Creemos que la música es la más compleja de las artes y, verdaderamente, la cumbre de la creatividad humana. De todas ellas es la única el la que podemos considerar que existe un acto de verdadera invención, una construcción de una realidad abstracta sin referente alguno en la naturaleza que pueda servir como modelo. Además, tiene otra característica absolutamente única: manda por completo sobre el oyente. Su único soporte es el tiempo lo que la hace a la vez inaprensible y dueña de aquel que pretende disfrutarla durante el lapso en que se desarrolla. Ahí radica la magia de una disciplina que hoy en día está presente en casi todos los momentos de nuestras vidas de una u otra forma.
Además de todo esto, es un arte completamente libre que puede hallar inspiración en cualquier otra disciplina y transmitir sensaciones muy parecidas a oyentes de ámbitos culturales absolutamente opuestos. Quizá el hecho de que el cine, la última gran incorporación al Olimpo de las artes, comparta con la música el hecho de existir, no en un momento puntual y estático sino a lo largo de un periodo de tiempo, haya hecho que ambas disciplinas encuentren habitualmente inspiración la una en la otra.
Es el caso del disco que nos brinda de nuevo el sello Luscinia Discos: la última obra del compositor navarro afincado en Barcelona, Mikel Lauki. Siguiendo lo que empieza a ser ya una especie de tradición por parte de artistas de la más diversa procedencia, Lauki se embarca en la escritura de una banda sonora para una película antigua, muy antigua a decir verdad. Se trata del film sueco de 1919, “Herr Arnes Pengar”. La historia narra el asesinato de una familia sueca por parte de tres marineros escoceses que buscan un supuesto tesoro que se escondía en su casa. La tragedia tiene una superviviente: la hija del matrimonio, Elsalill, que queda bajo la custodia de un pescador de la población danesa de Marstrand. La casualidad quiere que en la misma localidad se encuentren los tres asesinos de su familia esperando el dehielo del Mar del Norte para poder regresar a Escocia. Sin reconocerse entre sí, Elsalill y uno de los asesinos se enamoran aunque ésta acaba descubriendo la verdad al escuchar una conversación entre los marineros. Lo comunica a las autoridades y éstas envían a la guardia a arrestar a los criminales. En la refriega, Elsalill acaba herida de muerte. A la hora de enfocar la música, Lauki se centra en los ambientes y las atmósferas que transmite el film, más que en un acompañamiento de la narración visual al uso. El título del disco, “esperando al deshielo” es muy representativo de esa exploración de estados de ánimo, tensiones y situaciones desesperadas. Los ambientes que nos sugiere la música de “Waiting for the Thaw” son tan gélidos y desoladores como los paisajes del último segmento del metraje del film en los que el barco, el único de los que no han podido hacerse a la mar aún, parece envuelto en una maldición que sólo se rompe cuando los tres criminales son expulsados del mismo. Es entonces cuando una sombría procesión de la que forman parte las mujeres de Marstrand portando un ataúd para Elsalill llega hasta el barco. Mientras regresan al pueblo, el hielo comienza a desaparecer bajo sus huellas quedando la nave liberada de su prisión, lista para iniciar la travesía.
Cartel de la película de 1919.
Todas las piezas del disco se grabaron entre 2011 y 2012 salvo un par de ellas que proceden de anteriores trabajos de Lauki. Él es también quien interpreta todos los instrumentos en el disco salvo el violín en dos cortes que corre por cuenta de Heike Grafe,
“Break” - Lauki nos recibe con un “loop” electrónico del que se destaca un nota repetida periódicamente. Aparece entonces el piano y un ritmo sintético a partir del que se construye el resto del tema. Las notas de piano son esporádicas pero de gran importancia a la hora de dar forma a un armazón sonoro construido para acoger al violín de Heike Grafe. Una serie de efectos electrónicos aparecen en la última parte del tema para sumarse a la sección rítmica de la pieza que concluye con un profundo lamento de violonchelo en perfecto diálogo con los sintetizadores y el violín. La suma de las distintas texturas que van acumulándose paulatinamente en la pieza termina por revelar un excelente trabajo de producción a la altura de los mejores músicos del género.
“Love Theme / Torarin” - Una combinación de extraños sonidos con algún tintineo remoto y unas cuerdas fantasmagóricas abre el siguiente corte. Es una música inquietante, profunda, por momentos oscura, en la que creemos encontrar puntos en común con la obra de Boards of Canada, Merzbow, Bass Communion o Vidna Obmana, artistas todos ellos a los que admiramos profundamente. El tema de amor, como Lauki lo titula, se combina con otro dedicado al pescador que encuentra y acoge a Elsalill en su casa.
“Dear Dog” - Con total naturalidad pasamos a un nuevo tema en el encontramos una nueva conjunción de texturas sonoras que se expanden como una hiedra al trepar por un muro, expandiendose poco a poco en diferentes lineas sonoras para acabar por cubrirlo en su totalidad.
“Sir Arne” - El primer tema dedicado a uno de los personajes de la película se centra en Sir Arne, el cabeza de familia que es asesinado para arrebatarle el supuesto tesoro que mueve la trama. Sonidos metálicos salpican la composición a lo largo de la cual son constantes los efectos electrónicos y “glitches”. En la película, la esposa de Arne tiene una premonición según la cual su marido sería asesinado por tres personas que esgrimen grandes cuchillos. De ahí, quizá, la abundancia de sonidos metálicos que alcanzan en el tramo final de la pieza una presencia abrumadora conforme la música gana en gravedad.
“Visions from Branehög” - Escuchamos ahora una composición que bajo el título “The Last Letters” apareció en el disco “Perceiving Perspective” publicado con anterioridad por Lauki en colaboración don con el músico polaco Bartosz Dziadosz, conocido como Pleq. El esquema se asemeja al del tema que abre el trabajo en cuanto a su construcción a partir de un “loop” al que se suman distintos sonidos que contribuyen a construir una atmósfera, una vez más, opresiva e intranquilizadora.
“Sir Donald” - La pieza dedicada al primero de los tres criminales es una combinación de un pesado “loop” grave de fondo y otro menos estático, que levita sobre el primero. Los efectos sonoros son constantes en la composición y contribuyen a reforzar una sensación de frío glaciar que describe a la vez el ambiente de la película y el espíritu del personaje.
“Wrongdoers Theme” - Aunque cada uno de los malhechores tiene su propio tema en el disco, Lauki también les dedica uno a los tres juntos. Es, quizá, la pieza del disco más cercana al “ambient” clásico, sin sobresaltos ni apenas alteraciones en su desarrollo, actúa como un tema de transición hacia la siguiente etapa.
“Love Theme / Sir Archie” - La segunda aparición del tema de amor de la película se combina esta vez con el personaje de Sir Archie, el asesino de quien se enamora Elsalill. La gran diferencia con respecto a la primera vez que escuchamos esta pieza radica en el violín de Heike Grafe que aporta una luminosidad distinta a la composición, otro brillante ejemplo del talento de Lauki.
“Sir Filip” - Escuchamos ya el último de los cortes dedicados a cada uno de los asesinos. Se trata de una parsimoniosa procesión sonora con la cadencia de las olas llegando a la playa. Acordes electrónicos van y vienen dibujando un retrato desasosegante y perturbador.
“Break II” - El tramo final del disco se se abre con una revisión del tema central con el que se abría la obra, desprovisto ahora de la base rítmica, lo que deja todo el protagonismo en manos del violín y, en menor medida, del piano. Lauki alude en la presentación que suele acompañar a su música a un gusto por la música clásica contemporánea. Uno de sus representantes más cualificados, especialmente en lo que se refiere a la integración de la electrónica en su obra es el alemán Max Richter con cuyos trabajos esta pieza y la inicial tienen mucho en común.
“Redemption” - Lauki echa mano de otro tema antiguo, en este caso el titulado “V” de su trabajo con Pleq titulado “The Anatomy of Melancoly”. Como corresponde al título y a la situación a la que alude en la película, esta redención tiene algo de esperanzador que escapa en cierto modo al tono general del resto del disco. Hay algo de Brian Eno en la forma de combinar algunos sonidos de la pieza dentro de la estructura general de la misma lo que nos muestra a nuestro compositor como un avezado integrador de otras influencias dentro de su particular tapiz sonoro. Algo no tan fácil de conseguir sin perder parte de la propia personalidad.
“Elsalill” - La desdichada protagonista de la película tiene su propio tema que aparece casi en el final del disco. La tragedia que la rodea tiene una presencia capital en la música, vibrante, con un punto de tensión que amenaza con quebrarse en cualquier momento, lineas melódicas que bordean los límites de la cordura y una impronta sonora difícil de imitar. Sin un tema central al uso que podamos recordar fácilmente, deja un surco profundo en la percepción del oyente.
“Love Theme / Original” - La última revisión del tema de amor, con la que, además, se cierra el disco, añade un pulso electrónico constante a la mezcla que se complementa con una suave base rítmica de gran elegancia. La música transcurre plácida disolviéndose poco a poco como el hielo que retiene al barco en la parte final de la película abandonándonos por fin en mar abierto, sólo con el horizonte por delante. La coda final, que llega tras un intenso “in crescendo” electrónico que amenazaba con engullirlo todo, es de una gran belleza y nos deja con un inmejorable sabor de boca.
Lauki en directo. (Imagen © Manu Marpel, cortesía de Luscinia Discos)
Hemos escuchado varios experimentos de este tipo en los que músicos actuales de muy diversos estilos (desde Wim Mertens o Philip Glass hasta Air, pasando por los Pet Shop Boys) ponen su inspiración al servicio de viejas películas de los comienzos del séptimo arte con desiguales resultados. En el blog nos gusta centrarnos en la música como tal, haciendo abstracción de las imágenes a las que acompaña, incluso en los casos en los que comentamos bandas sonoras. No hablamos aquí del mismo caso que en los ejemplos citados anteriormente ya que el disco de Lauki no está concebido para acompañar a la película sino inspirado en la misma. Quizá por ello, como obra musical independiente funciona a la perfección. “Waiting for the Thaw” es uno de los discos que en cuya recomendación queremos poner un mayor énfasis. Es muy fácil sugerir a nuestros lectores la audición de discos ya clásicos o de autores consagrados. En esos casos, la recomendación es casi tópica y pierde autenticidad. Evidentemente nos encanta que un lector escuche por primera vez “Evening Star” (por poner un ejemplo de un disco comentado recientemente aquí) a sugerencia nuestra pero la satisfacción es mucho mayor cuando presentamos a artistas como Mikel Lauki con todo un futuro por escribir. “Waiting for the Thaw” nos parece un disco extraordinario convierte al compositor navarro en otro de esos artistas a los que hay que seguir con mucha atención. El disco puede adquirirse en la página del propio músico en Bandcamp y en la de Luscinia Discos.