De Deepak Chopra. Madrid: Edaf, 1996. 128 pág.ISBN 978-84-4140-015-3
"El éxito es una travesía, no un destino en sí", con esta frase (del prólogo), el autor nos introduce en las siete leyes espirituales del éxito. Una serie de principios que, junto a una serie de aplicaciones prácticas, nos ayudarán a alcanzar el dominio de nosotros mismos, con el fin de obtener el éxito en muchos aspectos de nuestra vida, haciendo realidad cualquier cosa que deseemos.
La ley de la potencialidad pura, que se experimenta por medio del silencio, de la meditación, del hábito de no juzgar y de la comunión con la naturaleza.
La ley del dar, que consiste en aprender a dar lo que se busca, pues dar y recibir son aspectos diferentes del flujo de la energía del universo. Si buscamos amor, aprendamos a dar amor.
La ley del karma, es la ley de la causa-efecto, viene a ser esa frase tan conocida que nos dice: "Lo que siembres recogerás".
La ley del menor esfuerzo nos da a entender que, al igual que en la naturaleza las cosas ocurren con facilidad y sin esfuerzo (crece la hierba, los peces nadan...), todos nuestros deseos se pueden cumplir espontáneamente cuando nuestras acciones nacen de la energía del amor.
La ley de la intención y el deseo nos explica el poder de la intención, pues es capaz de desencadenar una serie de sucesos espacio-temporales para que ocurra el objeto de deseo, pero teniendo en cuenta la siguiente ley, la ley del desapego. No significa que renunciemos a la intención ni al deseo, solamente a los resultados.
La ley del dharma o del propósito en la vida, nos dice que todos tenemos un talento que nos hace únicos y si lo usamos para ayudar y satisfacer las necesidades de otros seres humanos, empezaremos a crear riqueza y abundacia. Lo que deseemos... cuando lo deseemos.
¿Qué me sugiere?
Que el ser humano, por naturaleza, busca el éxito en su vida. No tiene por qué ser solamente el éxito en la riqueza material y reconocido por los demás, sino el éxito en su multitud de manifestaciones: salud, paz interior, armonía, equilibrio emocional, energía, libertad creativa, entusiasmo por la vida, alegría, amor, conocimiento y sabiduría, ... porque todo ello hace que la vida merezca la pena ser vivida.
Que hay tanta alegría en el dar cómo en el recibir. Cuándo te regalen algo... agradécelo.
Que nuestra situación actual es el fruto de nuestras decisiones tomadas en el pasado. Y yo me pregunto ¿dónde quiero estar en el futuro?, ¿hacia dónde quiero proyectarlo? Porque, según la ley de causa-efecto, mi futuro dependerá de las decisiones que tome ahora, en el presente.
Que para manifestar un deseo, la intención es capaz de "mover montañas", solamente tenemos que desear algo para que ocurra, pero no tenemos que obsesionarnos con los resultados: cuándo ocurrirá, dónde... Cuando un deseo se libera de nuestra mente, debemos dejarlo fluir en la energía del universo.
También me ha hecho preguntarme por cuál es mi talento único, aquello que hago sin ningún esfuerzo y que me llena de alegría y amor, y que puedo compartir con los demás.
Una cita: "Si compartimos con cariño, alegría y amor, crearemos abundancia y alegría para todos".