Revista Educación

¡Las vacaciones son geniales! Y muy educativas para tus hijos… si no cometes estos errores

Por Borradelblog

“Aunque no lo parezca, las vacaciones son el tiempo más formativo de todo el año”, asegura el pedagogo Xavier Bringué. ¿Cómo es posible esto, teniendo en cuenta que no hay colegio? “Porque es el momento del año donde podemos pasar más tiempo juntos en familia, y dedicarlo a algo que se supone ideal para los hijos, sobre todo los más pequeños: pasárselo bien”.“Educar pasándolo bien” no tiene nada de contradictorio, aunque pueda parecerlo. Pero exige un esfuerzo para romper con ciertas rutinas anteriores. Rutinas de los hijos y también de los padres. Tres expertos resumen los siete errores más frecuentes en la educación de los hijos durante el período estival:

1. Seguir conectado al trabajo con el móvil, ordenador, tablet, etc.Las vacaciones no consisten en no hacer nada, sino en cambiar el ritmo de actividad. Puesto que nuestra vida laboral (o estudiantil, en el caso de los niños) está presidida por pantallas (ordenador, tablet, móvil…), conviene moderar y reducir su uso al máximo en vacaciones. “Si los hijos nos ven a los padres frente al ordenador consultando el correo, será difícil pedirles que dejen de mirar el whatsapp con las últimas novedades de sus amigos”.

2. No tener horario Que los hijos no tengan que madrugar para ir al colegio no significa que puedan levantarse cuando les apetezca. Debe existir una rutina por las mañana, que exigirá una hora prudencial de levantarse y acostarse, con suficiente espacio entre una y otra para cubrir horas de sueño suficientes. Además, hay que prever un pequeño espacio de tiempo para realizar las tareas escolares de verano. Los expertos consultados aconsejan entre media hora y una hora y media, según las edades y las asignaturas pendientes de aprobar, si las hay.

Un niño de 6 años permanece atrapado 2 horas en un sumidero en la piscina Blume de Torrejón
3. Saturar de actividades El largo periodo de vacaciones puede ser útil para reforzar idiomas, practicar deportes y otras actividades formativas, pero tampoco pueden convertirse en el objetivo del verano, si realmente pretendemos que los hijos descansen. En jóvenes y adolescentes, sobre todo, conviene no saturar con actividades académicas. No es descabellado incluso permitir que no hagan deberes algunas semanas, muy especialmente al principio del verano. “Tampoco pasa nada si algún día los niños no hacen por algún motivo justificado, como una excursión, una visita de amigos o familiares, etc”.

4. Olvidar el aprendizaje “experiencial” Durante el curso los niños aprenden ciencia, historia, arte… pero tienen pocas oportunidades de tocarlos con sus manos. “El aprendizaje no consiste sólo en leer mucho”, insisten. El verano da la oportunidad de visitar monumentos, castillos, museos, hacer experimentos en el jardín, fabricar juguetes con las propias manos… “no todo el saber está en los libros; también está fuera de casa, en las ciudades y los pueblos; las vacaciones son momentos muy propicio para caminar y descubrir la cultura por las calles y en la naturaleza”.

Las vacaciones son un momento idóneo para que los niños adquieran “el saber experiencial”: tocar con las manos lo que han conocido en los libros durante el curso.
5. Elegir un lugar apropiado para ti y tu pareja, pero inapropiado para ellosLos padres deben descansar, pero no a costa de desorientar, aburrir o poner en peligro a los hijos. Con niños pequeños, la seguridad representa un factor clave. Con hijos jóvenes y adolescentes, las amistades y las actividades de ocio ocupan un papel primordial. Vacacionar en un apacible pueblecito aislado puede resultar ideal para parejas jóvenes con bebés, pero puede a los hijos adolescentes de matrimonios maduros. Al contrario sucede si se elige para vacacionar una playa muy populosa. “¿Qué tipo de amistades frecuentarán mis hijos en el lugar donde vamos? ¿Podrán divertirse?” son preguntas obligadas antes de planear unas vacaciones.

6. No estar disponible Muchos padres describen de esta forma equivocada un buen lugar de vacaciones: “lo hemos pasado genial: no hemos visto el pelo a los niños”. Otros comentan: “yo ya he colocado a los niños en julio y agosto”. Para ellos, el principal problema de las vacaciones se reduce a “buscar entretenimiento para los hijos, al margen de los mayores”. Pero en las vacaciones es importante estar tiempo juntos, hacer cosas juntos y disfrutarlas juntos. “Es momento de redescubrir al otro, y propiciar oportunidades para comunicarnos mutuamente. En vacaciones los padres tenemos más tiempo para observar a los hijos, intimar con ellos, ser asequibles y ganar confianza para educarlos con más complicidad y mejores líneas de empatía”. Si no les vemos el pelo, esto último será muy difícil.

7. Pelearse con la pareja “Si las vacaciones existen para disfrutarlas, ningún niño podrá entender que sus padres discutan o se maltraten en los días supuestamente más felices del año”, afirman los expertos consultados. La buena educación de los hijos pasa por la buena educación y el buen trato previo con el cónyuge. En este periodo, los hijos conviven más tiempo con los padres y aprenden de la forma como ellos se tratan. Los preparativos de vacaciones y el ansia por aprovechar al máximo el tiempo disponible pueden convertirse en motivo de discusiones frecuentes. Por tanto, conviene tener presente un último consejo: “Una buenas vacaciones en familia no consisten en hacer muchas cosas, sino en descansar y disfrutar juntos”, concluyen.

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