Las verdaderas confesiones de Charlotte Doyle, de Avi

La señorita Charlotte Doyle había permanecido en Inglaterra para finalizar el curso escolar en el prestigioso internado del que era alumna, pero ahora tiene que viajar a América para reunirse con su familia. Su padre, un importante hombre de negocios, lo ha organizado todo para que la niña disfrute de una travesía perfecta. Sin embargo, en cuanto pise la cubierta del Halcón del Mar todas las expectativas creadas comenzarán a desmoronarse. Viéndose atrapada en medio de una terrible conspiración, tendrá que aprender a dejar de ser la señorita Doyle para convertirse en un marinero más.

Con este interesante argumento, Avi, de nombre real Edward Irving Wortis, consigue atraparnos desde la primera página de esta novela, escrita con tremendo buen gusto y con el encanto de esos libros de antes. De hecho, aunque ha sido publicado ahora en España, el texto original es de 1990. Con un lenguaje delicioso y elegante, y un vocabulario realmente rico y variado que se adapta perfectamente a lo que requiere cada momento, Avi hace gala de una gran cultura marítima que, además de situarnos a la perfección en el año 1832 (en el que se ambienta la historia), nos hace oler el mar, sentir la brisa y conocer al detalle cada uno de los rincones del navío en el que Charlotte se ve atrapada durante dos meses. Así, aprenderemos qué son el bauprés, el castillo o el combés en un barco; todas éstas, palabras técnicas que podrán sonarnos extrañas en un principio pero que terminarán por resultarnos de lo más familiares. Cambiando de tercio, querría hablar del personaje principal, Charlotte Doyle, una verdadera obra maestra. La pequeña nos contará, en primera persona, todo lo que acontece en la desafortunada travesía, y viviremos junto a ella su crecimiento personal: las circunstancias que le tocan vivir hacen mella en su carácter, en su modo de pensar y, por supuesto, en su manera de expresarse, y el autor ha sabido utilizar las palabras justas en los momentos justos para que realmente la evolución sea lógica y creíble. Respecto al resto de personajes, ninguno pasará desapercibido: desde el señor Grummage, que sólo aparece en el primer capítulo, hasta el capitán Jaggery, pasando por el entrañable Zacariah y el resto de la tripulación. Todos tienen una personalidad bien definida, tanto que de inmediato  podemos imaginarlos en nuestra mente con todo lujo de detalles, sin que haya sido necesario leer descripción alguna. Un magistral trabajo de creación, sin duda. Y no puedo pasar por alto la edición: sencilla y cuidada al estilo de Alfaguara, con alguna pequeña errata perdonable y una ilustración maravillosa en la cubierta que no podría haber sido mejor. La sinopsis de la contraportada es tal vez lo menos conseguido, pues no consigue transmitir el verdadero espíritu del libro. Eso y su escasa promoción son los únicos detalles que me harían dar un pequeño tirón de orejas a la editorial,

pero he de reconocer que me ha maravillado la elección que ha hecho al publicar esta obra, pues con ella da la impresión de que por fin vuelve la Alfaguara de siempre, la de las historias con alma, las historias inmortales que pueden leerse en cualquier época, las que están por encima de cualquier moda. Por ello, desde aquí, mi enhorabuena y mis deseos de que recuperen esta línea.

Las verdaderas confesiones de Charlotte Doyle es una novela repleta de acción, aventura, misterio, sorpresas, conspiraciones, traiciones… Una novela de superación, crecimiento y aprendizaje recomendada para todos aquellos a los que les gusten los buenos libros.