Revista Cultura y Ocio
Lo maravilloso del ser humano es que sus verdades son tan efímeras como el tiempo en que se tarda en encontrar alguna contradicción o excepción a ellas. No me digan aquello de "la excepción que justifica la regla" porque una "regla" no es una verdad, y porque "las verdades" si existiesen o existieran no tienen excepciones. Ahora lo ven más la claro. La verdad no existe, estrictamente hablando, a no ser que se refiera a hechos concretos y determinados en el tiempo expresados con una simple nominación y sin acepciones emocionales. Difícil esto incluso para los libros históricos, anales o sagas. Toda nominación contienen acepciones emocionales. Nuevamente nos lleva a: "la verdad no existe". Pero no seamos drástico y no perdamos el sentido del humor, y pensemos que hay muchas verdades, tantas como personas y la perspectiva individual que cada uno tiene del universo que le rodea. O que hay una "Verdad Universal" incrustrada en lo más hondo del tálamo que se confunde cuando llega al lóbula frontal y se convierte en conciencia e idea. Lo estoy intentando. No quiero que crean que soy un denostado catastrofista de esos que auguran un "apocalipsis" por placer, morbo, llamar la tención, etc, etc... o por una obsesiva educación infantil. No creo que sea mi caso, al menos en lo de obsesiva educación. Cualquier psiquiatra me miraría de soslayo sin interesarse en mi anodido comportamiento. Cuantas veces he pensado en lo que me diría un psiquiatra de mí mismo que yo no supiera, hasta que me lo dijeron. Y sí, aún así me miró de soslayo. En ese momento supe que era una persona normal, tan normal como puede ser una persona aunque no supiera cosas de mí mismo; con mucha suerte; y también, que "la verdad es relativa"; pero no significa que no exista, simplemente, que es relativa. He escrito mucho pero no sé si he dejado claro alguna cosa. A veces, muchas veces, la verborrea me inunda.