De los encadenados de abril la parte mala es que solo he leído dos libros, la parte buena es que es este post será más corto de lo habitual.
Americanahh de Chimamanda Ngozi Adichie ha sido la novela del mes. El verano pasado Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo fue una lectura muy interesante. Me gusta Chimamanda, me gusta cómo habla, las cosas qué dice y estoy de acuerdo con muchas de sus opiniones. Tenía curiosidad por sus novelas y ésta, la última que ha publicado, me la regalaron mis hijas por mi cumpleaños.
Americanahh es una de esas novelas en las que pasan cosas. Los protagonistas, Ifemelu y Obinze se conocen, en su adolescencia, en Nigeria. A partir de ahí y para no reventaros la novela les pasan un montón de cosas, les pasa la vida y ellos van cambiando, madurando, relacionándose con el mundo de manera diferente cuando salen de Nigeria. Literariamente hablando la novela no es gran cosa, el lenguaje es sencillo, se cuentan cosas interesantes pero la manera de contarlas no te impacta. Se lee deprisa, pasando de una cosa a otra, de una peripecia a otra. Apenas he doblado esquinas. Esto no quiere decir que la novela no esté bien pero más allá de las historietas que les pasan su mayor mérito es enfrentar al lector occidental, a mí, a unas realidades completamente ajenas, desconocidas. Para empezar jamás había leído nada sobre Nigeria, la vida allí, las costumbres, las preocupaciones de la gente, la comida, la ropa, los horarios, todo ha sido nuevo. Por otro lado, Americanahh me ha hecho reflexionar sobre mis ideas o, mejor dicho, mis no ideas sobre el tema de la raza. Para mí, hasta ahora, ser negro era una categoría absoluta sin matices. Leyendo a Chimamanda y las experiencias de sus protagonistas, tanto en Nigeria como en los países a los que emigran, me he dado cuenta de que no es así. Ellos no piensan que son negros hasta que salen de su país, no son conscientes de ello hasta todo lo que son desde el color de su piel hasta como se peinan o las palabras que escogen hablando en inglés o la ropa que llevan es considerada «cosa de negros». ¿Pienso yo alguna vez en que soy blanca?
«La única razón por la que dices que la raza no fue causa de conflictos es porque desearías que no lo hubiera sido. Es lo que deseamos todos. Pero es mentira. Yo vengo de un país donde la raza no e motivo de conflicto; no pensaba en mí como negra, y me convertí en negra precisamente cuando llegué a Estados Unidos. Cuando eres negro en Estados Unidos y te enamoras de una persona blanca, la raza no importa mientras estáis los dos juntos, y a solas, porque estáis únicamente vosotros y vuestro amor. Pero en cuanto salí a la calle, la raza sí importa. Pero no hablamos de ello. No comentamos siquiera a nuestras parejas blancas los pequeños detalles que nos sacan de quicio, ni las cosas que nos gustaría que entendieran mejor, porque nos preocupa que digan que exageramos, o que somos demasiado susceptibles».
Recomiendo Americanah porque es una novela entretenida, no te cambia la vida pero te hac pararte a revisar tus propias ideas sobre lo que significa o puede significar la raza. Nada más terminar la novela y por una de esas casualidades cósmicas vi el documental I´m not your negro de James Baldwin, lo recomiendo también aunque aviso que es un poco árido.
A Los primeros editores de Alessandro Marzo Magno llegué por una recomendación de Silvia Broome en twitter, lo pedí a los Reyes Magos y cómo me había portado fenomenal, me lo trajeron. Lo primero que tengo que decir es que la edición de Malpaso es maravillosa.
Cuando me encuentro con libros tan bien editados siempre pienso que jamás seré capaz de pasarme al libro electrónico. Disfruto tanto el tacto de los libros, las tapas, las solapas, el roce de las páginas, los colores que pensar en un libro reducido a unas letras en una pantalla me entristece. Y este libro hasta tiene los cantos de las páginas de color rojo. Rojo veneciano porque de Venecia trata el libro.
Los primeros editores es un torrente de datos sobre libros, editores, impresores, autores y descubridores de tesoros impresos. Es un libro interesantísimo. Cuando uno piensa en la historia del libro, uno piensa: piedras, papiros, pergaminos, manuscritos, Gutenberg, incunable, libros. Y ya está. Marzo Magno nos coge de la mano, descorre las cortinas de la historia y nos hace asomarnos a una ciudad llena de librerías e imprentas. Venecia fue el centro impresor y editorial del mundo durante todo el siglo XVI. Allí trabajó el Miguel Ángel de la imprenta, Aldo Manuzio. A él le debemos la invención del libro de bolsillo, de la cursiva, del punto y coma, de los best sellers. Publica además el que es considerado el libro más bello jamás impreso, el Hypnetotomachia Poliphili (Polífilo), un libro lujurioso y pagano con representaciones eróticas y pornográficos escrito por el fraile dominico Francesco Colonna.
Marzo Magno, además, nos cuenta como en Venecia se imprimió el primer Corán de la historia, los primeros libros de cocina, los primeros libros en arameo, en griego, los primeros libros sobre cosmética, los primeros atlas. Allí también se estableció Pietro Aretino el primer autor de bestsellers gracia a sus diálogos pornográficos. Probablemente el adjetivo que más aparece en todo el libro sea primero. Los primeros editores es un libro de divulgación ameno y entretenido que a cualquiera que le interesen los libros le gustará. Además es curioso como su lectura te permite descubrir tu inmenso desconocimiento sobre la historia del libro impreso y, a la vez, te asombra que el libro tal y como lo conocemos formalmente es cómo es gracias a aquellos primeros editores. Ellos crearon el libro que casi siempre tengo en mis manos. Esta frase colgaba en la puerta del despacho de Aldo Manuzio en 1515.
«Quienquiera que seas, Aldo te pide que expongas tu cuestión con brevedad y te vayas cuanto antes»
He expuesto mis encadenados y he sido breve. Hasta los encadenados del mes de mayo.