Revista Cultura y Ocio
Si tenéis curiosidad por saber cómo he pasado el mes, imaginadme con una manta de cuadros cubriéndome las rodillas y un libro en las manos. Boca arriba, de un lado, de otro, dormitando a ratos y completamente insomne cuando se supone que debería dormir. Esa he sido yo todo el mes de mayo y por eso tengo que dividir las lecturas encadenadas del mes en dos posts, porque por mis manos han pasado 9 libros.
Al lío.
Todo cuanto amé de Siri Hustvedt. Empecé el mes con una relectura. Recuerdo cuando compré este libro un frío día de invierno de 2004 con M en el cochecito. Lo compré porque había leído sobre él en un foro. No fue una recomendación entusiasta, sólo una frase de alguien "Dejad de leer a Auster y leed a su mujer". Lo compré siguiendo esa escueta recomendación, lo leí y me fascinó. Me fascinó tanto que fui a que me lo firmará Siri. 10 años después ha vuelto a llamarme y lo he releído porque a pesar de saber que en su día me había encantado, no conseguía recordar por qué me había gustado tantísimo.
Lo releí en cinco días y no sé si me ha gustado o no. Creo que en estos diez años que han pasado me he hecho "mejor" lectora o mejor dicho, leo de otra manera, leo mejor. Se que en esta relectura, he visto cosas que no percibí en el 2004, algunas por mi experiencia vital y otras por la cantidad de lecturas que he hecho desde entonces. Por ejemplo, en esta lectura me he dado cuenta de que hay muchos detalles en esta novela que son en parte autobiográficos, o mejor dicho, Siri introduce en la trama aspectos de su vida: la boda en medio de una tormenta, el pasado noruego de la familia de una de las protagonistas, la pasión por el baseball de otro... y lo sé porque son detalles que Auster cuenta en su Diario de Invierno.
Probablemente mi experiencia escritora (en el 2004 ni escribía ni tenía la más mínima intención de hacerlo) también haya influido en mi percepción actual del libro.
Es una historia sobre parejas, amistades, arte, paternidad. Es angustiosa y duele (tengo pendiente hablar de los libros que duelen). Transmite la horrible sensación de que a pesar de lo queramos creer (y la autoayuda nos incite a ello) se puede vivir toda la vida siendo intensa y profundamente infeliz y siendo consciente de ello. Es una idea aterradora.
Todo cuanto amé es una buena novela que creo que hay que es mejor leer con 40 años que con 30.
"Bill, al igual que todo el mundo, reescribió su vida. Los recuerdos de las personas mayores son distintos de los de los jóvenes. Lo que a los cuarenta años nos parece vital bien puede haber perdido su importancia a los setenta. Al fin y al cabo, nos inventamos historias a partir del fugaz material sensorial que nos bombardea a cada instante, que no es sino una serie fragmentada de imágenes, conversaciones, aromas y contactos de personas y cosas. La mayor parte de esta información la eliminamos para así vivir en algo parecido al orden, y seguimos barajando una y otra vez nuestros recuerdos hasta que morimos."
"Siempre piensas que si de verdad quieres a tu hijo estas cosas no pueden pasar - dijo- y elevó los ojos hacia mi con expresión feroz.- ¿Cómo ha podido pasar?"
La higuera de Ramiro Pinilla. Vuelta a Getxo, vuelta a Don Manuel y doña Mercedes. En este caso la historia va sobre vencedores y vencidos de la Guerra Civil y como ganar una guerra puede no significar ganar una vida. Es la historia de una venganza muda o más bien la historia de cómo vivir una vida aplastado por la culpabilidad, paladeándola porque no se puede dejar atrás. Me gusta Pinilla, es como volver a casa. Abro el libro y estoy en Getxo, casi oigo el mar, siento la lluvia, veo el verde de los montes y saludo a los personajes como viejos conocidos.
Por supuesto y lo repito una vez más, hay que empezar por la trilogía para descubrirlo como se debe.
Los cañones de agosto: Treinta y un días de 1914 que cambiaron la faz del mundo de Barbara W. Tuchman. Regalo de un descerebrado por mi cumpleaños. Mil gracias Javi.
Nada mejor para combinar con mi mantita de cuadros y mi convalecencia que un libro sobre los comienzos de la I Guerra Mundial. No hay nada más decadente que esos meses de 1914 previos a la invasión de Bélgica por parte de Alemania que destruyó completamente toda Europa, sus estructuras sociales, políticas, económicas y que obligó a los europeos a reinventarse desde cero, a vivir con la idea de que todo lo que habían conocido hasta entonces desaparecería para siempre.
Es un libro super exhaustivo sobre los meses precedentes al estallido de la guerra y sobre las campañas, movimientos de tropas y batallas que se llevaron a cabo en el primer mes de la guerra, agosto de 1914. La autora, Barbara W. Tuchman ganó el Premio Pulitzer con este libro. Fue uno de los primeros trabajos sobre ese conflicto y la señora Tuchman realizó un trabajo de documentación y estudio absolutamente apabullante... a veces demasiado apabullante porque tu cabeza ya no es capaz de asimilar más nombres de diplomáticos, más batallas, más generales y más telegramas que van y vienen entre absolutos incompetentes aferrados a la idea de que "la guerra sólo duraría unos meses".
La conclusión al terminar el libro y dejar a los dos frentes enfangados en el barro, es que fue una guerra que comenzó por la ambición política de Alemania por un lado y la falta de pensamiento realista y crítico por parte de las potencias aliadas. Todos pensaban que sería una guerra de batallas corta y acabaron llevando a Europa a un conflicto terrible del que nadie salió ganador y que volvió a reactivarse casi por las mismas causas 20 años después.
Diario de una dama de provincias de E.M. Delafield. Novelita que responde perfectamente al término "novelita". Es el diario de una señora británica en 1947, el antecedente de Bridget Jones en el que la preocupación por el peso y el trabajo están sustituidos por la preocupación por las finanzas familiares, la corrección en las relaciones sociales y los problemas con el servicio doméstico.
Completamente intrascendente y carente de interés. He leído reseñas por ahí que hablan de su "delicioso humor" pero debe ser que a mi el humor "delicioso" no me hace gracia. Para leer con completo encefalograma plano.
Cómo hablar de los libros que no se han leído de Pierre Bayard. Este libro llevaba en mi lista de pendientes desde que leí una crítica bastante entusiasta de ND, cómo él no suele entusiasmarse con casi nada me picó la curiosidad. Lamentablemente no comporta el entusiasmo para nada. Me ha parecido bastante pedante y soporífero. Detecto un peculiar estilo de escritura entre los autores franceses que en muchos casos me resulta afectado y poco cercano y que en el caso de no engancharme por el fondo de la historia hace que me distancia muchísimo del libro.
Bayard es profesor de literatura y francés. Una combinación explosiva. Defiende la actitud de hablar sobre libros que no se han leído y reconocer abiertamente cuando no se han leído. Partiendo de la base de que yo no tengo ningún problema en decir que no he leído algo o en despellejar un libro cuando me ha parecido espantoso, no entiendo los remilgos.
A pesar de que no me ha gustado y no es un libro que recomiende, tiene algunas reflexiones bastante interesantes y que sí comparto.
"Tener, si no las mismas lecturas, al menos lecturas comunes con el otro - lo cual quiere decir, de hecho, las mismas no-lecturas - es una de las condiciones de una buena alianza amorosa. De ahí la necesidad, desde el comienzo de la relación, de mostrarse a la altura de las expectativas del ser amado haciéndole sentir la proximidad de nuestras bibliotecas interiores."
Y hasta aquí la mitad de mi mes lector... la semana que viene la segunda parte. Y leed a Siri.