La respuesta a todo lo que ocurre, está en nuestro interior, todo lo que sucede en el exterior, nace en el interior.Nuestro comportamiento, nuestra elección, nuestro movimiento, nuestros sentimientos.Si no ordenamos nuestros pensamientos somos víctimas de impulsos peligrosos que nos hacen víctimas de sus consecuencias.
Cada gesto, cada acción tiene una importancia superior al valor que le damos, la vida que tenemos es consecuencia de nuestras decisiones.
Una vez alguien me dijo…”cuenta hasta diez antes de decir lo que sientes” Nuestros impulsos pueden herir sensibilidades, entre la razón y el corazón se encuentra el equilibrio natural de las cosas.CONVIVIR con otros seres, depende de nuestra manera de comunicarnos, exponer nuestros sentimientos apasionados, no siempre es bueno. Contenerlos tampoco, el equilibrio debe ser entre ambas acciones, cuando nuestra conducta se guía sólo por impulso, instinto o corazón, podemos estar dañando el espacio de otros, así que para encontrar armonía tenemos “la razón” un conjunto de “razones y corazón” es lo ideal para no dañar y mantener una comunicación natural y respetuosa con nuestro entorno.
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