de nuestro lenguaje y formas de expresión, quién no ha escuchado alguna vez las frases: «Llave en mano», «La llave de la imaginación» o «Ser llave de gobierno», esta última, ampliamente utilizada en política para hablar de pactos.
Y hablando de gobiernos y de elecciones, somos los ciudadanos los que tenemos la soberanía de entregar a una determinada agrupación política las llaves de un territorio, y en jornadas como la de hoy, sábado de reflexión en tierras castellano leonesas, es importante visualizar a quiénes queremos otorgar esas llaves de un proyecto que ha de durar cuatro años, y en el que quienes participan de la gran fiesta de la democracia esperan con más o menos ilusión un cambio favorable no solo en el territorio al que pertenecen sino en sus vidas personales.
Para desgracia de muchos políticos, su papel cada día atrae menos a la ciudadanía que los percibe como unos charlatanes que ponen por delante sus intereses personales de desarrollar una carrera rápida y bien remunerada, y buena prueba de ello son los porcentajes de abstención que acompañan a cada uno de los comicios a los que estamos llamados los españoles.
Lo hemos podido ver en los últimos años, como también hemos podido comprobar el difícil escenario al que se enfrenta cualquier agrupación política novel que cargada de la ilusión de los soñadores pretende construir un futuro mejor.
Según el Ministerio del Interior, España tiene registrado más de 5.000 partidos políticos, de los que 1.600 se han constituido en la última década.
Unión por el Pueblo Leonés, Por Ávila o Soria Ya, aspiran a obtener representación y porqué no, a ser llave maestra en el futuro gobierno de Castilla y León. Y fíjense ustedes lo que son las cosas, que al igual que a San Pedro Jesucristo le otorgó las llaves de la Iglesia, a Pedro I el Laico, se le podrían abrir las puertas de Castilla y León, tan solo necesita un pequeño milagro, que será obrado por la abstención.
Si analizamos los resultados en 2019, el PSOE ganaba las elecciones como lista más votada con 35 escaños, frente a los 29 del Partido Popular, que apoyado por los 13 procuradores de Ciudadanos y el único escaño de VOX.
Si hay algo que llama la atención es el fuerte desgaste del partido de la gaviota con un Mañueco que no ha sido capaz de convencer y que a duras penas ha sobrevivido apuntalado con el respaldo de las formaciones de centro derecha, pero paralelamente, destaca un partido socialista que perdería fuelle y se desprendería de 7 escaños en caso de confirmarse los pronósticos.
Con los dos grandes partidos históricos en horas bajas y casi en empate técnico 29 para los Populares frente a 28 para los socialistas, parece que la liga se juega entre abstencionistas, pequeños partidos de marcado ideario local, que podrían contener el avance de VOX que engulle prácticamente a Ciudadanos que pasa de 13 representantes a uno. Y es que, aunque suene a tópico, en Castilla y León, el próximo domingo puede pasar de todo.
El primer escenario que se contempla es una victoria en minoría de Mañueco que estaría obligado sí o sí a pactar con Juan García-Gallardo, pataletas de boca pequeña aparte, ya que si el votante de centro derecha se inclina a cambiar de aires y apoyar el proyecto de VOX tendría que aceptar como socios a los de Abascal, y tragarse sus últimas palabras en referencia a la formación verde.
Pero esta batalla está mucho más abierta de lo que pensamos, se juegan nada más y nada menos que siete escaños, un número nada desdeñable que podrían alterar por completo las previsiones de todos los que concurren a liderar esas tierras leonesas.
¿Qué ocurriría si la abstención afectara al bloque de la derecha y los discursos de un Zapatero al que todo el electorado de izquierda le reconoce el gran hito de ser el primer presidente «feminista» de España y del que todos parecen haber olvidado su pésima gestión económica, animaran a participar de la gran fiesta de la democracia a aquellos ciudadanos más progresistas que críticos con Sánchez no hubieran encontrado el motivo para ir al colegio electoral el próximo domingo?
Otro posible marco sería que parte de esa abstención decida votar en clave local, otorgando a las pequeñas formaciones más poder, pudiendo llegar a convertirse en decisivas en el reparto de escaños.
Este contexto podría favorecer a los socialistas que han realizado una campaña en la que Sánchez apenas ha tenido protagonismo hasta prácticamente al final, cuando las encuestas eran algo más benevolentes para la formación del puño y la flor. De producirse, supondría un balón de oxígeno para el gobierno de Sánchez que pasa por sus peores momentos, y un duro mazazo para la formación de Casado que vería como su debacle continua a pasos agigantados por los últimos bandazos que desde su dirección nacional se han producido y que han causado desconcierto entre su electorado que ha empezado a migrar, cada vez con más fuerza, hacia un mensaje mucho más contundente, el de Abascal y su Agenda España.
Es muy difícil que el partido de Ortega Lara no salga victorioso de esta contienda, ya que por poco que logre, no cabe duda que mejorará su representación en la cámara castellano-leonesa, pero a los de Abascal ya no les basta con ser llave maestra, o con mejorar sus ratios, el equipo verde ha salido a ganar en dónde sabe que su mensaje puede calar con fuerza, en la España Vaciada.
No cabe duda que el partido está muy abierto y cualquier ligera variación puede ser decisiva para obtener la llave maestra del gobierno de Castilla y León.
En plena antesala del Día de los Enamorados, seguro que a estas horas en los equipos de campaña repasan el trabajo frenético de estos días mientras deshojan una margarita que no dará su respuesta hasta bien entrada la noche del 13 de febrero.