Viñedos de Fuentes del Silencio en rastrojera. Foto de la web de Mahala&Wine
Resulta muy complicado cuando uno empieza una entrada, y al documentarse, encuentra un artículo como el de José Peñín hablando de esta bodega leonesa, en su propio blog. No veo fácil añadir muchas palabras a sus sabias descripciones. La Bodega Fuentes del Silencio arranca como tal en 2013, de la mano de María José Galera y Miguel Ángel Alonso, que descubren pronto el potencial de la zona, y las posibilidades reales de recuperar muchas viñas centenarias, con viñedos de entre 800 y 1000 m de altitud, que se encontraban abandonadas a su suerte en la zona. Un autentico reto. Incluso algunos de estos viñedos están asentados sobre lo que fue una antigua mina de oro romana. En la actualidad, cuentan con unas 30 hectáreas de viñedo, la mayoría en pequeñas extensiones de viñedo prefiloxérico que intentan recuperar, con castas como la mayoritaria mencía, doña blanca, bruñal, godello, o casi extintas como la gajo arroba o la jeromo. De la calidad del suelo y del correcto ejercicio de una biodiversidad responsable, da fe el Estudio WineSeq de la empresa norteamericana Biome Makers, que lo considera excepcional al contar con más de 959 especies diferentes cohabitando en los viñedos, como una buena prueba de las prácticas agrícolas respetuosas con el medio ambiente.
El vino Las Quintas Cepas Viejas 2017 está elaborado por la Bodega Fuentes del Silencio, desde Herreros del Jamuz , provincia de León, y está bajo el distintivo de Vino de la Tierra de Castilla y León. Está elaborado con mencía (85%), alicante bouschet y palomino, procedente de viñedos situados al páramo norte del Jamuz, sufriendo un gran contraste térmico por los fríos vientos del Monte Teleno, y las altas temperaturas que sufre en el periodo cálido. La vendimia es manual, y los racimos se introducen en tinas troncocónicas de roble francés, para la fermentación, extrayendo así todo su potencial. Posteriormente pasa por una crianza en barrica de roble francés de gran tamaño, por otros doce meses, evitando así una excesiva presencia de madera. Presenta un color rojo cereza de capa media, ribete grana, lagrima densa y persistente para un voltaje de 14 grados. Muy interesante nariz, terroso, fruta roja fresca, leve punto cremoso, se nota que está recién embotellado. Buena entrada, dulzón aún, mineral, la madera aún debe terminar su trabajo en los próximos meses, cuerpo medio, elegante, acidez ajustada, taninos pulidos, regusto amargo final delicioso. Muy recomendable.
Fue la botella 1018 de 2000, así que toca ponerse a buscarlas. Apunta a un muy buen vino, lejano a sus hermanos de DO Bierzo y DO León. Una visión diferente de unos viñedos singulares, y el fruto de un equipo de primer orden. Este vino recibió nada menos que 94 puntos en la última edición de La Guía Peñín. Tampoco puedo dejar pasar que esta bodega se ha incluido dentro de Grandes Pagos de España, una apuesta segura por la calidad. Enhorabuena de verdad.
R.
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