Beneficios
Es un producto sostenible, no necesita envase, no contamina el medio ambiente, se sirve a la temperatura idónea y es un importante ahorro económico. Ningún otro alimento consigue reunir todas las proteínas, minerales, ácidos grasos y oligosacáridos necesarios para el organismo a coste cero, en perfecto estado de conservación y siempre a punto para su consumo, ya sea mañana, tarde o noche. Las madres que deciden amamantar a sus bebés se preguntan a menudo por el tipo de alimentación que deben seguir, si la producción de su leche es suficiente y si ésta es nutritiva. Ante estos interrogantes, el mensaje de la OMS es claro: se debe optar por la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida, como el tipo alimento que proporciona la nutrición más conveniente para el crecimiento y desarrollo del bebé. La dieta de la madre influye en la composición de la leche, por lo que en esta etapa de la vida es fundamental el cuidado de su dieta, en especial, del tipo de grasas que ingiere, ya que éstas se trasladan a la leche materna. Por ello es conveniente tomar alimentos ricos en grasas insaturadas y ácidos grasos esenciales, como aceite de oliva virgen extra, frutos secos y pescado azul, así como evitar el consumo de grasas trans o parcialmente hidrogenadas, reconocidas por sus efectos dañinos sobre la salud del corazón y las arterias. Respecto a los alimentos que influyen en el sabor de la leche o que causan molestias al bebé hay más de mito que de evidencia. Los alimentos flatulentos como las legumbres no causan necesariamente molestias al bebé, dado que los gases se producen con la digestión de esos alimentos en el intestino materno y no alcanzan su leche. Otros, con sabores pronunciados, como espárragos, cebollas y ajos sólo dan su sabor a la leche si se abusa de ellos, por lo que también podrían consumirse con moderación. Las características de la leche materna pueden variar de una mujer a otra, aunque son muchas las particularidades nutritivas que la hacen única:Alto contenido en lactosa y oligosacáridos
Garantizan un enorme aporte energético que permite al bebé ganar peso día a día. La lactosa se transforma en ácido láctico por la flora intestinal, que favorece la absorción de calcio, hierro, fósforo y otros minerales. Aporte equilibrado de proteínas. Facilita la digestión. Contiene menos caseínas, las proteínas más alergénicas (abundantes en la leche de vaca).Ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (AGPCL) y ácidos grasos esenciales
Tienen un papel determinante en la maduración cerebral y el sistema nervioso del bebé. El contenido en grasas varía de una mujer a otra, y de una toma a otra, aunque es mayor la concentración al final de la mañana y al inicio de la tarde. Concentración adecuada de las vitaminas, excepto de vitamina D, que se suplementa para favorecer la absorción y fijación ósea del calcio. Equilibrado aporte de minerales. A excepción del sodio para evitar sobre carga renal en el lactante. La cantidad de leche materna se adapta a la demanda del bebé, lo que impide que el niño pase hambre cuando se le da de mamar. De esta forma, el pequeño regula su apetito y evita la sobre-alimentación que puede inducir a la obesidad infantil. A todas estas ventajas se suman sustancias únicas como anticuerpos, hormonas y enzimas digestivas (favorecen la maduración de la flora intestinal y mejora la digestión). Todas ellas protegen al bebé contra numerosas enfermedades como alergias, eccema, diarrea, asma, neumonía y otras infecciones respiratorias, infecciones de oído y meningitis. Estas sustancias únicas no se le pueden suministrar al lactante mediante leches artificiales. Las bondades de la leche materna se extienden a las madres, ya que éstas pierden peso más rápido, registran un menor riesgo de sufrir anemia post parto y el cáncer de ovarios, de mama y la osteoporosis son menos frecuentes en quienes han amamantado.La crisis de los tres meses
Muchas madres, por desconocimiento, abandonan la lactancia hacia los tres meses del nacimiento del bebé. En este periodo, la criatura tiene días en los que está inquieta, llora más, duerme peor y reclama mamar más a menudo, lo que la madre interpreta como que tiene hambre. Es entonces cuando la madre cree que no tiene leche suficiente y suplementa las tomas con biberón. Este periodo, que también puede darse a las tres semanas y al mes y medio del nacimiento, es de crecimiento y por eso el bebé tiene más apetito. La madre no tiene los pechos tan llenos porque para estos meses la producción de leche materna se ha adaptado a las necesidades del bebé. Además, el lactante vacía el pecho de manera más eficaz y rápida. Si se coloca el bebé más veces en el pecho, su succión estimula la producción de leche. Esto no sucede si se le da biberón. En cuestión de días el bebé volverá a reducir el número de tomas porque éstas serán más sustanciosas. Así, y en principio, no son necesarios los suplementos con leche artificial. Aunque hay problemas físicos y emocionales que imposibilitan la lactancia natural, son más frecuentes las equivocaciones que dificultan su instauración y mantenimiento. La falta de contacto precoz, la primera toma tardía, el horario rígido, el vaciado incompleto, la mala postura o la suplementación con biberón, son algunos errores frecuentes. Los bebés interactúan con su madre y necesitan su contacto, de ahí que si llora no siempre es porque tiene hambre, y si se calma con la leche materna no es siempre porque necesita comer.Fuentes: Ing. José del Carmen Valenzuela, Ley No. 8-95, Comisión Nacional de Lactancia Materna, Consumer.es
Por Plinio Polanco