Tras las fiestas de Pascua tan pasadas por agua, en las que muchos nos hemos encerrado en la cocina a preparar dulces a tutiplén, llega el momento de empezar con las recetas que van anticipando la primavera.
Esta es una forma nueva de preparar lasaña, pues no está caliente y tampoco es de carne, como muchas recetas tradicionales de esta rica pasta. No os defraudará.
Para cuatro personas:
- 12 placas de lasaña
- 1/2 Kg de filetes de pechuga de pollo
- 4 tomates (o 25 tomatitos cherry)
- 2 dientes de ajo
- 1 cebolleta grande
- 4 cucharaditas de alcaparras en vinagre
- perejil
- aceite de oliva
- sal y pimienta
Se llena una fuente alargada y honda de agua salada y se ponen a remojas las placas de lasaña mientras se prepara la receta. Hay quien prefiere hervirlas en agua salada según las instrucciones del fabricante.
Se pelan y pican los ajos y la cebolleta. Se cubre el fondo de una sartén con aceite de oliva virgen y se sofríen la cebolla y el ajo durante unos 5 minutos. Mientras, se van lavando los tomates y se pican en dados o si son tomates cereza, en rodajitas.
Se incorporan a la sartén los tomates y las alcaparras escurridas, se salpimentan y se saltean durante unos 2 o 3 minutos. Se espolvorea con perejil picado y se aparta del fuego y se reserva.
Se añade un poco de aceite a una sartén y se doran las pechugas de pollo (enteras o cortadas en tiras). Yo corto el pollo en tiras estrechas y así está más doradito.
Se mezcla el pollo con la fanfarria de tomates, cebolla, ajo y alcaparras y se deja que se temple. Cuando se quiera comer se monta la lasaña. Se escurren las láminas de pasta y se ponen encima de un paño limpio de cocina. Se cubren con otro por encima para que queden secas.
Se colocan en cada plato las láminas de pasta, tres por persona. Se empieza con la pasta, se cubre con la preparación de pollo, se pone otra placa y más relleno por encima. Se cubre con la tercera placa y se decora con más relleno o con alcaparras, perejil y vinagre reducido como en mi foto.