Revista Cultura y Ocio

Las madres y Greta Garbo

Publicado el 24 febrero 2021 por Molinos @molinos1282
Las madres y Greta Garbo«Patio de San Gregorio. Las columnas neoclásicas donde apoyaba su delgado brazo, bellísima de cuerpo, Greta Garbo. Siempre seria en las fotos, como yo.» Estas palabras escribió Paco Umbral en su libro El hijo de Greta Garbo y las recita Aitana Sánchez-Gijón en el documental Anatomía de un Dandy que se puede ver en Filmin. Es un buen documental porque si bien no consigue que el escritor te caiga especialmente simpático, cosa que dudo mucho que él tuviera el más mínimo interés en conseguir, te hace descubrirlo, entenderlo un poco más y sobre todo compadecerlo muchísimo. La compasión no tiene porque provocar simpatía pero sí entendimiento. 

Umbral adoraba a su madre, la quería muchísimo. Estaban los dos solos, y él cuenta que cuando ella se estaba muriendo creyó volverse loco del dolor de perderla  pero, al mismo tiempo, se alegraba porque con su muerte desaparecería lo único que se interponía ante él para ser escritor. 

«Mi madre era guapísima, la confundían con Greta Garbo». Comenta Sofía Loren con su voz cantarina y su leve acento italiano al hablar inglés en una entrevista en el podcast Desert Islands de la BBC. «Mi madre nunca supo quién era. Fue un alma perdida, tenía muchísimas ganas de hacer cosas pero le faltó la fuerza y la energía para sobreponerse al pesimismo y hacer lo que de verdad quería. Pero era una buena persona y una buena madre»

Ni Paco Umbral ni Sofía Loren conocieron apenas a sus padres. El de Umbral le dio su segundo nombre, Alejandro, en plan "te reconozco pero de refilón" y el de Sofía fue una presencia ausente, la actriz comenta que solo lo vio dos veces en su vida. Los dos nacieron de madres solteras, cuando ser madre soltera era algo tan fuera de la común como encontrarte un Unicornio (madre soltera reconocida, escondidas las había a miles) y que mantuvieron esa condición para siempre; jamás se casaron. Solteronas, madres y, para sus hijos, tan guapas como Greta Garbo y casi tan desconocidas como la actriz sueca. Llevo días pensándolo, quizá meses; leo sobre madres en artículos, en novelas, en libros de memorias, escucho recuerdos sobre ellas en podcasts, en documentales. Leo dolorosos posts por madres súbitamente ausentes o recordadas en su ya larga ausencia y siempre me viene a la cabeza el mismo recuerdo de mi madre y la misma sensación.  

Enero de 2004. Vivo en la calle Viriato de Madrid, en un edificio construido por Antonio Palacios. Es un piso diáfano con paredes, suelos y ventanas de un color gris arquitecto, elegante y sobrio. He sido muy feliz en esa casa que me encanta pero, ahora, en esa mañana de enero, no lo soy. Estoy sobrepasada por la presencia de mi hija María nacida tres semanas antes. Estoy cansada, triste, aburrida y desbordada, siento que no quiero estar ahí, que no quiero ser madre, que no me interesa, que ojalá se acabara y, claro, al mismo tiempo, siento una culpabilidad tan enorme que temo que llene el piso hasta el techo y reviente la enorme ventana que da al  improbable jardincillo en medio de Madrid que tiene esta casa. Estoy asomada allí, con el bebé en brazos, como un náufrago. Espero que mi madre venga a salvarme, que llegue cuanto antes, porque no puedo más. Aparece por la calle, caminando deprisa, directa a la puerta del jardincillo. No veo su cara, solo su cabeza, cuando todavía llevaba el pelo oscuro, y pienso: este es el momento que más recordaré cuando ya no esté, cuando ella muera. Aquel día, en aquella mañana, supe que ese sería el recuerdo que tendría de ella, el más significativo. Un momento que ella, seguramente, no recuerda. 

Las madres son las personas que menos conocemos, son misteriosas e imposibles de conocer. Por eso cuando mueren, cuando se van, cuando desaparecen, nos encontramos con un hueco más grande de lo que pensábamos, porque el vacío de la presencia desconocida pero reconfortante siempre es inabarcable.  Mi madre no se parece a Greta Garbo pero sí que es un misterio, como todas. Como yo lo soy para mis hijas aunque siempre sonría en las fotos.  


Volver a la Portada de Logo Paperblog