Revista Cultura y Ocio

Las supervivientes. Riley Sager

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Las supervivientes. Riley Sager
     "El bosque tenía garras y fauces. 
      Quincy corría entre los árboles gritando mientras todas aquellas rocas, espinas y ramas la mordían y la arañaban, pero no se detuvo. Ni cuando las piedras se le hincaron en las plantas de los pies descalzos. Ni cuando un tallo le azotó la cara como un látigo y un hilo de sangre le chorreó por la mejilla. 
      Detenerse no era una opción."
     Alfaguara lleva un tiempo eligiendo con bastante acierto los thrillers que publica. Eso hace que me fije en ellos de forma casi automática y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Las supervivientes.
     conocemos a Quincy, una bloguera repostera con un novio estable y una rutina a base de Xanax. Ella es una superviviente. Hace diez años fue la única superviviente de Pine Cottage, una terrible masacre en la que murieron cinco amigos suyos y que su memoria parece empeñada en reprimir. Y eso hace ella, avanzar evitando mirar al pasado y a una prensa que la etiquetó como una de las Final Girl. Hay otras dos mujeres que ostentan el dudoso honor de llevar esa etiqueta, dos supervivientes más: Lisa y Sam. Guincy conoce a la primera, por teléfono, pero no a la segunda que decidió desaparecer del mapa. Para cuando nosotros conocemos a Quincy, Lisa es encontrada muerta en su casa y todo apunta a un suicidio. Es entonces cuando Sam decide volver al mundo de los vivos, y lo hace justo delante de la casa de Quincy.
     Riley Sager el un seudónimo. Tras él se esconde el periodista y editor Todd Ritter quien además ha publicado libros con su verdadero nombre y que no ha tenido ningún problema en admitir que se encuentra detrás del seudónimo. Así que una vez más estamos ante una primera novela que no es realmente una primera novela. Y eso debería de notarse.
     Las supervivientes es una historia escrita a modo de page turner en la que tenemos dos hilos temporales. Un presente en el que Quincy nos va narrando su vida y un pasado en el que un narrador omnisciente va relatando lo sucedido en Pine Cottage, dándonos la información a medida que la protagonista va recordando. La novela se articula alrededor de Quincy y nos da las dos versiones posibles de una persona que sobrevive a una situación límite como es una masacre: la de Quincy, empeñada en seguir adelante y no querer saber nada más, y la de Sam, en el registro más clásico de alguien marcado por los hechos que se rebela contra el mundo y no consigue adaptarse del todo a las normas sociales. La tercera vía que queda muy bien reflejada en esta novela, es la periodística: el interés, la persecución, la búsqueda del sensacionalismo y la noticia, incluso la fama del periodista a través de las noticias que publica. Y lo vemos perfectamente cuando, tras morir Lisa, Sam y Quincy vuelven a ser noticia. Sin embargo esta no es una novela periodística, el autor busca entretener al lector, por lo que la novela se llena de giros y preguntas que tardan en ser contestadas. Sam, por ejemplo, parece empeñada en sacar a Quincy de su aparente tranquilidad, provocando reacciones que desencadenen recuerdos, y Quincy vive en una nube eterna de preguntas sobre lo sucedido y también sobre lo real que es su propia vida. Ambas cosas intrigan al lector hasta el punto de casi obligarle a seguir leyendo para descubrir que se esconde detrás de estas dos mujeres, ya que ambas se acogen a ese término que se puso de moda con La chica del tren y que es el personaje poco fiable. Sabemos en todo momento que hay algo más de lo que nos relatan y, por si se nos olvida, el autor se encarga de irnos recordando esto cada pocas páginas.
     sin embargo también he encontrado "peros" en esta novela. El primero es el rol de los propios personajes. Por eso no he hablado hasta ahora de los personajes masculinos, como son Jeff, el abogado novio de Quincyy, y Copp, el policía que la encontró huyendo de la muerte diez años atrás. Me han parecido dos personajes desaprovechados, encorsetados en sus propios clichés de hombres casi opuestos, y eso ha provocado que ninguno de ellos me llegara realmente a gustar. Es cierto que con las chicas también cae en tópicos, pero al desarrollarlas más, incluso llegué a formarme una imagen física de ellas, pese a que las descripciones son exiguas. Mi segundo problema, aunque reconozco que a medida que avanzaba dejé de darle importancia ya que la historia me resultaba entretenida, está en el lenguaje utilizado por el autor, a veces demasiado sencillo. No fue en ningún momento un problema realmente serio, pero sí que durante los primeros capítulos había momentos en que era una especie de molestia residual al tropezarme con algunas frases.
     Aún así, la novela me ha durado apenas dos tardes, es francamente entretenida y el juego alrededor del concepto ochentero de Final Girl me ha parecido divertido y, hasta cierto punto, novedoso. Imagináos, la última superviviente de una masacre, esa chica que aparece llena de sangre pero que ha logrado salir del infierno. Hay tres, el público las sigue, las adora salgan o no en la prensa habitualmente. Y años más tarde una muere, suicidio... ¿o no?
     La supervivientes me ha parecido una novela entretenida de la que disfrutar si se llega sin demasiadas exigencias, con una historia que gira buscando que el lector se sorprenda y engancha a su trama.
     ¿Soy yo o se ha puesto de moda escribir con seudónimo?
     Gracias.

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