No ha sido un gran año de lecturas. Ha sido pasable, lo mejor en los primeros seis meses del año, después los libros y yo hemos sufrido un desencuentro, un distanciamiento, un sí pero no. Yo busco algo que me enamore y ni siquiera encuentro algo que me entretenga.
Nunca me abandones de Kazuo Ishiguro. Compré este libro en la Cuesta Moyano un día de octubre. Había leído "Lo que queda del día" en su momento y decidí probar con otro del mismo autor. Ha sido un desastre. Es una historia entre terrorífica, de Superpop y de ciencia ficción. No sé si me ha pillado muy mayor, muy lista o cansada.
En un tiempo indeterminado entre la II Guerra Mundial y los años 80 unos jóvenes son clonados y criados en colegios con la única función de en su día ser donantes de órganos. Como premisa de historia de ciencia ficción y distopias no está mal, pero el problema es que Ishiguro se centra en tres de esos niños y en contar su historia hasta que son adultos y es un aburrimiento. La voz narradora que es la de una de esas niñas que nos la cuentan desde su madurez no hay quien se la crea, la historia de amistad, amor y luego más amor en un encuentro que el lector ya sabe que ocurrirá desde la página 1 pero que inexplicablemente parece sorprender a los protagonistas y lo que es peor al autor, está escrita con desgana absoluta. Final trágico y chimpón.
"En cierto modo, el sexo había llegado a ser como lo de "ser creativo" unos años antes. Era como si, si no lo habías hecho nunca, tuvieras que hacerlo, y pronto".Esto me hizo gracia porque se puede aplicar ahora mismo a lo de ser creativo, sal de tu zona de confort y todas esas cosas que se ponen de moda.
El siguiente desastre del mes fue Noticias del paraiso de David Lodge, otro autor que compré en la Cuesta Moyano porque otros libros suyos me encantaron. Con Lodge me pasa que unas veces me encanta y quiero que sus libros no se acaben nunca y otras veces me parecen una pérdida de tiempo y una bobería desde la página 1. Cuando son una bobería, a veces, son graciosos pero en este caso ni eso. Un cura que ya no cree, un padre cascarrabias, Hawai...blablablablabla. Me aburro. Sé que volveré con Lodge porque es como un viejo amigo al que le perdono todo...
Para mis amigos profesores doblé esta esquina:
"Levi-Strauss dice en alguna parte que "el estudiante que elige la profesión de la enseñanza no se despide del mundo de la infancia, sino que, muy al contrario, trata de permanecer dentro de él".Terminé mi año lector el 31 de diciembre con una lectura que me llegó por la magia del blog. Escribí un post sobre Enamorarse leyendo, hablaba de un libro de mi infancia y ¡alehop! el libro en cuestión apareció en mi buzón. ¡Gracias Moni!
Papa Piernaslargas Jean Webster es un clásico de mi niñez. Lo leí en una edición de tapas de cartón con un dibujo super de los 50 y me encantó. No sé las veces que lo leí y releí. Tenía un recuerdo maravilloso de él y me daba miedo leerlo ahora, con 42 años y que me pareciera una memez. Pero no, Papaíto Piernas Largas es un libro bonito. Una historia sencilla contada con mucho humor y mucho encanto. Escrito en 1912 cuenta una historia que ahora mismo nos chirría en muchos aspectos pero en otros es increíblemente moderna. La actitud de la protagonista que con 18 años en 1912 quiere ser independiente, quiere ser escritora, no depender de nadie y el benefactor que la ayuda para que llegue a ser todo eso, no para que sea simplemente un ama de casa. Es un libro fabuloso y si tenéis hijas adolescentes es muy posible que les guste.
Por una de estas conexiones cósmicas que me ocurren lo he leído poco después de ir a ver Sufragistas y estar dándole vueltas al tema de los derechos de la mujer y por eso me llamó mucho más la atención (obviamente con 12 años no hice ni caso a ese tema) frases como:
"Yo creo decididamente en mi libre albedrío y en mi poder de realizar cosas por mi misma. Creo que es la única creencia capaz de mover montañas".
"El único modo de compensarle es convirtiéndome en un ciudadano muy útil. (¿Las mujeres son ciudadanos? Me parece que no.)
Ha sido un relectura maravillosa para terminar el año y un reencuentro con mi yo de 12 años. Lo recomiendo muchísimo y además Turner lo acaba de reeditar.
Y con esto y un bizcocho terminan las 52 lecturas encadenadas del año que podéis ver aquí.