Revista Insólito

Las mentiras que te contaron de los ninjas

Publicado el 28 octubre 2020 por Tdi @RLIBlog

Las mentiras que te contaron de los ninjas

En el imaginario colectivo, los ninjas son espías sigilosos y letales que se infiltran en las fortalezas enemigas aprovechando el manto de la noche, vestidos de negro y dominando toda serie de técnicas secretas extraordinarias. Sería por tanto un cuerpo de élite con las dotes necesarias realizar su tarea indetectados e infaliblemente. Su condición de grupo homogéneo, localizado y exclusivo de una región a quienes se le atribuían habilidades sobrehumanas los deja en una situación similar a la de los vikingos pero, como estamos acostumbrados a ver, lo lejano y exótico es proclive a cubrirse en leyendas.

El uso de actividades de infiltración entre daimios se atestigua ya en la guerra de Ōnin (1467-1477), que iniciaría la prolongada guerra civil del periodo Sengoku (1467-1568). Durante el periodo Edo (1603-1868), la ley marcial y la extensa red de inteligencia mantuvo la paz, sirviendo esta como base para el mito del ninja. No obstante, algunos personajes más antiguos han sido reinterpretados como ninjas, como el príncipe Yamato Takeru de los textos del Kojiki y el Nihonshoki, o los demonios convocados por Fujiwara Chikata del Taiheiki.

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En el Taiheiki, Hino Kumawaka se infiltra en la casa del monje Honma Saburō mientras duerme y lo mata. No solo eso, sino que huye escalando unas cañas de bambú. Sin embargo, aunque sus acciones actualmente se consideren propias de ninjas, Kumawaka era simplemente el hijo del gran consejero del emperador Go-Daigo y no tenía ningún entrenamiento especializado en la infiltración.

En el periodo Edo se dedicaban a detectar disidentes escuchando a través de las cerraduras. Entonces se denominaban onmitsu (隠密, actualmente "detective"), actuando en los sistemas administrativos del shogunato y del gobierno de los daimios. Las cinco parejas del ōmetsuke (大目付) investigaban al daimio y el metsuke (目付) vigilaba a los siervos del shogun y funcionarios del gobierno, que informaban al wakadoshiyori, segundo en importancia por debajo del consejo del shogun. Los primeros informaban de las irregularidades de los daimios, como los contratos irregulares de matrimonios, la incapacidad de producir herederos o realizar reparaciones no autorizadas en el castillo. En este periodo, los agentes vigilaban la presencia de cristianos secretos o de daimios rebeldes.

Hasta principios del siglo XVIII, estas tareas de espionaje habían sido heredadas por familias de Iga y Kōka. A partir de entonces fueron sustituidos por oficiales de confianza de Tokugawa Yoshimune, cuyo grupo se llamó Oniwaban (御庭番).

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Hasta la segunda mitad del siglo XX no se utiliza el término ninja (忍者). Incluso en el Gendaijin no Ninjutsu (1937) de Itō Gingetsu es interpretado como ninsha. Previamente, en las famosas novelas kōdan de Sarutobi Sasuke de Tachikawa Bunko (1911-1925), se usaba el término ninjutsu no daimeijin (忍術の大名人, "gran nombre del ninjutsu"). El personaje no sería llamado ninja hasta la obra de Renzaburō Shibata en 1955. Otros términos usados en la primera mitad del siglo XX son ninjutsu-sha (忍術者; "hombre-ninjutsu"), ninjutsu-tsukai (忍術使い, "usuario de ninjutsu") o shinobi no mono (忍びの者).

El término más antiguo para denominarlos era shinobi, que era usado tanto como nombre ("espía") como adverbio ("secretamente"). En el Vocabulario da Lingoa de Iapam (1603) de los misioneros jesuitas portugueses, aparecía como xinobi, refiriéndose a un espía que se infiltraba en los castillos para obtener información. No obstante, en la mayoría de las menciones de la época se usa como adverbio para describir las acciones de soldados (強者, tsuwamono), espías (間諜, kanchō), exploradores (偵察, teisatsu) e incluso la huída del enemigo. También fueron llamados kagimono-hiki (かぎ物ひき, "rastreadores y oyentes").

Según el Ninjutsu Ogiden (1840), la primera mención a la palabra shinobi surgió en el siglo VII, cuando el sirviente del príncipe Shotoku, Otomo no Sahito, actuó como uno. Sin embargo, cuando se escribió a finales del periodo Edo, el término no solo estaba ya bien establecido, sino que había perdido su significado militar.

A diferencia de los samuráis, cuya presencia era generalizada y que han dejado artefactos para demostrarlo, la propia naturaleza de los ninjas apenas han dejado testigo de su existencia. Popularmente se ha señalado a la antigua provincia de Iga (伊賀) y el distrito de Kōka (甲賀) en la provincia de Shiga (滋賀) como las regiones exclusivas donde existieron los ninjas. No obstante, si nos lo planteamos, sería absurdo considerar que todos provenían de estas dos zonas. En el periodo Sengoku hubo batallas de Okinawa a Hokkaido, por lo que desde estas zonas sería imposible suministrar los suficientes guerreros especializados. Por ello, por precaución, se suele precisar que eran las zonas más especializadas en este arte.

Ambas son limítrofes que pudieron haber colaborado ocasionalmente, pero por cuestiones políticas y militares nunca pertenecieron a la misma región. Al servir a Tokugawa Ieyasu en 1582 y 1600, los hombres de Iga y Kōka se convirtieron en guardias hereditarios del palacio mencionados anteriormente. Los relatos que apoyan la actividad ninja en estas regiones datan del periodo Tokugawa, décadas después de que ocurrieran. Dado que la provincia de Iga fue devastada por Oda Nobunaga en 1581, no se tienen registros locales de su actividad. Tan solo se conservan cinco documentos previos a ese año, procedentes de fuera de Iga, que hablen de la actividad ninja, usando el término shinobi tanto como nombre como adverbio. Cuatro de ellos hablan del asalto del castillo Kasagi en la provincia Yamashiro en 1541, el de Takada en 1556, Toichi en 1560 y Sakaibe en 1580 en la provincia de Yamato.

El asalto al castillo Kasagi contiene todos los elementos típicos: ninjas de Iga y Kōka se infiltran en un castillo de una provincia ajena a la suya, sugiriendo que actúan como mercenarios, y provocan un incendio, aprovechando que estaba sobre una colina sin agua.

El quinto documento es el Amagoisan rōjō okite kaki dates, un conjunto de 48 clausulas de las cuales tres se refieren a operaciones secretas. Además, habla de actuaciones realizadas en Iga. El documento declara la necesidad de tener cuatro jinetes patrullando cuatro puntos del castillo para evitar ataques nocturnos. También requiere recabar información de los habitantes de provincias vecinas, incluso pidiendo un rescate. Finalmente, para recabar información del enemigo recomienda mandar a jinetes locales por la noche, ya que son más leales que los mercenarios.

Aunque este documento no prueba la existencia de ninjas en Iga, y menos aún su exclusividad, sí confirma que tenían conocimientos relacionados. La razón por la que surgieron ninjas en estas zonas se mencionará en los siguientes puntos.

Es muy común que se consideren a los espías y ninjas como sinónimos, aunque los primeros puedan carecer de formación especializada y realizar un abanico más amplio de labores. Se conoce que los nobles tenían conocimientos de El arte de la guerra de Sun Tzu y los aplicaban regularmente. En base a esto, disponían de distintas clases de espías según su posición y forma de actuar. Los inkan eran agentes nativos del propio gobierno que los empleaba, los naikan eran traidores entre el enemigo, los yūkan eran agentes dobles, los shikan eran agentes desechables suministrados con información falsa y los shōkan eran aquellos que se adentraban en el terreno enemigo para obtener información.

Existen múltiples ejemplos de espías, carentes de formación especializada, utilizados para recabar información. En el Azuma Kagami se cuenta un caso donde, en el inicio de las guerras Genpei (1180-1185), Minamoto no Yoritomo contrató a Kunimichi, un viajero ambulante, para que se introdujese en los dominios de Taira Kanetaka, vicegobernador de la provincia de Izu, e hiciera un esquema de sus terrenos. Kunimichi pasó varios días en la residencia de este, cantando, bebiendo y obteniendo información.

Según el relato mitológico del Igamondo Ninjutsu Kazamurai no Makoto del periodo Edo, un hombre llamado Doushin No Mikoto, descendiente del dios Amatsu-shinobi, que vivió durante el reinado del emperador Jimmu y que alcanzó un gran éxito en Shinobi-kaza, fue quien originó el ninjutsu.

La primera mención a un espía en Japón, usando el término kamata are ukami hito (間諜者, cuyo dos primeros caracteres pueden leerse como kanchō), ocurre en el Nihonshoki del 720 d.C. Habla de un espía del reino coreano de Silla llamado Kamata que llegó a Tsushima y que fue desterrado por el gobernador a Kamitsukenu en la provincia de Kōzuke. El primer espía japonés del que se tiene constancia es Koharumaru en el Shōmonki del 940 d.C., enviado a suprimir a Taira no Masakado, aunque acabó descubierto y asesinado.

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En el Date Hikan ("Registros secretos de Date") de 1770, se habla de como el clan Date de Sendai usó varios tipos de guerreros secretos llamados el "grupo de los habaki negros" (黒脛巾組, kuro habaki gumi) durante las batallas de Date Masamune del periodo Sengoku. Los habaki son medias que llegan por debajo de las rodillas. Este sería el único caso de un grupo de especialistas de la infiltración que llevaba ropa negra. La ropas negras realmente provenían del kabuki, ya que los actores se cambiaban de ropa en el escenario y los kuroko o kurogo (黒 子) enmascarados vestidos de negro les ayudaban camuflados en el escenario. Ocurre los mismos en el teatro de marionetas bunraku. Las primeras apariciones del traje negro en los ninjas ocurren en libros y en ukiyo-e.

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Los ninja son generalmente caracterizados como grupos homogéneos, pero realmente antes del periodo Tokugawa no eran una élite especializada de samuráis ni caros mercenarios de Iga y Kōka, sino que tenían orígenes diversos.

Élite hereditaria

Uno de los elementos comunes de las historias de ninjas son la formación de un cuerpo especializado y hereditario de ninjas, pero la mayoría de los relatos no implican a grupos de élite, menos aún que encajen en las características propias de los ninja. Chūgoku chiranki mencionó que el clan Mori del mar Interior usó agentes secretos (忍びの兵, shinobi no tsuwamono) contra el clan Amako, pero no eran fuerzas especiales. Incluso en 1698, en el periodo Tokugawa, Ōu Eikei Gunki habla de un hombre habilidoso en actividades shinobi que actuó durante el asedio al castillo de Hataya y que pertenecía a una élite hereditaria, pero de samuráis, no de ninjas. Es decir, no era un linaje dedicado exclusivamente a estas actividades secretas.

Ladrones

Por otra parte, también se habla de los ninjas como ladrones, razón por la que dominan el arte de la infiltración. En el Arayama kassen ki (荒山合戦記, "Las escrituras sobre la batalla de Arayama") de 1620 se habla de un asalto de un grupo de ladrones de Iga. Las palabras usadas desde el código legal Goseibai Shikimoku (1554) para ladronzuelos (小盗, konusu), ladrones (窃盗, settō) y rateros (強盗, gōtō) se utilizaron en los relatos de operaciones especiales. Incluso el Buke Myōmokushō (1806) dice que los ninjas se reclutaron entre los ladrones y el manual militar Gunpo Jiyoshū (1658) dice que los daimio necesitan tener a ladrones a su servicio para asegurarse la victoria.

En el Mineaiki (1348) aparecen una de las posibles razones de la asimilación entre los ninjas y ladrones. Se cuenta que las eras Shōan y Kengen (1299-1303) se sucedieron ataques costeros de piratas, rebeliones, asaltos, robos, bandidos de montaña y pillaje por grupos denominados akutō (悪党), palabra que actualmente solo se refiere a "bandidos", pero que antes tenían un significado más amplio. Estos iban en grupos de diez a veinte hombres, con espadas sin detalles, toscos carcaj, varas de bambú en vez de lanzas, ocultaban sus caras, se vestían de marrón amarillento y llevaban sombreros de paja roppōgasa como las mujeres, en vez del gorro eboshi o de llevar casco y armadura. O bien se retiraban a sus fortalezas a luchar o demostraban su falta de compromiso ganando mediante la traición. Dos décadas después, los grupos eran de medio a un centenar de jinetes con buenas armaduras y armas con detalles de oro y plata. Probablemente fueran grupos que proclamaran su independencia del gobierno central. Es por ello que se razona que los comentaristas acomodados agruparon a piratas, ladrones y bandidos bajo un mismo término. Este aún se usaba de manera amplia en 1584, cuando el clan Yūki identificaba a sus espías como akutō o para referirse a los samuráis rebeldes del sur de Iga (actual Nabari).

No obstante, también se defiende que el término ninja se asoció con el término ladrón no porque su labor fuera previamente realizada por estos, sino porque ambas implican el sigilo.

Mercenarios

Los mercenarios japoneses (傭 兵 yōhei) se limitan a las clases bajas, especialmente entre los bandidos y piratas antes mencionados. Estos se usaban para asaltos nocturnos, crear disturbios en los campamentos enemigos o infiltrarse en los castillos en noches sin Luna. Suelen estar asociados con el clan Hōjō de Kanto, que tenía a samuráis exploradores a caballo y a ashigaru que espiaban al enemigo entre la hierba alta. El Odawara Hojo-Ki cuentan que parte de estos ashigaru podían permanecer durante horas entre la hierba, informando al día siguiente, siendo llamados kusa (草, "hierba"), fusekusa (伏草, "los que se ocultan en la hierba") o shinobi no kusa (忍びの草). Excepto en Kanto, este tipo de unidades eran despreciadas, por lo que se usaban en misiones de riesgo o para asaltar la retaguardia de los enemigos que huían. También secuestraban a granjeros, pidiendo recompensas solo cuando no podían retener a más rehenes.

Probablemente, por pura distribución demográfica, era más probable que los ninjas surgieran entre los ashigaru, pero eso no quiere decir que no hubiera samuráis que actuaran como ninjas. Además, los ninjas no eran una posición social. A esto hay que sumar que aquellos samuráis que hubieran perdido su posición podían rebelarse en forma de los grupos akutō mencionados anteriormente.

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Los sellos manuales, que podrían tener relación con los eremitas yamabushi, supuestamente tenían capacidades extraordinarias, como soportar el dolor. Las habilidades mágicas se basaban en exageraciones. Katō Danzō, que apareció en 1666 en Azai Ryōi's Otogi boku, fue el primero en tener habilidades extraordinarias como volar o tragarse un toro vivo. Algunos, como Jiraiya, tenían la capacidad de desaparecer o convertirse en animales. Incluso podían tener el poder de los sapos. El propio Jiraiya se convertía en uno o podía cabalgarlo, mientras su amante Tsunade se convierte en babosa y su enemigo Orochimaru en serpiente.

El pergamino en la boca proviene de la obra kabuki Meiboku Sendai Hagi, donde Nikki Danjō, quien se transforma en rata, sostiene entre sus dientes un pergamino con la lista de nombres de unos conspiradores. En la transformación a rata y a humano, bajaba por una trampilla entre una humareda, asentando otro cliché.

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Los manuales ninja datan del periodo Tokugawa, en una época de paz donde las tácticas de guerra no eran tan importantes. Era habitual que se atribuyesen a personajes destacados, como Hattori Hanzō.

El manual ninja más antiguo es el Kin'etsushū (訓閱集) del siglo XVI, influenciado por El arte de la guerra de Sun Tzu, donde dice que dos o tres años antes de iniciar una campaña militar, los artesanos o comerciantes deben ir a la provincia elegida para recoger información sobre la topografía, los suministros, deducir la moral a través de las canciones y donar a templos y santuarios para ganarse su favor, destacando la importancia de regresar vivo. Gunpo Jiyoshū (軍法侍用集), comenzado en 1618 y publicado en 1653, es más detallado, describiendo las estrategias y el equipamiento. Sin embargo, era un pastiche de obras chinas y consejos de sentido común. No obstante, fue una gran inspiración para el Mansenshūkai (1676), la considerada "Biblia ninja". Solo incluye un ejemplo histórico de espionaje, donde a un miembro del clan Dodo, sirviente traicionero de los Rokkaku de la provincia de Ōmi, le fue confiado el castillo de Sawayama, pero se quedó con él. Por ello, en 1559, Rokkaku Jōtei contrató al líder shinobi Tateoka Dōjun que, usando a ninjas de Iga y Kōka disfrazados, se infiltraron en el castillo y mataron al intruso.

Tristemente, la historia no se sustenta. Dodo Oki-no-Kami Kuranosuke no era enemigo de los Rokkaku, sino sirviente de los Azai. Azai Nagamasa le confió el castillo de Sawayama cuando Rokkaku Jōtei invadió el norte de Ōmi en 1559. Rokkaku Jōtei intentó sobornarlo con un feudo y el castillo Sawayana si se convertía en su siervo, pero Dodo se negó. No solo no murió, sino que en 1560 atacó a los Rokkaku en el castillo de Hida, seguida por la batalla de Norada. Al año siguiente, Rokkaku Jōtei volvió a atacar el castillo de Sawayama, pero no hay ningún registro de ataque shinobi. Dodo murió, posiblemente suicidándose.

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Posteriormente, el Shōninki describiría el equipamiento del ninja, incluyendo la espada corta de los samurái, la wakizashi, y formas de camuflarse entre las multitudes, como el komusō que llevaba la cesta en la cabeza, el monje ordinario o el yamabushi, que podía cruzar fronteras libremente y llevar espadas. El artista callejero ( hōkashi) y actor ( sarugaku) era recomendado para ambientes urbanos.

El Shinobi no hiden (c. 1700) describe el arsenal y hace la primera mención a la marcha silenciosa, colocando los pies encima de las manos. El Yōkan Kajō Denmoku Kugi (1787) apenas añade nada a los anteriores. El Ninjutsu Ōgiden (c. 1800) en cambio no habla de técnicas ni de equipo, sino es una exhortación a la virtud que se ha usado como diploma.

La información presente sobre la farmacología y la tecnología de la pólvora tienen valor por sí solas. A pesar de ello, los manuales publicados desde la popularización de los ninjas han omitido secciones, integrado notas e introducido la palabra "ninja" en estos manuales con el fin de ampliar su público. Curiosamente, la imagen del ninja vestido de negro o las sigilosas técnicas de asesinato con la hoja no están presentes en los originales.

El Mansenshūkai incorpora la idea de jōnin (上忍), chūnin (中忍) y genin (下忍) como niveles de habilidad. En 1956, Okuse Heishichirō modificó este concepto para representar rangos.

Aunque el Mansenshūkai habla de kunoichi jutsu, no habla de mujeres. El novelista Yamada Futarō a mediados del siglo XX interpretaría la palabra kunoichi como kyu (9) no ichi (1), una forma vulgar de referirse a las mujeres por el número de orificios.

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Los shuriken o estrellas ninja no aparecen en los manuales ninja. Es más, es un arma de distracción de los samurái.

El ninja o shinobi, tal y como lo conocemos, no existió nunca. Existieron espías y grupos dedicados a la infiltración, pero más allá de eso, lo que consideramos actualmente como ninja es una amalgama de exageraciones y fantasías acumuladas durante siglos. Por otra parte, a veces consideramos ninjas a personajes del pasado que, aunque en su época no lo fueron, comparten algún rasgo con los ninjas que conocemos. Esto no quiere decir que no existieran. De hecho, si fueran fácil de identificar, no habrían hecho bien su trabajo. No obstante, debido al turismo y al negocio de las escuelas de ninja, esta imagen se promueve tanto en Japón, especialmente en Iga, como internacionalmente. El cine, como es habitual, tampoco ayuda a transmitir una imagen veraz (aunque tampoco niego que hayan sido capaces de darnos grandes joyas, muchas de serie B).

  • Cummins, A. (2012). In Search of the Ninja: The Historical Truth of Ninjutsu. The History Press.
  • Turnbull, S. (2017). Ninja: Unmasking the Myth. Casemate Publishers.

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