Título: Las sirenas de Titán (The sirens of Titan)
Autor: Kurt Vonnegut. Escritor estadounidense que abandonó los estudios universitarios para alistarse en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial. Fue hecho prisionero y vivió en persona el bombardeo y destrucción de la ciudad de Dresde, lo que le marcaría hondamente y determinaría su obra literaria, en particular la reconocida "Matadero Cinco". A su regreso, se licenció en Antropología, mientras trabajaba reportero policial en Chicago, y más tarde como relaciones públicas de la General Electric, antes de dedicarse de pleno a la literatura. En su última época fue editor y cambio la ficción por los artículos de análisis político y opinión.
Año de publicación: 1959
Género literario: Es una novela de Ciencia-Ficción blanda, donde los aspectos científicos carecen por completo de rigor, siendo los avances técnicos un simple recurso para la trama. Es una historia de Anticipación, ambientada en un posible futuro, y está marcada por un cáustico y negro sentido del humor. Combina elementos de la Space Opera con otros propios de la novela bélica, si bien muestra una mirada muy crítica hacia el militarismo y los ejércitos, así como hacia la religión y el conjunto de la sociedad estadounidense. Podría afirmarse que su estilo surrealista, su tono satírico y sus intenciones subversivas la orientan hacia la Contracultura, con una postura clasificable dentro de la Postmodernidad.
"Las sirenas de Titán" fue incluida por David Pringle en su lista de las 100 mejores novelas de Ciencia-Ficción (junto con otra obra suya, "Cuna de Gato"). Vonnegut gozó de gran éxito en los universitarios de su país en los años 70, y en otros ambientes de intelectualidad, de manera que la crítica han afirmado de él cosas tales como "insuflaba humor y relevancia moral a la Ciencia-Ficción y la elevaba al nivel de la literatura seria".
Vamos, que además de un absoluto desconocimiento, por parte de la gran crítica literaria, de la capacidad de la Ciencia-Ficción para el humor y la autoparodia, por una parte, y para la reflexión moral, por otra, las autoridades de la literatura perpetuaron, al vender la figura de Vonnegut como hecho aislado y excepcional, el estigma de la Ficción Científica como género menor e intrascendente. El resultado fue que Kurt Vonnegut tenga más acogida y predicamento entre el público generalista (seis de sus novelas se han publicado en Anagrama, nuff said) que entre los aficionados a la Ciencia-Ficción.
"Las sirenas de Titán" se compone de doce capítulos intitulados, que se encabezan con sentencias pronunciadas por personajes de la novela, o con frases extraídas de obras ficticias citadas en el texto. Está narrada en tercera persona por un narrador omnisciente, que emplea un lenguaje sencillo, funciona, moderado en adjetivos y descripciones. Podríamos decir que el autor prefiere usar un calificativo rotundo a extenderse empleando varios. Como veremos, Vonnegut busca transmitir una atmósfera general burlesca y de sátira, y el narrador, sin hacerse notar con comentarios personales, sí colabora a la humorada con frases cínicas, cargadas de intención, al estilo de otros ilustres satíricos como Tom Wolfe o Tom Sharpe:
"Si las sospechas hubieran estado permitidas en el Ejército de Marte, Boaz habría sido una persona sospechosa".
Como libro de Ciencia-Ficción, conviene hacer notar que en "Las sirenas de Titán" las cuestiones científico-técnicas no están tratadas de manera rigurosa, ni es esa su intención. Escrita en 1959, las características atribuidas a Mercurio, Marte o Titán carecen por completo de fundamento, al igual que otros aspectos como los viajes espaciales, la existencia de especies extraterrestres o las materializaciones de Rumfoord. Son licencias artísticas para crear un soporte al servicio del argumento y del escenario.
La historia es curiosa, y como ya vimos, tiene una intención contracultural, subvirtiendo estereotipos e ideas preconcebidas, y mostrándose el autor crítico y mordaz con los valores e instituciones sociales de su país y su época.
La sátira queda clara en los primeros capítulos, en los que Vonnegut presenta a los personajes y el mundo en el que viven. En un futuro ubicado "en la Época de la Pesadilla, comprendida, año más, año menos, entre la Segunda Guerra Mundial y la Tercera Gran Depresión", todo comienza en "Newport, Rhode Island, U.S.A., la Tierra, Sistema Solar, Vía Láctea", donde Winston Niles Rumfoord, millonario ocioso e indolente, "miembro de la única clase norteamericana verdadera", se materializa en su mansión durante unos minutos, como cada cincuenta y nueve días.
Esto se debe a que, guiado por los principios de "coraje no-neurótico, estilo y gallardía", tiempo atrás se había dirigido, en su nave espacial privada y acompañado únicamente de su perro mastín Kazak, hacia un infundibulum crono-sinclástico existente algo más lejos de Marte, tras lo cual ambos existen "como fenómeno ondulatorio, al parecer vibrando en una espiral torcida que empezaba en el Sol y concluía en Betelgeuse". Cuando un cuerpo celeste entra en contacto con ellos, lo cual ocurre periódicamente por los movimientos orbitales, Rumfoord y su perro se materializan en él.
Dada su naturaleza, inespacial y atemporal, Rumfoord puede conocer el pasado y el futuro, y ejercerá el papel de deus ex machina en esta historia, manipulando a voluntad al resto de personajes y al conjunto de la especie humana.
Conoceremos asimismo a su esposa Beatrice, con la que mantiene una relación aséptica y fría, y a Malachi Constant, el hombre más rico de los Estados Unidos, playboy amante del lujo y la diversión, un inútil obsesionado con la grandeza y carente del mínimo talento para los negocios, cuyo único mérito fue heredar Magnum Opus Inc., empresa fundada por su padre Noel Constant, quien se enriqueció invirtiendo en bolsa, en valores de empresas escogidas por sus iniciales extraídas de frases de la Biblia, y que vivió hasta su muerte en una estrecha y mísera habitación de hotel pese a ser multimillonario.
Tras una escena en la que Rumfoord vaticina a Malachi Constant que tanto él como Beatrice serán "cruzados por los marcianos, como ganado", y que ambos terminarán, junto a su hijo, viviendo en la luna Titán, asistimos al proceso de ruina de Beatrice y de Malachi, y a su reclutamiento por las fuerzas marcianas, dando la novela un giro argumental en su cuarto capítulo, titulado "Plan rataplán".
Para mi gusto, la novela gana en interés a partir de este momento. Vonnegut describe el ejército marciano, un cuerpo disciplinado en extremo, en el que todos sus miembros (personas "reclutadas" o secuestradas en la Tierra, cuya memoria ha sido borrada) poseen una antena alojada en el cráneo, por la que reciben las órdenes que deben cumplir, y mediante la cual pueden ser castigados con fuertes dolores en caso de desobediencia. Incluso, para enardecerlos, hacer sonar en su cabeza marciales redobles de tambor:
Rataplán, plan, plan;
Rataplán, plan, plan,
¡Plan, rataplán!
¡Plan, rataplán!
Rataplán, rataplán, plan, rataplán.
El autor muestra todo el cinismo y toda la ironía posibles hacia el militarismo y el ejército, mostrándolo como una institución irracional, regida por incapaces, que fomenta la obediencia ciega y la postura sumisa y acrítica, y en la que la marcialidad tiene una importancia sobredimensionada.
Allí encontramos a Malachi reconvertido en un oficial degradado a soldado raso, llamado simplemente Unk (de Uncle, "tío"), cuya memoria ha sido borrada varias veces, por lo que no recuerda nada de su vida en la Tierra, ni tener un hijo llamado Crono (tal como Rumfoord le predijese) e incluso ejecuta sin vacilar a su único amigo, Stony Stevenson, inducido por las órdenes que se le dan a través de su antena craneal. Beatrice, por su parte, también ha sufrido un borrado de memoria y ahora se llama simplemente Bee.
El ejército marciano, disciplinado y eficiente, armado con antiguos rifles Máuser de un solo tiro y otras anticuadas armas análogas, planea invadir la Tierra, con una estrategia perfectamente desplegada, en la que los Comandos Imperiales Marcianos comienzan estableciendo una cabeza de puente en la Luna, y en la que miles de naves aterrizarán en nuestro planeta, repartidas por todas las naciones.
Me tomó por sorpresa, y esto debo anticiparlo, lo siento, que el ataque marciano a la Tierra termine en una absoluta debacle, que Kurt Vonnegut relata con unos pasajes realmente desternillantes, en los que describe las desastrosas maniobras marcianas y la simpleza con la que los terrícolas frenan la invasión, dando lugar a situaciones de auténtica comedia, de un surrealismo tal (como el comando que conquista un mercado de carne en Basilea, Suiza) que no desentonarían en un sketch de los Monty Python.
"Cuando las tropas norteamericanas llegaron a Boca Ratón para luchar con los marcianos, ya no quedaba nada con qué luchar. Los civiles, agitados y orgullosos, se habían hecho cargo espléndidamente de todo. Veintitrés marcianos habían sido colgados de los faroles de alumbrado en el distrito comercial, once habían sido fusilados y uno, el sargento Brackman, estaba prisionero y gravemente herido.
La fuerza de ataque había sido de treinta y cinco personas en total.
—Mándennos más marcianos —dijo Ross L. Mc-Swann, el alcalde de Boca Ratón.
Posteriormente llegó a ser senador de los Estados Unidos."
A través de ello conocemos la intención de Rumfoord, que estaba tras la invasión y buscaba que los habitantes de la Tierra, movidos por los remordimientos y el malestar que les produce su victoria, se uniesen en una hermandad universal, por encima de sus diferencias. Descartadas, por inapropiadas, las demás religiones tradicionales, nace la primera religión verdaderamente ecuménica: La Iglesia de Dios, el absolutamente indiferente. Una deidad a la que no le importa que le adoren o no, y en la que todos los fieles intentan limitar sus posibles ventajas sobre los demás mediante handicaps de toda clase.
Unk, tras un período de refugio en Mercurio (manipulación de Rumfoord mediante) llega a la Tierra, donde el demiurgo de esta historia ha provocado que el culto de Dios, el absolutamente indiferente, lo espere como un mesías y un chivo expiatorio, lo que permite a Vonnegut ofrecer más pasajes satíricos en torno a la religión.
Los últimos capítulos se sitúan en Titán, donde Unk, Bee y Crono coincidirán con Salo, una máquina viviente, nativa del planeta Tralfamadore (raza extraterrestre que volverá a aparecer en "Matadero Cinco"), mediante la cual Kurt Vonnegut da una nueva vuelta de tuerca a la historia, mostrando una reflexión amarga y desmotivadora sobre el papel de la especie humana, su origen y el motivo de su evolución y el desarrollo de sus civilizaciones y culturas. De tal modo que Rumfoord, el supuesto deus ex machina, se revela como un peón más del gran juego, igual de insignificante que el resto.
Esta reflexión final redondea el enfoque postmoderno de "Las sirenas de Titán", cuyo principal valor es, a mi parecer, el fino sentido del humor que muestra a lo largo de toda la novela, un humor negro que se vale de un escenario de Ciencia-Ficción para satirizar sobre la realidad social del autor, y en la que critica aspectos como la competencia entre estados, la Guerra Fría, lo absurdo de la guerra o la disfuncionalidad social congénita de las clases dominantes.
"En una palabra, el más pedestre sentido común y las mejores informaciones científicas indicaban que no había nada bueno que decir de la exploración del espacio.
Hacía mucho que había pasado la época en que cada país podía alcanzar más gloria que los otros lanzando a la nada algún objeto pesado."
En resumen, "Las sirenas de Titán" explicaría el éxito y la calurosa aceptación de su autor entre el gran público, y en particular entre la intelectualidad y los más interesados en la contracultura, pero también su baja popularidad entre quienes busquen obras de Ciencia-Ficción más al uso. Es perfecta para que los más reacios a la Ficción Científica puedan leerla sin necesidad de autojustificarse ni excusarse. A fin de cuentas, es Kurt Vonnegut, es literatura seria.
La anécdota: Hemos hablado de la popularidad de este autor en los ambientes universitarios de su país y en otros círculos culturetas. El hecho de que un escritor de Ciencia-Ficción entre en los temarios de literatura en la enseñanza superior es notorio, y queda ilustrado por el cameo de Vonnegut en la comedia del 1986 "Back to School", protagonizada por el histriónico Rodney Dangerfield, en la que el autor se autointerpreta.
Esto, por ahora, sería todo. Volveremos, me atrevo a afirmar, con más novelas de este escritor de Ciencia-Ficción, que puede ser una llave para que muchos lectores se acerquen al género y descubran a otros muchos autores que les gustarán, solo que aún no lo saben. Nos leemos!